Verdades Ocultas (Capítulos Cortos)

70-Encerrada

Dedicado aAliciaPirezGranados
LauraRodri25
lamenorsitaa
carlusky_16
LaChicaAnonima18

Abro los ojos con dificultad y siento la garganta seca, como si me hubiese tragado un estropajo. Parpadeo varias veces para aclarar la vista y me incorporó quedando sentada en la cama, poco a poco las imágenes de lo que pasó, me vienen a la mente. ¿Por qué me has hecho esto Jorge? Es lo primero que pienso. Él sabe de sobra que lo único que consigue reteniendome, es que se les acabe el tiempo a mi padre y al de Aiden, si algo tengo claro es que si les llega a pasar algo, jamás le perdonaré.
Desconcertada y con la cabeza como si tuviese un concierto de Safri Dúo dentro, analizo cada parte de la habitación intentando saber donde estoy. Cerca de un armario, veo como se mueven las cortinas con el aire, dejándome ver una ventana. Me levanto para acercarme, pero mis piernas fallan quedando de rodillas en el suelo ¿Qué mierda me han inyectado?
El ruido de la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos, antes de poder levantar la cabeza, oigo unos pasos correr hacia a mi y levantarme del suelo.
No hace falta ni mirarla para saber quién es, el aroma de su perfume es inconfundible.

–¿Qué me habeis hecho? —le pregunto con la voz rasposa.

–Es un tranquilizante muy potente —me contesta tranquilamente— en unas horas, te sentirás mejor.

No comprendo como mi Nana ha estado de acuerdo con esta mierda de plan. ¿Drogarme? ¿Enserio piensan que me van a detener con esto?
Pasa mi brazo por encima de su hombro y me ayuda a acostarme de nuevo en la cama, instantes después me acerca un vaso con agua. Quisiera negarme por haberme traicionado, pero ahora mismo sólo conseguiría sentirme peor de lo que ya estoy, así que con su ayuda me lo bebo en cuestión de segundos.
De repente tocan la puerta y después de un "adelante", entra Andrew dejándome totalmente sorprendida. El centro no sólo le ha ayudado a desintoxicarse, si no a ganar cuerpo con ejercicio, parece mentira como una persona puede cambiar tanto dejando esa mierda.
Mientras se acerca, no puedo dejar de mirarle de arriba abajo y preguntarme si lo que me han inyectado me está afectando más de lo normal, porque ante mí ya no está ese tío que daba pena verlo, si no uno que parece sacado de una revista de moda y siendo el modelo principal.

–¿No me vas a saludar? —dice él, con una sonrisa más amplia que el gato de Alicia en el país de las maravillas.

–Hola ¿como estas? —le respondo con indiferencia, intentando que no note el impacto que ha ocasionado en mí.

–Tan simpática como siempre. —agrega girando los ojos.

Ella se levanta y después de darle una mirada de advertencia se va. Él se acerca y se sienta a mi lado. Normalmente me alegraría de que se quedara callado, pero ahora solo me está poniendo nerviosa. Me maldigo mentalmente, por sentirme de esta manera, no dejo de autoconvencerme que es ¡Andrew! La persona con la que me crié y que le conozco de toda la vida.

–Lo he logrado Britt. —me suelta después de un largo rato en silencio— y todo gracias a ti.

–Andrew, hay algo que tienes que saber. —le digo ignorando sus palabras de agradecimiento —Kevin, está vivo. —le informo sin rodeos.

Se levanta de golpe y me mira confundido ante la noticia que le acabo de dar. Después de pasearse por la habitación, suspira y se sienta de nuevo, con la cabeza agachada y las manos en la nuca. Pasan unos minutos antes de levantarla y vuelve hablar con la mirada perdida.

–Sé que estás cabreada por estar aquí, pero yo no tengo nada que ver. —susurra con frustración— así que no sigas diciéndome eso por favor.

–Habrás cambiado mucho por fuera, pero por dentro sigues siendo un imbécil. —le ladro resoplando— Si no me crees, es tu problema no el mío.

En ese momento gira la cabeza, más rápido que la niña del exorcista y se queda varios segundos observándome detenidamente.
De un momento a otro, me agarra de las mejillas y me planta un par de besos en los labios, para después ponerse a gritar eufórico por la noticia de Kevin, mientras yo me quedo totalmente descolocada.