65-Al Límite

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Dedicado aAliciaPirezGranados
LauraRodri25
@lamenorsita
carlusky_16

Las palabras de Jack se repiten en mi mente una y otra vez, ahora que he recuperado a mi hermano no puedo perder a mi padre. Sabía que todo esto tendría consecuencias, el hecho de que yo desapareciera del mapa lo cabrería bastante, lo que nunca me imaginé fue que iría a por él siendo policía, si descubro que mis sospechas son ciertas y que quien está detrás de todo esto es Morales, me va a importar una mierda acabar bajo tierra si con eso, consigo llevármelo conmigo.

–¿Me estás jodiendo? —le grito a todo pulmón— Esto es culpa vuestra, por no detener antes a ese hijo de puta —le acuso con el dedo, sintiendo como la ira se va apoderando de mí.

–Tranquilízate, lo encontraré te lo prometo. —me responde Jack con seguridad.

Sin poder contenerme le doy un puñetazo a este último y detrás otro, me sujetan para que deje de golpearle, mientras escucho voces suplicando que me calme, pero mi mente y mi cuerpo ahora mismo tienen vida propia y no hay manera que consiga reaccionar. Cuando logro deshacerme de los brazos que me mantenían retenida, cegada por la rabia me meto en el coche y cierro los seguros evitando que alguien intente entrar, golpean el cristal y gritan que no haga ninguna locura, les ignoro y acelero haciendo chirriar las ruedas, empezando a correr a toda velocidad sin rumbo. Por el camino la vista se me va nublando por las lágrimas que no dejan de bajar por mis mejillas y me las seco con furia, malidiciéndome a mi misma por la manera tan brusca que le trate la última vez que nos vimos y pensando en que si le llega a pasar algo, jamás me lo perdonaré.
Hago una parada en un bar, para comprar tequila, sé de sobra que esa no es la solución a mis problemas, pero he llegado al límite y necesito que este dolor desaparezca, aunque tan sólo sean unas horas.
Sin darme cuenta, estoy de nuevo en el único lugar donde puedo estar sola sin que nadie me moleste "El lago" al bajarme, me siento apoyada en el tronco de un árbol y destapo la botella, los primeros tragos me producen arcadas, hasta que el efecto de alcohol aparece y hace que me la beba como si fuese agua. Mirando el amanecer pierdo la noción del tiempo, quedándome profundamente dormida.

De repente noto como unos brazos me levantan, oigo como repiten mi nombre varias veces y me tocan la cara, por mucho que intento abrir los ojos no puedo, un mareo intenso aparece cada vez que lo hago, así que decido esperar un poco hasta que se me pase y poder abrirlos o al menos articular alguna palabra, ya que hasta ahora no puedo hacer ninguna de las dos cosas.

Cuando me despierto siento como si me taladran la cabeza, me incorporo despacio y miro a mi alrededor sin saber donde cojones estoy, aunque me da la sensación que ya he estado aquí antes.
Si algo tengo claro que nunca más vuelvo a beber, la resaca con esa bebida es infernal. Al ponerme de pie todo me da vueltas, agarrándome a la pared llego a una puerta, me alivia saber que es el baño, sin pensármelo, me deshago de la ropa y me doy una larga ducha con agua fría, al terminar me visto con la misma ropa. Me alivia que el malestar ha cedido y el suelo a dejado de moverse, al salir veo una mujer pasando la aspiradora en la habitación y me quedo quieta en el marco de la puerta observándola, al darse cuenta de mi presencia se disculpa y se retira con rapidez, llevándose esa cosa tan ruidosa que me estaba destrozando los tímpanos.
El ruido de la lluvia me llama la atención, sin poderlo resistir abro la ventana y veo la tormenta que hay fuera, después de contemplarla unos minutos, la cierro de nuevo y al darme la vuelta le veo de pie con una bandeja en las manos y una sonrisa ladeada.
Tendría que haber adivinado dónde estaba, pero mis neuronas no estaban precisamente en condiciones.

–Buenos días, te he traído el desayuno y una pastilla para la resaca. —me informa dejándola encima de la mesita.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora