14-La Carrera

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Al llegar al coche Aiden, abre los ojos como platos.

–¿Vas a conducir este coche? —lo acaricia, mientras lo admira- ¡es una pasada! —dice efusivo.

–No, está aquí para hacer bonito —le contesto con sarcasmo— ¿Podrías decir algo lógico alguna vez?

–Señorita, usted está muy amargada para la edad que tiene —hace una reverencia— es mejor que entre al carruaje, antes que me deje sin mis adorables partes. —sube al coche y me quedo a cuadros con su contestación, no entiendo una mierda a que ha venido eso.

Arranco el coche, durante el camino, le explico cómo va ese mundo, le repito mil veces que se tiene que quedar calladito, tan solo debe de abrir la boca para respirar. Él asiente, en todo lo que le digo, no sé porque me da que no me hará ni puto caso.

Al llegar, está lleno de coches, todos están en grupos fumando y charlando mientras esperan, aparco el coche en la zona de participantes y me bajo, voy caminando hasta la cabina de apuestas con Aiden, pisándome los talones.

–¡La gran Britt, reaparece! —grita Jay entusiasmado.

–¿Ya vas a empezar con tus gilipolleces? —le replico rodando los ojos— no estoy aquí para perder el tiempo, dame el puto papel.

–Brillas por tu simpatía ¿sabes? —dice Jay y me extiende un papel con el número que me toca— ¿Vas sola o con acompañante?

–Con acompañante —salta Aiden, detrás de mí.

–No, voy sola —respondo apretando la mandíbula con ira.

–No seas terca, he venido para subir contigo —responde Aiden.

–Bueno pareja ¿al final que vais hacer? —pregunta Jay levantando las cejas.

–Con pareja. —le contesto resoplando— Ni se te ocurra abrir la boca —le advierto al ver como sonríe divertido.

Me dirijo al coche furiosa, escuchando las carcajadas del cabrón de la cabina.

–Te dije que cerraras la puta boca. —le grito, dentro del coche— ¿No llegas a entender que esto, no es un puto juego? —golpeo el volante con rabia.

–Quizás, tengas razón y no sepa a lo que me enfrento —dice y todo rastro de alegría se ha esfumado— Tampoco sé que hay detrás de esa máscara de amargura que llevas puesta, pero si de algo estoy seguro, que si te expones de esta manera es por una buen motivo, así que no te voy a dejar sola.

Desde que lo conozco, jamás le he visto tan serio.
Asiento con la cabeza y veo que ya están preparando para dar la salida.

–¿Alguna vez has subido a un coche de carreras? —le pregunto cambiando de tema.

–Esta es la primera vez—responde y acelero haciendo rugir el coche— reconozco que estoy aterrado. —añade agarrando el asa situada encima de su puerta.

–Ahora vas a pagar por desafiarme, niñato. —agrego mientras bajan la bandera que da la salida.

Empiezo a subir la velocidad esquivando los coches, siento como la adrenalina me invade todo el cuerpo, queriendo correr cada vez más rápido. A medida que vamos dando vueltas, los otros participantes se van quedando atrás, los dos que van delante de mí, intentan cerrarme el paso, avanzo por la derecha dejando uno en medio, hasta que le obligo a frenar por no poder girar en la curva, tan solo quedamos otro y yo. Intenta golpearme por el lateral para hacerme salir de la carretera, sigo el ritmo mientras me pongo delante de él.

–¡Agárrate bien! —grito efusiva.

Veo una curva y acelero, pego un frenazo y derrapo saliendo al arcén, el coche que viene detrás también, vuelvo a subir la velocidad y sigo la carrera, llevándole ventaja al otro, intenta seguirme el ritmo pero llego a la meta antes de alcanzarme.

Salgo del coche aún con el corazón frenético, entre aplausos y gritos, Aiden está en shock, temblando como una gelatina. De repente se nos acerca Jay acompañado.

–Sigues siendo una bestia en el volante —aplaude—sabía que no me ibas a decepcionar.

–Jorge Morales —se presenta su acompañante extendiendo la mano— muy buena carrera.

–Ya sabes quién soy —se la estrecho— gracias.

Aiden y Jay se quedan sorprendidos por mi reacción. Observo como Jorge, saca un maletín y lo abre para enseñarme el dinero, asiento con la cabeza, lo cierra y me lo entrega, acto seguido se dan media vuelta y empiezan a caminar.

–Quedáis invitados a mi club, barra libre para los dos —nos informa Jorge sin girarse.

Cojo el teléfono y mando un mensaje;

"Lo hemos conseguido Daniel, ya estamos dentro" —le doy al botón de enviar.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora