18-De vuelta

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Aquí estoy de nuevo, parada en el barrio donde empezó todo, un lugar de mala muerte. Empecé a pelear cuando mataron a mi hermano, las peleas en este lugar son muy bestias. Sé que es una locura, meterme en esto, pero ahora mismo lo necesito. Al entrar al local, el dueño está atendiendo en la barra, nada más me ve sale.

–¿Eres tu pequeña Britt? —me mira de arriba abajo— Como has cambiado, casi ni te reconozco... —me sonríe con sus dientes podridos.

–Ya sabes a que he venido. —le interrumpo antes que empiece a darme la charla— ¿Sigues en el negocio o no?

–¡Claro que sí! —exclama efusivo— sabía que tarde o temprano volverías.

Hace un gesto con la cabeza y empieza a caminar, le sigo y bajamos unas escaleras. Nada más entrar, el olor rancio a tabaco, sudor y alcohol llegan a mis fosas nasales, intento controlar las arcadas. Veo la tarima, aún hay manchas de sangre seca de a saber que año. Cojo las vendas del bolsillo del chándal y me las pongo para prepararme.

–Espera, ahora vengo —dice animado— no tardo.

Me siento en un taburete, mientras observo todo con detalle, pido un chupito al camarero.

–Invito yo —escucho una voz ronca detrás de mi— cuanto tiempo Britt.

Me giro y veo a Andrew, él era el mejor amigo de mi hermano.
Sigue siendo atractivo a pesar de las drogas. Desde que él murió, se hundió del todo.

–No hace falta, me puedo pagar lo mío. —me lo bebo de golpe— me voy a saltar, lo de cómo estás y toda esa mierda, porque ya te veo.

–No cambias —una pequeña sonrisa se escapa de sus labios— no deberías estar aquí, no es lugar para ti. —inquiere en tono preocupado.

–Lo que haga o deje de hacer, no es asunto tuyo —le digo empezando a perder la paciencia— mejor lárgate y deja de joderme.

–Me importa una mierda si te molesto —sus facciones se empiezan a endurecer— ¿Acaso quieres acabar igual que él? Porque si es lo que buscas, métete en la cabeza que esta vez, no lo permitiré.

–¿Qué vas hacer para impedirme nada? —le reto— él ya no está, así que tú ya no pintas nada en mi vida.

–¿Crees que no lo recuerdo todos los putos días? —responde levantando la voz— ¡¡Kevin era como mi hermano joder!! Erais mi familia y no quiero perderte a ti también. —añade con la voz entrecortada y los ojos cerrados.

–¿Tu familia? Una mierda —bramo— Confíe en ti y tú te largaste, así que ahora no me vengas con gilipolleces. 

–Lo siento —intenta buscar mi mirada, pero lo esquivo— pille una sobredosis y casi la palmo, cuando fui por ti, ya te habías largado.

–Ya es demasiado tarde —siento como mi voz se rompe— el daño ya está hecho —confieso pensando en alto.

–¿Qué quieres decir con eso? —me coge la cara levantándome la barbilla— ¿Qué cojones te ha pasado? —inquiere nervioso.

–Nada que te interese —le aparto bruscamente la mano— ahora ya...

–Todo listo, ya podemos empezar —interrumpe el dueño ansioso— demuestra lo que vales.

Me encamino a la tarima escuchando a Andrew, al girarme veo que lo tienen agarrado. Al subirme, empiezan los gritos. Mi contrincante es un tío más alto que yo y gordo, parece que lleva días usando la misma ropa.

–Estás preparada niña —dice en tono burlón— tienes tiempo de abandonar, mejor vete a jugar con las muñecas.

Suena la campanilla y empezamos, me pega un bofetón girándome la cara, al pasarme la mano por el labio veo sangre, intenta darme algunos golpes y los voy esquivando, cada vez son más fuertes, hasta que uno de ellos me deja en el suelo, veo como si pasaran las cosas en cámara lenta. Andrew desesperado sigue intentando deshacerse del agarre pero le resulta imposible, empieza a grita a todo pulmón que paren. Con dificultad me levanto y el tío está con los brazos levantados celebrando su victoria.

–Esto no ha terminado gilipollas —le aseguro mientras escupo la sangre— no te lo pondré tan fácil.

Tantos años peleando he aprendido a soportar bien el dolor, empieza a darme patadas, pero se las voy esquivando todas. Le sonrío con suficiencia y se le endurecen las facciones. Intenta golpearme una y otra vez con los puños fallando los golpes. La respiración se le vuelve irregular del cansancio, en ese momento aprovecho para golpearle varias veces, hasta dejarle K.O.

Al bajar de la tarima Andrew, viene corriendo y me abraza con fuerza.

–No hagas esto nunca más joder. —se separa y me mira la cara— vamos a mi casa, tengo que curarte.

De repente, me empiezo a marear y a escuchar voces distorsionadas, hasta que todo se vuelve negro.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora