Donde hubo fuego

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3 años después.

-Julia,baja ya por favor,tu padre nos va a matar.

Al ver que mi hija,la mayor,no baja decido invitar a Luis a tomar algo.
Él no rechaza la propuesta y se sienta en el sofá sin pedir nada,no había necesidad,yo tenía claro lo que le gustaba tomar.

Después de haber luchado juntos por la custodia de Julia y que nos la concedieran nuestra felicidad se hizo aún mayor pero para nadie es un secreto que nada dura para siempre.

Los últimos meses nada más que discutiamos y para ser sincera,no era nada agradable para nuestras hijas crecer así.
Lo más sensato era una separación amistosa que ahora nos deja como amigos con dos intereses en común.

Julia decidía cuando quería irse con su padre y cuando se quería quedar conmigo,con diez años decidimos que era lo mejor,no presionarle a estar con ninguno de los dos y mientras Luis no estuviera ocupado con su trabajo en otra ciudad lo haríamos así.

Gala aún seguia los pasos de su inseparable hermana.
Con tres años ya razonaba bastante bien pero prefería dormir con Julia donde quiera que estuviese.

-¡Ya estoy papá!

Esbozo una sonrisa por la tardanza de mi hija.

-Estaba a punto de subir por si acaso.
-Eres un exagerado.

Julia le rueda los ojos a su padre.
Tenían una relación envidiable,a pesar de que se sacaban de quicio cuando se picaban eran los mejores amigos y cuando habia que respetar a Luis como padre Julia lo captaba sin problema.

-Adiós Aitana,deseame suerte.
Luis coge a Gala mientras me despido de Julia dándole todos los besos que me permite sin zafarse.
-Adiós mamá,¿Podemos llamarte esta noche?
-Si papá puede claro que si Galita.-le doy unos ocho besos a ella también y termino dejando uno en el moflete de Luis-.

Julia al principio no había tomado del todo bien la noticia de que sus padres iban a vivir separados pero con el tiempo terminó aceptandolo,sonreía a ratos viéndonos hablar cordialmente y sin éxito ninguno tiraba indirectas.

Gala,por su parte,simplemente tomaba como referente a su hermana,sin saber muy bien que sentir a su corta edad.

La realidad es que a ninguna de las dos había echado en falta un padre o una madre cuando nos necesitaban y no habiamos fallado a ningún momento importante de sus vidas.

Cuando los veo salir por la puerta hago como cada vez que le vuelvo a echar de menos y como cada vez que me quedo sola en casa.

Mi reproductor de música recibe la voz de Luis de una forma que consigue calmarme y ponerme nerviosa a partes iguales.
Lo cierto es que esa era mi costumbre,ponerme sus discos en bucle para asegurarme de que alguna vez fue real lo que ahora no es más que una simple amistad que probablemente no tendriamos si no hubieran más personas de por medio.

Oigo pasar mas de treinta canciones y cuando me hago a la idea de que donde hubo fuego ya solo quedan cenizas las vuelvo a oir otra vez para asi volverme a hacer a la idea.

Por muchas ideas que me hiciera,
muy dentro de mí,
sabía que donde hubo fuego,
canciones quedan.

El Silencio Dijo SíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora