100- Al Margen

54 14 3
                                    

Lo único que quería Jack es ponerme a prueba y ver si accedía fácilmente, pero es un ingenuo si ha pensado que lo iba hacer por una estúpida amenaza. Es algo que no acabo de entender, por el hecho que ha tenido mi historial en sus manos y sabe perfectamente que no soy una persona a la cual le tiembla la mano para enfrentarme a quien sea.
Dejo el coche, en el parking del hotel donde nos llevó Jack el día de la operación. Al mirar hacia los asientos de atrás para avisar a mi primo, le veo durmiendo plácidamente, así que decido no despertarlo e irnos sin él. No me esperaba que al entrar, nos encontraríamos un par de policías, para cuidarlas en nuestra ausencia.

–Nosotros nos vamos. —les aviso, al dejarlas instaladas en sus respectivas habitaciones— Cualquier problema no dudes en llamarnos.

–Gracias por preocuparte por nosotras. —me agradece Alicia con dulzura— ten mucho cuidado, prima.

Al terminar la frase me da un abrazo y un beso en la mejilla, dejándome totalmente sorprendida por su impulso.
Eva nos mira con ternura, mientras que Jack se aguanta la risa. Giro los ojos con fastidio y me voy a paso rápido al ascensor, sin darle tiempo a que él suba. Ya que le gusta tanto probarme como soy, pues voy a complacerlo. Y para empezar, ahora se va a tener que joder y bajar por escaleras.
Me quedo de brazos cruzados apoyada en la puerta, para que no se cierre y así no pueda llamarlo. Al cabo de diez minutos lo veo con cara de pocos amigos, pasando de largo por delante de mí y fulminándome con la mirada.
Caminamos por el parking en silencio y se detiene de golpe.

–¿Te crees muy graciosa? —brama acercándose peligrosamente a mí— ¿Te das cuenta, cuántos pisos he tenido que bajar?

–Pues déjate de jueguecitos y amenazas estúpidas. —le advierto entrecerrando los ojos— Y a la próxima, te aseguro que no seré tan considerada. ¿Te ha quedado claro? —le recalco lo último.

No le da tiempo de replicar, cuando un mensaje en mi teléfono nos interrumpe la discusión.

Número desconocido;

Estás preciosa está noche, pero no por eso te vas a librar de tu castigo querida.

Junto al mensaje hay una imagen de nosotros dos caminando por el parking. Al enseñársela a él, mira hacia todos lados y me agarra de la mano, para empezar a correr hasta llegar al coche. Piso el acelerador escuchando la voz ronca de Jorge preguntando lo que ha pasado y sin responder, salgo de allí a toda hostia. Por el retrovisor veo un coche acercarse a nosotros, hasta chocar a propósito por detrás. No puedo evitar que una sonrisa burlona se me escape, al ver la manera tan tonta que intenta asustarme.

–Sé que te estás divirtiendo, pero ¿podrías despistarlo? —comenta Jorge quejándose.

–¿Divirtiendo? ¿En serio? —interviene Jack mirándome con el ceño fruncido— ¡No me jodas!

Sí y la verdad es que no se equivoca en pensar eso. No puedo evitar que me cause gracia. ¿Mandarme a dos paletos novatos, para intentar echarme de la carretera?
Les aviso que se agarren fuerte y empiezo a correr por unos caminos de tierra con ellos siguiéndome. Llegamos a un descampado y sin pensarlo pego un derrape, levantando  una nube de polvo que nos deja sin visión a todos, pero para mí no es problema, ya que está zona me la conozco bien para saber hacia donde tengo que ir.
Salgo de ahí cruzando un campo de maíz, para incorporarme a la carretera entre suspiros de alivio por parte de ellos. Durante el trayecto voy pendiente por si vuelven a aparecer, pero por lo visto ya se han dado por vencidos.
Sigo las indicaciones de Jack, hasta llegar a un edificio en un barrio de mala muerte que por desgracia, me trae muy malos recuerdos.

–¿Tienes idea de dónde nos estás metiendo? —le pregunto alarmada— ¿La placa de policía te la ganaste en la tómbola? ¿Verdad?

Resopla meneando la cabeza y se baja sin contestar, haciendo caso omiso a lo que le acabo de decir. Definitivamente a este tío le falta un verano. Este barrio lo controla Morales, lo que significa que en unos minutos él ya sabrá que estamos aquí. Abro la puerta de atrás, para ayudar a Jorge y nos encaminamos hacia el portal en que anteriormente ha entrado Jack. Subimos tres pisos y antes de entrar, oigo una discusión acalorada entre él y ¿Aiden? Nada más me ven dejan de hablar y lo único que consiguen con su actitud es cabrearme.

–Iros a la mierda, vosotros y vuestros secretitos —les escupo con rabia.

Conforme acabo de decir eso, me doy media vuelta con Jorge colgado en mi hombro y antes de cruzar la puerta, la voz de Aiden me detiene.

–No te puedes ir ahora. —dice dando unos pasos hacia mi— Está muy cabreado, no solo por los documentos, si no porque sabe que no piensas ir.

–Tenemos sospechas que hay dos personas, las cuales están ayudándole. —interviene Jack con seriedad— Por ahora no podemos decir de quién se trata, aparte no tenemos suficientes pruebas contra él, porque con esos papeles en dos días estará en la calle. ¿Comprendes?

–Lo que queréis decir, es tengo que ir a la fiesta. ¿No? —les respondo pensativa— Bien, voy a ir, pero él —señalo a mi primo con la cabeza—  se mantendrá al margen.

Dedicado a;
AliciaPirezGranados
LauraRodri25
VeroOrtiz044
MariaJorroFaus
EvaRibaltaCaler
Carluuchiii18
candyoftheunivers
AnnabelGaleraGarca





Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora