El Silencio Dijo Sí

Cepeda Ocaña

-¿Falta mucho?
-Hay gente delante de nosotros.
-Yo hablo con el doctor,seguro que te atiende.
-Ven aquí anda.

Era cierto.Si esa niña le hacia la encerrona al doctor y abria su pico de oro probablemente nos atenderia antes.
Decido que para dejar a un lado el nerviosismo que tiene la futura hermana la mejor opción es darle mi móvil y que se entretenga escuchando grabaciones perdidas de alguna canción compuesta.
Después de diez minutos convenciendo a su madre podemos tener unos minutos de paz en la sala de espera.

-Aitana Ocaña.

Nunca había deseado tanto oir su nombre completo en una sala de hospital.

-Doctor,¿me lo puede poner a mi?
-Supongo que tu serás la hermana mayor,¿te parece si se lo hacemos a mamá y luego a ti?

La niña asiente ilusionada mientras corre a mis brazos para observar la pantalla.
Nadie había dicho que esa busca que ocupaba el lado derecho de la habitación no podía ser ocupada por dos.
Mi mano y la de Aitana juntas y la de Julia, encima.
Me hubieran dado a elegir mi muerte y hubiese sido esa.

-Está muy bien,es una niña.¡Felicidades!

Aitana mira perpleja la pantalla y a mi se me resbalan un par de lágrimas que Julia se encarga de secar.

-Se va a llamar Gala.
-¿No quedamos en que íbamos a sacar un papel?
-Mamá, es que escribí Gala en los tres.

La sala se inunda de risas y Aitana y yo nos miramos por primera vez a los ojos.

-Por mi os podéis dar un beso, pero cortito Luis que es mi madre.

El médico parece pasárselo en grande y juraría que ya se estaba planteando la opción de quedarsela, como todo el que conocía a ese ser de luz.

Y si,beso a su madre porque cada vez veíamos más cerca el final feliz.

-¿Gala?
-¿Te gusta?

Asiento.

-Gala.

-Bueno familia, nos vemos dentro de quince días.Aitana, sigue cuidandote.
Y por cierto, mucha suerte, si os sale igual que la mayor vais a ser muy afortunados.
-Gracias, por todo.

Pues resulta que ya podíamos encargar los chupetes personalizados.
Ya tenía nombre.

Gala Cepeda Ocaña