El Silencio Dijo Sí

Agua

El tercer trimestre de embarazo me estaba sentando demasiado bien y para mi sorpresa habia dejado que las cosas fluyeran.
En mi primer embarazo me había preocupado tanto por otras cosas que al final habia olvidado disfrutar de lo más importante.
Este lo estaba aprovechando mucho más.
Sentía cada beso que Julia le daba a su hermana a través de mi tripa o cada canción que Luis susurraba en el lado derecho de mi ombligo.

Decidimos que era una buena noche para invitar a Aiti y a Amaia a cenar y de paso ya,hacer fiesta de pijamas.
Era increíble la conexión que tenían las niñas.
Nos veia reflejadas a mi y a Amaia cuando eramos pequeñas.
Cuando decíamos que íbamos a estar juntas hasta que nos hiciéramos viejas y que nuestras hijas nos iban a llamar tia respectivamente.
Que caprichosa la vida que cumple los sueños que mas deseas.

Ese sofá en el que antes cabiamos dos personas y una embarazada ahora se agranda para recibir a cinco.
Claro que el espacio no quedaba tan reducido si nos fijabamos en que las niñas habian hecho montaña sobre Luis y contaban como una sola persona.

-Amaia,te estás quedando dormida.
-¿Tú que sabrás?
-Uy,que humores.
-Lo siento.Cuando tengo sueño me pongo de mala leche.

Esa frase me hace recordar las mañanas de instituto en las que era imposible hablarle hasta segunda hora porque corrias el riesgo de llevarte un mordisco.

-¿Dormimos todos juntos hoy?Podemos traer los colchones al salón.
-Por mi sí.
Las dos miramos a Luis y él asiente con la cabeza.

Me levanto para ir al baño pero la voz de Amaia me hace parar.

-Joder Aitana,tienes el muelle flojo.
-¿Que dices?
-Te has hecho pis en el sofá.

Miro al sofá y luego a Amaia.
Frunzo el ceño y miro hacia mis piernas.

Luis abre muchisimo los ojos y pronuncia las cuantro palabras más temidas y a la vez mas deseadas.

-Aiti,has roto aguas.