La cuarta hoja de mi trébol.

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-Perdón.
-No tienes que hacerlo Luis.
-Quiero hacerlo,las niñas no tienen ningún problema con vosotros y merecían conocer a sus abuelos mucho antes.
-¿Te has enfadado con Aitana?
-Al principio no me sentó bien pero tranquila que estamos mejor que nunca.
-Gracias por venir hijo.
-No me des las gracias.Por cierto,os queremos invitar a cenar a casa.
-Por nosotros está bien.
-Nos vemos el sábado.

Me abrazan a modo de despedida y me vuelven a recomponer.
Siempre nos levantaríamos juntos una vez más de las que nos caigamos.
El karma al final tenía razón,volveríamos a vernos y a querernos.
Y mirarlos a los ojos seguía produciendo lo mismo en mi.Porque hay miradas que dicen que sí,que te lances de una puñetera vez.
Me hace especial ilusión la sonrisa en el rostro de mi madre. Algo de mí siempre quedó con ella y algo de ella siempre quedó conmigo aunque cada quien hiciera su vida y cumpliera su destino.
A partir de ahora cada vez que pasara algo de tiempo iba a buscar la excusa más tonta y les iba a hablar.

Al salir de casa de mis padres para coger un avión y dirigirme al próximo lugar donde daría mi penúltimo lugar decido hacerle una vídeo llamada a Aitana.
No tarda más de cuarenta segundos en cogerlo.
Y ahí estaba,tan bonita como un buen libro y un día de descanso.
Era preciosa con sus agobios y con la sonrisa que se le quedaba cuando le decía veinte veces al día que la quería.
-¿Cómo te ha ido?
No se le escapaba nada.
-Muy bien.
-¿Solo eso?
-Me dieron un abrazo y aunque fue mudo me dijo que estaban ahí para quitarme todos los males.
Sonríe y suspira.
-Me alegro mucho.
-Oye,¿Julita ya se ha dormido?
-Está en su habitación con Gala mientras preparo la cena.
-Déjame verlas porfa.
Hago un puchero y enseguida camina por ese pasillo que no sabía que echaba tanto de menos hasta ese momento.

Entra en la habitación y le dice a la niña que alguien quiere hablar con ella.
-Pues yo no.
-¿Con papá tampoco?
Al oír mi voz le arrebata el teléfono a su madre que niega con la cabeza informándonos de que nos deja para que hablemos solos.
-Hola.
-Hola princesa,¿por qué no quieres hablar con nadie?
-No sabía que eras tú.
-¿Dónde está el problema? Terminamos antes si me lo dices ya.
-El problema está en que no estás.
Me invade algo muy raro por todo el cuerpo y aunque para subirme a un escenario me sobran palabras en ese momento me falta hasta el aire.
-Voy a casa el sábado.
-¿En serio?
-Muy enserio,y voy con los abuelos.
-¿De verdad?Me caen muy bien y además ,el abuelo hace unas guitarras preciosas.
-¿Tan preciosas como tú?
Sonríe y me salva la vida.
-Un poco menos.

Era cierto ,no eran tan bonitas como ella.
Las siete maravillas del mundo tenían envidia de que yo sólo la contemplará a ella como algo excepcional.
A ella le había tocado la mejor versión de mí,la que nunca nadie a tenido y que nadie nunca va a tener.
La versión de alguien que la mira a través de una pantalla con sonrisa de idiota y orgullo de padre.

-Nada es tan bonito como tú.
-Te quiero papá.

No era la primera vez que lo escuchaba pero mi seguía produciendo los mismos sentimientos.
Era algo difícil de explicar si no tenía una guitarra en mano.
Porque sí,ella ya era canción ,yo sólo tenía el privilegio de ponerla sobre un papel y entonarla de vez en cuando de modo aleatorio.

-La vida es más bonita cuando me llamas así.
Se queda pensativa y se va a la cama con su hermana llevándome a mí en el móvil.
-¿Nos cantas?
Eso era un espectáculo de magia.Ella me pedía una canción y sonreía y a mí se me pasaba todo.Sonreir,ese era su truco.
-Claro.
Me coloca en un lugar estratégico donde las puedo ver a las dos aunque la pequeña de las dos lleve ya dormida más de veinte minutos.

Empiezo a entonar "llegas tú" y Julia cierra los ojos dispuesta a hacerme ver qué quiere conciliar el sueño escuchando mi voz como tantas veces lo ha hecho apoyada en mi brazo.
Cuando llego al estribillo aparece otro flequillo en la pantalla y se acuesta al lado de ella mirándome fijamente a los ojos y acariciando la cabeza de su hija.
Yo sólo soy capaz de sonreír mientras sigo cantando y viéndolas ahí,a las tres.
No quería eso,quería despertarme en mitad de la madrugada,darme la vuelta para verles y volver a pensar que estoy donde quiero estar.
La gente hablaba de felicidad como si supieran lo que es despertarse con ellas a cada lado de una cama.
Si tuviera que elegir,esa sería todas mis opciones,despertar cada día así.

-Sigo pensando que encontrarme contigo ha sido mi mayor descubrimiento, Pedrito.

Sonrío y la veo cerrar los ojos como ha hecho mi hija minutos antes.
-Eres la cuarta hoja de mi trébol.

Hubiera jurado que estaba dormida pero no.
-Buenas noches Luis.
-Buenas noches amor.

El Silencio Dijo SíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora