CAPÍTULO 46

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- Buenos días, familia - dice Azael al entrar al comedor donde todos ya están en sus puestos.

- Buenos días cariño - responde Raizad, dándole un par de besos en la mejilla.

- Buenos días - saludo en general con una sonrisa.

- Este es nuestro último desayuno del año, ¡qué gran año! - dice Carlos de repente.

- Igual en cualquier momento me voy a morir - interviene Aurora.

- ¡Abuela! - exclama Mariana.

- Ya te he dicho, muchachita de mierda, que no me tienes que corregir - todos en la mesa ríen ante la actitud de la abuela Aurora.

- Abuela, compórtate. ¿Te tomaste tus pastillas? - pregunta Azael.

- Ahora me estás diciendo vieja loca - responde ceñuda.

- Pero te amo así - le dice Azael con ternura, besándole la mejilla a la abuela. Me asombra su actitud; quién lo diría don Britt.

- ¿Estás lista, cuñada? Nos iremos a tomar esos masajes que he estado esperando toda la noche - dice Mariana.

- Claro, será divertido - dice Penélope, llamando la atención de todos en la mesa. -¡Y la fiesta de esta noche! ¡Máscaras! - aplaude.

Me acerco a Azael y le pregunto en un susurro:

- ¿Máscaras?

-Me olvidé de contarte. Aunque me enteré anoche, no te preocupes, me encargaré de eso - me guiña el ojo.

- Cuñada, es tarde - dice Mariana levantándose del asiento y mirando su reloj.

- Pero no he desayunado... - intento interrumpir.

- Comeremos algo de Starbucks, yo invito - me encojo de hombros - Muévete, mijita, no tenemos todo el día.

- ¿Llevarán a Araceli? - pregunta Andriel uniéndose a la conversación.

- Obvio que sí, padre, pero sabes que ella demora un siglo entero - me muerdo la lengua para no reír.

Dios, creo que nos llevaremos súper bien.

-Pero, aun así, es la enamorada de tu hermano Eduardo - dice ceñudo.

- Lo sé padre - rueda los ojos - Ya hablamos, nos esperará en el spa de siempre - agarra mi mano y comienza a arrastrarme hacia la puerta para irnos.

- Disfruten. Por cierto, Janine, cuando llegues, ven a verme - dice Aurora. Asiento antes de desaparecer de su vista.

- Me dejarán afuera de un día de spa - se queja Penélope al llegar a nuestro lado. Trato de no poner los ojos en blanco.

El viaje en el auto fue demasiado cómodo para mi gusto, pasamos por un Starbucks para comprar mi desayuno como prometió mariana, y dejé de lado la presencia de la prima de Azael. Aunque, pensándolo bien, por un tiempo será mi prima política también. Sacudí esos pensamientos de mi cabeza.

En menos de lo que canta un gallo, llegamos al spa donde Mariana siempre se hace esos tratamientos de masajes y belleza como nos estaba contando. Estaciono el auto mientras esperábamos afuera, y una amable funcionaria del establecimiento nos recibió con una sonrisa y su impecable uniforme de trabajo, guiándonos hacia las áreas donde podríamos relajarnos y los precios, por supuesto.

Después de cambiar nuestras ropas por batas, agradecí a Mariana una vez más cuando estuve lista.

-Tranquila, no soy la típica cuñada amargada. Al contrario, soy muy imperativa. Cualquier día de estos te llevaré a una discoteca, aunque mi hermanito me quiera asesinar - bromeó Mariana.

Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora