86-Sospechas

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Camino por el pasillo buscando la habitación del padre de Aiden y saber cómo está, pero antes de poder golpear la puerta escucho una voz femenina que me resulta familiar "Alison" la oigo hablar con el padre de él muy animada y aunque quiero darme la vuelta e irme, me quedo quieta como si me hubiesen puesto pegamento en los zapatos. Una mano en el hombro me sobresalta y al girarme, veo a Aiden con un par de cafés en la mano.
Abre la boca para decirme algo, pero justo en ese momento sale ella para abrazarle y besarle muy efusiva. Incómoda paso directamente a la habitación, bajo la atenta mirada de él. Aunque no lo conozco de nada, prefiero ir a verlo y dejar de sentir como si alguien me hubiese dado un puñetazo en el estómago.
Al verme, me sonríe a través de la mascarilla y me pide que me acerque.

–Muchas gracias por salvarnos la vida. —me agradece mirándome con esos ojos que me recuerdan tanto a Aiden— Aunque tu padre no dudó ni un segundo que vendrías.

Siempre me imaginé que sería de esos típicos policías  malhumorados, en cambio me encuentro un señor que tiene una dulzura en la forma de hablar que me deja con la boca abierta.
Ahora entiendo a quien a salido este niñato, porque a pesar que ha estado apunto de morir no deja de sonreír. ¿Cómo cojones lo hacen? Es decir, si yo hubiese estado en su lugar, posiblemente ya estaría liándola parda.

–Si os tuvo retenidos fue para llegar a mí. —le respondo mordiéndome el labio— no debería de agradecerme nada.

–Te equivocas muchacha. —agrega negando con la cabeza— Nos atrapó porque nos sorprendió en una redada y no nos mató para atraerte a ti, así que fue al revés.

¿O sea que todo esto fue un golpe de suerte? ¿Ellos estuvieron en el sitio y el momento equivocado? No, directamente eso es imposible, él jamás hace las cosas sin planearlo todo al milímetro. Pero hay algo que se me escapa. ¿Cómo supo que ellos estarían allí?

–Él nunca hace las cosas de imprevisto, siempre lo tiene todo fríamente calculado. —añado con seguridad— Sabía de sobra que vosotros estaríais allí, así que tenéis a alguien que le pasa información.

No se porque me resulta tan fácil expresarme con este hombre, hasta podría decir que me siento cómoda charlando con él. Empiezo a entender a mi padre al querer unirse a su grupo.
De repente, entran Alison y Aiden en la habitación sacándome de mis pensamientos. No me pasa desapercibido como ella lo tiene agarrado por el brazo expresamente para marcar su territorio, mientras me lanza miradas de odio. Sin embargo él me mira abatido, como si ya supiera a través de mis ojos que esto ya ha llegado a su final, cualquier cosa que estuviese naciendo entre nosotros acabara de morir en este instante.
Me despido y salgo a paso ligero de la habitación, sintiendo un nudo en la garganta y vuelvo a entrar en la habitación de mi padre para verlo una vez más antes de irme al pueblo.
Aprovecho que esta dormido para acariciarle el pelo y dejarle un beso en la frente. Sin poder aguantarme más le suelto todo lo que pienso.

–¿Por qué papá? Porqué siento como si me hubiesen arrancado una parte de mí. ¿Esto es amor? Porque si es así menuda mierda. —suspiro profundamente— Me he pasado la vida intentando no sentir nada por nadie y he fracasado. —le miro para asegurarme que sigue dormido— Ahora mismo quisiera que me abrazaras como cuando era una niña y olvidar todo esto, aunque fuesen solo unos minutos.

–Él no puede abrazarte, pero yo sí. —interviene Kevin detrás de mí— Lo que sientes es amor hermanita, suele ser el más jodido, pero el más intenso y ya me imagino a quien te refieres—añade posicionándose delante de mí— Quién diría que te van los niños pijos.

Le doy una colleja por su último comentario y nos empezamos a reír, hasta que un jadeo nos hace mirar hacia la puerta.
Vemos a mi madre, con las manos en la boca y los ojos de par en par al ver a Kevin.
Ella viene en nuestra dirección como si no se creyera lo que está viendo y después de que mi hermano le asegure varias veces que no está teniendo alucinaciones, ella le abraza llorando y temblando como una hoja. Me causa ternura verla tan frágil y sin esa máscara de frialdad que hasta hace poco llevaba todo el tiempo.
Cuando mi padre abre los ojos y le ve, no se sorprende como mi madre y eso me hace sospechar que él ya lo sabía, al igual la reacción de mi hermano que a pesar de la alegría que ha mostrado, se nota que ellos ya se habían visto antes. ¿Desde cuando saben el uno del otro?

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