Ni te estoy diciendo la verdad

1.4K 71 25
                                    

Una vez más tocaba despedirse pero esta vez no por mucho tiempo.
Dos conciertos más y acababa la gira.
Luego tocaría lo de siempre,componer y grabar trescientas canciones para luego escoger veinte.

Después de la conversación con Aitana había decidido hacer una parada por Galicia antes de seguir mi rumbo.
Sabía que a veces dar una segunda oportunidad era como dar una segunda bala porque la primera no te mató pero en todo caso me quitaría la vida quienes algún día me la dieron.

Había intentado mil veces borrarlos de mi cabeza y arrancar su canción de mi libreta pero ya me la sabia de memoria.
La verdad era que olvidarnos no era solo dejar de escribirnos porque a nadie se le quita la sed escondiendo el agua.
Eramos tan diferentes que no me quedaba otra que quererlos contra mi propia voluntad.

Sentado en el avión sonrío de medio lado.
Ella habia ganado de nuevo y yo,aunque no lo quisiera aceptar también.
Cuando dejé de hablar con mis padres me pregunté mil veces si se podían poner tiritas en el alma como hacía Aitana en las rodillas de Julia o en mis dedos cuando las noches solo las toleraba mi guitarra.
No iba a mentir,envidiaba a las personas que podían verlos todos los días y recibir un beso o un abrazo de mi madre porque siempre han sido de los mejores de mi vida.
Antes no pero cuando eres padre y te das cuenta de todo lo que significas para esas personitas te das cuenta de todas las cosas importantes que deberias valorar.
Todavía recordaba a mi padre el día que mi primera novia me dejó.
Se plantó en medio de la calle y no le dio vergüenza hacer el ridículo solo por verme reir y actuar como un niño solo por oir mis carcajadas.
Ese día juré que no lo dejaría ir.

Yo quería creer que no pero sí,me quisieron a su modo,quizás no como yo quería que lo hicieran o como debían pero me quisieron y lo hicieron con todo el amor.

A la gente que quieres de verdad no la dejas de querer nunca.
Eso no lo mata ni el tiempo ni los errores ni nada.

Un mensaje de Aitana me hace levantar la cabeza.
Aitana
-Ya no me echas nada de menos.
-¿Y por qué piensas eso?
-Antes me escribías más.
-Tienes razón.
-Pues no me descuides Pedrito.

Mentiria si dijera que no me derretia que me llamara así.

-No te quiero.
-¿Cómo?
-Ni te extraño.
-Luis.
-Ni me haces falta.
-No me está haciendo gracia.
-Ni te necesito.
-Adiós.
-Ni te estoy diciendo la verdad.

No la veía pero estaba seguro de que estaba sonriendo segura de sí misma como si supiera a ciencia cierta que soy absolutamente suyo y aunque ella no me viera yo también estaba sonriendo para gritarle en silencio que tenia toda la razón.

El Silencio Dijo SíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora