CAPÍTULO 36

1.5K 108 4
                                    

El día más esperado para los empleados de Britt Companies and Exports había llegado. Yo, inquieta, me movía de un lado a otro, asegurándome de que todo estuviera perfecto para esta noche. Las chicas me ayudaban decidir dónde colocar cada cosa y, hacia la media tarde, quedamos satisfechas con lo que habíamos logrado.

Todo lucía impecable.

- Me retiro, chicas. En quince minutos tengo cita en el salón de belleza - anunció Natalia.

- Gracias por todo - le di un beso en las mejillas. - Nosotras también nos vamos, o no tendremos suficiente tiempo para prepararnos.

- Es cierto - Erika hizo un puchero. - Esta noche vamos a beber como si no hubiera mañana.

- Y yo les daré una sorpresa - susurré, dejando un atisbo de misterio en el aire.

- ¿Una sorpresa? - frunció el ceño.

- Solo esperen - me encogí de hombros, alejándome un poco de ellas para tomar mi bolso. Saqué mi celular y marqué el número de Lisbeth, quien asistiría conmigo esta noche. Contestó después de dos tonos.

"Llamada en curso"

- Linda, ¿ya estás lista para salir? - se escuchó la voz de Lisbeth al otro lado.

- Sí, por eso te llamaba. Te espero afuera de casa en veinte minutos - respondí mientras caminaba junto a las chicas hacia la salida.

- Está bien - me lanzó un par de besos y colgó.

"Fin de la llamada"

- ¿Dónde te arreglarás? - preguntó Natalia, sacando el seguro del auto.

- La verdad, no tengo ni idea - sonreí. - Lo dejé en manos de Lis.

- Qué suerte. Yo no había decidido hasta esta mañana dónde ir - comentó Gabriela.

- Díganme a dónde las llevo antes de que se nos haga tarde - propuse.

- A mí a casa - respondí, guardando mi celular en el bolso.

- Ya te dije antes - se encogió de hombros. Natalia asintió y encendió el auto, dirigiéndose directamente a los lugares indicados.

En menos de media hora, ya me encontraba con mi querida hermana Lisbeth, directo al salón. Mis manos comenzaron a sudar solo de pensar en mi decisión de convertirme en la prometida de mi ¿jefe? Mi vida se había vuelto una especie de novela de Wattpad.

Entramos en el lugar encantador que Lisbeth había elegido y saludamos a la dueña con una sonrisa. Nos indicó dónde sentarnos y se acercó una de las ayudantes para preguntarnos qué servicios deseábamos. Lisbeth pidió un tratamiento completo para mí, mientras yo dejaba claro que no tenía ni idea del tipo de vestido que usaría. Detestaba las compras exhaustivas; siempre optaba por un par de camisetas y faldas y listo.

Pero Lisbeth era todo lo contrario. Le das una tarjeta de crédito y te deja en bancarrota.

- Por favor, siéntese en esa silla - me interrumpió la estilista, sacándome de mis pensamientos.

- ¿Disculpé? - la miré apenada. Mi amiga rodó los ojos divertida mientras le hacían las manos.

- Le lavaré el cabello - asentí y caminé hacia la silla indicada. Me recosté hacia atrás, dejando que lavaran suavemente mi cabello con sus productos. No pasaron ni cinco minutos cuando ya me estaban secando el cabello con una toalla y me levanté para regresar a la silla principal.

Sálvame: El cambio que hace el amor verdadero a alguien con corazon de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora