24-Hospital

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Creía que por hoy ya había tenido suficiente, pero parece ser que aún no. Hoy martes siete de Junio, es el día internacional de joder a Britt. Sí, eso debe de ser, porque no hay otra explicación.

–No digas nada —replico dando media vuelta y agarro la ropa para cambiarme— Necesito un puto respiro.

–Vale, voy a comer un poco, avísame cuando termines —Responde Daniel y oigo como abre y cierra la puerta.

Voy al baño y me quito la venda, por fin mis neuronas pueden respirar de nuevo. Cierro los ojos, sintiendo como mi cuerpo se relaja al sentir el agua fría, me quedo disfrutando. Pero como todo en esta vida, mi momento se ve interrumpido por golpes en la puerta.

–Sea quien sea, vete a tomar por culo y déjame en paz —grito furiosa.

–Soy Sara, necesito que salgas —grita de vuelta y se queda callada— es importante.

–¿Acaso no podéis esperar cinco minutos? —digo cerrando el grifo— Es que ni una puta ducha tranquila me puedo dar. —reniego cabreada.

Me enrollo una toalla en el pelo y otra en el cuerpo, al abrir la puerta el cabreo pasa a preocupación, al ver a mi hermana con la cara desencajada.

–¿Qué ha pasado? —le pregunto angustiada— ¿Le ha pasado algo a Ángel? —insisto al ver que no dice nada.

–Mamá está grave en el hospital  —replica con la voz rota— no nos han querido dar más información por teléfono.

–Vamos para allá. —agrego, mientras me voy vistiendo con lo primero que pillo— ¿Dónde está Daniel?

–En el salón, esperando con Ángel. —contesta frotándose los ojos— también ha venido Aiden y su novia Alison.

Salimos de la habitación y se ponen todos en pie, veo como ella le coge de la mano y se dirigen a la puerta, antes de salir, él se me queda mirando.

–Mi hermana y Daniel, vienen con nosotros —le informa Sara a Aiden, haciendo que desvíe la mirada hacia ella.
Él asiente y se marchan.

Nos dirigimos al coche de Ángel y durante todo el camino lo único que se escucha es la radio.
Apoyo la cabeza en la ventanilla mirando las luces de la ciudad. No sé qué cojones le habrá pasado a mi madre, tan solo espero que no sea lo que estoy imaginando.

–Ya hemos llegado. —comenta Daniel, sacándome de mis pensamientos— Piensas que ha sido él ¿Verdad?

–Ahora no es momento de hablar de eso —le digo abriendo la puerta.

Al llegar vemos a la parejita hablando con una enfermera. Cuando nos ven, vienen directo a nosotros.

–Tenemos que esperar, en la sala del segundo piso a que venga el doctor —dice Aiden, pasándose las manos por el pelo.

Todos se suben en el ascensor, sin embargo yo prefiero las escaleras.
No tengo ganas de estar encerrada como anchoas en lata, así sean dos pisos.
Cuando llego me voy directa a buscar a alguien que me informe, ni de coña me quedare con los brazos cruzados.
Mientras voy caminando por los pasillos, a lo lejos, veo el rostro de una persona que me resulta familiar.
Creo que me estoy volviendo loca, no puede ser él, es imposible.
Aprieto el paso para verle más de cerca y asegurarme que no me tienen que encerrar, pero para mí mala suerte una enfermera me llama la atención.

Después del discurso sobre el comportamiento en el hospital, decido irme resoplando dejándola con la palabra en la boca.
Es preferible largarme antes que la mande a casa como un mapache y me echen. Siguiendo el pasillo, bajo por unas escaleras en las que creí haberle visto, acabo en el primero, cerca del ascensor veo la cafetería.
Aprovecho para pedirme un café bien cargado y mientras me lo bebo le voy buscando entre la gente.
Hasta que le veo de espaldas, sentado al lado de la ventana. Dudo un momento en acercarme y comprobarlo. Me armo de valor y empiezo a ir en su dirección. A medida que me voy acercando, un nudo se forma en mi garganta y el cuerpo me empieza a temblar.

¿Qué cojones estoy haciendo? Meneo la cabeza volviendo a la realidad, debería de importarme una mierda si es él o no, lo mejor es volver con los demás cuanto antes, a ver si hay alguna noticia de mi madre.
Giro sobre mis talones y voy a paso ligero a la salida.

–¿Britt? —al escuchar su voz, freno en seco y me doy la vuelta.

–Hola, Papa —le replico con frialdad, mirándolo a los ojos.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora