CAPITULO 55

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—Hola, soy Ava Monserrate, y me encargaré de mostrarles los bocetos de las invitaciones. Pasen, por favor —dijo una joven amable y muy guapa, alta, delgada, cabello negro, ojos cafés claro y una piel tan blanca como la leche. Nos condujo al tercer piso de un enorme edificio después de que Azael hablara con la recepcionista.

Nos sentamos en unos elegantes muebles, esperando a que regresara la joven. El celular de Azael sonó y él se levantó, caminando unos pasos lejos de nosotras para atender la llamada.

—¿Por qué te comportas así? —me susurró Lisbeth al oído.

—No sé, solo de verle la cara quiero estamparle una piedra. ¿Eso está mal? —pregunté mirándola inocente.

—Contigo no se puede —negó con la cabeza— Compórtate —me ordenó, lanzándome una mirada intensa.

—Me rindo, está bien —dije sonriéndole. Esto me estaba pareciendo divertido, ¡aguafiestas!

—Disculpen la espera. Los chicos les entregarán diferentes modelos de tarjetas de invitación para su boda —dijo Ava, entrelazando las manos frente a ella—. Como ustedes son un caso especial, están distribuidos por diferentes tipos. Me refiero a que se pongan de acuerdo en elegir la indicada.

Asentimos mientras Azael caminaba hacia nosotras, observando lo que los asistentes de Ava dejaban sobre la gran mesa de vidrio.

—Antes de empezar a buscar su diseño de tarjeta de invitación, deben tener definido qué tipo de matrimonio será: ¿tal vez vintage, elegante o moderno? De esa elección dependerá el estilo de su tarjeta. Tenemos muchos estilos con múltiples opciones de colores brillantes, suaves o glamurosos. Nuestra recomendación es que antes de tomar cualquier decisión a la ligera, se detengan un momento a pensar en la temática de su matrimonio y qué quieren transmitir en él. De esta manera podrán inspirarse y elegir la mejor opción. Eso es lo que le decimos a nuestros clientes.

—Me parece perfecto —le respondo amablemente— Gracias.

—No se preocupen, para eso estamos. Los dejaré solos para que puedan mirar los bocetos de muestra —nos sonríe antes de irse. Azael me observa.

—¿Te encuentras mejor? —pregunta atento.

—Solo estaba molestándote —ruedo los ojos— ¿Verdad, Lisbeth? —giro hacia mi amiga.

—No me metas en problemas de pareja —se ríe.

—Elige cuál te guste más —dice Azael.

—Todas son muy lindas, pero no me gusta lo glamuroso. Aunque viendo cómo es el lugar, cualquier elección se quedaría corta. ¿Ayuda? —hago un puchero.

—Podemos empezar con las clásicas prediseñadas, rectangulares o cuadradas, con corte láser y diseños como flores o diamantes. Estas son las elegantes —dice, pasándome algunas. Hago una mueca, son demasiado elegantes y costarían el doble que mi apartamento.

—Este diseño, en cambio, es más para un evento al aire libre, ¿cierto? —asienten—. Es muy lindo, pero no va con la temática que pensamos.

—Mira esta —dice pasándome un modelo diferente a los anteriores, de color verde con dorado y una cinta rosa. Me quedo perpleja, dejo de respirar. Es la invitación de mi boda con Víctor.

Qué pequeño es el mundo.

—¿Te pasa algo, Janine? —pregunta Lisbeth preocupada, llamando la atención de Azael.

—Sí, solo fue un mareo —respondo, desviando la mirada hacia la invitación. Mis ojos pican y pestañeo un par de veces para evitar que se acumulen las lágrimas. Dejo esa tarjeta a un lado y seguimos mirando algunas más, toda la mesa está hecha un revoltijo.

Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora