110-Venganza

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Una semana después ...

Abro los párpados y me lleva un buen rato poder aclarar la visión. Oigo a alguien decir que he despertado y al cabo de unos minutos entra un doctor y lo primero que hace, es dejarme ciega con una puta linternita. (¡Joder! Con lo que me ha costado ver bien) Intento hablar, para decirle que me deje en paz, pero no consigo pronunciar palabra, hasta que me doy cuenta del tubo que tengo dentro de mi garganta.

–Tranquilizate Britt, has estado en coma una semana, es normal que te sientas confundida. —comenta la enfermera con suavidad.

Me hacen varias pruebas para comprobar que todo está bien y cuando por fin puedo hablar, me asusto al escuchar mi voz. "Parece que me haya tragado un puto estropajo" el primero en entrar y sorprenderse es mi padre. Con lágrimas en los ojos me abraza y me llena de besos. No entiendo para que tanto escándalo si sólo he dormido una semana. El médico me aconseja que hable poco y no me esfuerce hasta que pasen unos días. Asiento con la cabeza, para que se largue de una vez, porque necesito respuestas.

–¿Dónde está Sara? —le pregunto con la voz ronca.

Me mira y se queda callado unos segundos, para decirme que Morales le pego un tiro a cada una y la única que sobrevivió fue Sara. También me cuenta que ya está fuera de peligro y por su bien la van a ingresar en un hospital psiquiátrico. Una lagrima de impotencia, desciende por mi mejilla al no poder haber hecho nada para evitarlo.

–No quiero que nadie sepa que estoy despierta. —le aviso mirándole fijamente— Necesito salir de aquí, lo antes posible.

–Hija, piénsalo bien, todos están muy preocupados por ti. —me responde con dulzura.

–Ellos tienen derecho de rehacer su vida papá. —le contesto con seguridad— Lo mejor es que piensen que sigo en coma.

Asiente sin estar muy convencido y les da órdenes a los médicos para que digan que no pueden verme por que pondrían en riesgo mi salud.

Dos semanas más tarde y gracias a la rehabilitación, ya puedo caminar sin ayuda y el médico al ver los progresos me da el alta. Llamo a mi padre para darle la noticia, pero le pido de favor que de camino me traiga algunas cosas que necesito.

Me entrega la bolsa y sin perder tiempo me encierro en el baño. Una horas más tarde salgo y mi padre me mira de arriba abajo.

–¡Menudo cambio! . —exclama  con los ojos como platos— Si querías pasar desapercibida, lo has conseguido.

Si quiero empezar de cero, lo primero es cambiar físicamente, así que he decidido cortarme el pelo por debajo de la oreja y tintarlo de negro. No me puedo arriesgar a que alguien me reconozca y echen por el suelo todo lo que tengo en mente.
Me despido de mi padre con un abrazo y recordándole que nadie debe saber que estoy bien y pongo rumbo al único lugar donde podré estar tranquila y pensar bien mi venganza.
Al salir, veo mi coche pintado de otro color y aparcado. Dudo unos segundos si es el mio, hasta que veo la nota a través de la ventana. Subo y agarro el papel entre mis manos para leerla.

"Sabía que tarde o temprano lo necesitarías. Ya sabes donde están las llaves.
" Te quiero hija"

Busco en el doble fondo de la guantera y veo que hay bastante dinero, una pistola y las llaves.

Por el camino, paro en un supermercado y compro todo lo necesario para estar allí.

Aparco y con el movil en la mano, pienso si es buena idea en llamarle y pedirle que venga, ya que él es la única persona que sabrá darme la información que necesito sobre Morales y conseguirme el material para ponerme en forma. Marco su teléfono y al tercer tono me responde

*Kevin, no digas que soy yo, todos tienen que pensar que sigo en coma—le aviso de antemano.

*Está bien Emily, dime dónde —me responde disimulando.

Una hora después toca la puerta y al abrir le veo de pie y mirándome sorprendido. Me estrecha entre sus brazos y me explica que a él tampoco le dejaron entrar en el hospital, así que se imaginó que algo estaba tramando. Le pongo al día en todo lo que tengo en mente y que para eso necesito localizar a Andrew. Lo llama y después de decirle todo lo que necesito, le indica la dirección donde debe llevarlo. Mientras lo esperamos me cuenta que su mejor amigo trabaja en el gimnasio de un pueblo cercano. También me explica que se ha casado y que va a ser papá. Al escuchar unos golpes, mi hermano, le abre y al verme se le caen las bolsas de las manos. Me saluda con abrazo y una vez que a terminado el interrogatorio, le pido que me ayude ya que después del coma, necesito ejercitarme antes de ejecutar mi venganza.

Un año más tarde...

Durante este tiempo he tenido tiempo de ponerme en forma y aunque al principio me costó mucho, gracias a ellos he podido superarme y llegar a pelear como antes. Mi hermano me ha puesto al día sobre como Daniel y Aiden han rehecho su vida y me doy cuenta de que no me equivoqué en apartarlos de todo esto, porque ahora los dos podrán ser felices, sin tener que estar pendientes de mí todo el tiempo. Me cuenta que mi hermana Sara, siempre que va a visitarla, le pregunta por mí, pero él sigue ocultándole que ya hace tiempo que salí del hospital. Mentalmente ya está mucho mejor y su deseo es salir de allí, para ir a pedirme perdón. Lo que ella no sabe es que jamás estuve enfadada con ella.

–Morales estará en su casino está noche. —me comenta de repente Andrew pensativo— Pero no es buena idea que vayas tú sola.

–No empieces con tus sermones o te mando a tu casa. —le replico girando los ojos.

Por la tarde, me pongo un vestido largo de color blanco y conduzco hasta llegar al casino que me ha indicado Andrew. Al entrar lo busco con la mirada y le veo sentado en la ruleta, con una copa de whisky en la mano. Con pasos sutiles me acerco a él y me siento a su lado.

Me mira de arriba abajo al sentarme sin pedir permiso y sin decir nada, se vuelve a concentrar en la ruleta. Sin darse cuenta que ahora, nada ni nadie va a poder detenerme a que se concluya mi venganza sin policías de por medio.

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