97-Llamada

55 17 0
                                    

Los rayos del sol impactan contra mi cara y me doy media vuelta para seguir durmiendo. Cuando estoy a punto de conciliar el sueño de nuevo, oigo un ronquido, lo que hace que abra los ojos de golpe para encontrarme a Daniel con la boca entreabierta y las facciones relajadas. Quisiera pegarle un grito y echarle a patadas de mi habitación, por como se comportó anoche, sin embargo me quedo mirándolo. Quién diría que este adonis de ojos verdes, me llegaría hacer tanto daño y a la vez seria mi tabla de salvación en más de una ocasión. 

–¿Cómo he llegado aquí? —me pregunta con la voz ronca sacándome de mis pensamientos— ¡Joder! Que dolor de cabeza. —agrega frotándose la cara

–Cómo te vas a acordar si estabas drogado. —le replico levantándome para buscar una pastilla en mi mochila— ¿Dónde cojones te metiste ayer para acabar así?

Se incorpora frotándose la cara y mirándome como si me hubiese salido tres cabezas. Vacila un poco antes de contarme que necesitaba pensar después de lo que le dije, así se fue a un bar al cual solía ir con sus colegas en vacaciones y tan solo se bebió un par de copas. De un momento a otro se queda callado como si se hubiese acordado de algo. Le oigo maldecir a alguien y acto seguido, prosigue contándome que se le acerco una mujer y luego de cruzar dos palabras, le ofreció un trago, a lo que él aceptó. Lo que más me llama la atención de todo lo que me ha explicado, es el hecho que esa mujer tenía un cierto parecido a mi, en cuanto al estilo y sinceramente me da curiosidad saber de quién se trata, pero por otro lado no me da buena espina.

–Fui un completo gilipollas al aceptar su copa. —reconoce suspirando tras su relato.

Qué puedo responder si el mismo ha dicho justo lo que estoy pensando en este momento. Aparte de que si supiera lo que intentó hacerme, seguramente se sentiría muy mal consigo mismo. Aunque se lo tiene merecido por ser tan estúpido, prefiero que no lo sepa.

–¿Te he hecho algo? —me pregunta con tono preocupado al no responderle.

Niego con la cabeza e inmediatamente salgo de la habitación, porque si hay algo que ha aprendido Daniel, es a saber cuando miento y no estoy dispuesta a tener un interrogatorio por su parte, ya que acabará en una discusión fija, aparte de eso necesito saber si Jorge está despierto para hablar con calma el tema de la fiesta.
Al bajar las escaleras, el olor de café llega a mis fosas nasales. Cuando entro en la cocina veo a Jorge y a Aiden preparando el desayuno entre risas.

–¡Buenos días! —exclama Jorge sonriente al notar mi presencia— Espero que tengas hambre, porque he hecho tostadas.

–¿Tostadas? Dirás quemadas. —interviene Aiden burlón sin despegar su mirada de la mía.

Jorge le tira la bayeta haciéndose el ofendido por su comentario y se acerca a mí para abrazarme y susurrarme que en media hora me esperara en el río. Asiento e instantes después  entra Daniel carraspeando y mirándonos con el ceño fruncido.

–¿Qué estáis tramando vosotros dos? —inquiere apoyado en el marco de la puerta.

–No te metas en lo que no te importa. —le suelta Jorge cortante— Y por cierto, a la próxima que la trates mal, no dudaré en partirte la cara. ¿Te ha quedado claro? —añade con tono amenazante.

Daniel me mira confundido sin entender a lo que se refiere y yo por mi parte me quedo en shock, sin saber como cojones se ha enterado de lo que pasó. Si las miradas mataran, ya hubiese enterrado a mi primo por decirle eso, porque ya estoy harta que me traten como si fuese una muñeca de porcelana que en cualquier momento se puede romper y no es así.

–¿De qué está hablando Britt? —me pregunta Daniel con las facciones endurecidas.

–Aplícate el cuento en eso de no meterte en los asuntos ajenos. —intervengo contestando a Jorge, con la mandíbula apretada— No sé de donde has sacado que él me ha hecho algo, pero te equivocas, así que cállate.

Salgo de casa furiosa escuchando los gritos de Daniel para que me detenga, pero ahora no tengo ganas de escucharle, así que me subo al coche y salgo a toda velocidad.
Aparco cerca del río y me siento para calmarme un poco y con la cabeza llena de dudas al no saber si él vendrá como habíamos acordado.
Media hora después escucho un motor detenerse y levanto la cabeza para verle bajar y caminar hasta mi con las manos en los bolsillos. Abre la boca para decir algo, pero le pongo la mano enfrente para que no lo haga.

–No sé como te has enterado y la verdad, me importa una mierda. —le aclaro antes de que diga algo— Y no tengo ni ganas, ni paciencia para lidiar contigo, así que al grano.

Agarro el teléfono de mi bolsillo, bajo su atenta mirada y marco el numero de teléfono que figura en el papel. Descuelgan al tercer tono, pero no se oye nada.
Pienso que quizás es por no saber quien soy, así que decido decirle mi nombre. Justo en ese momento me da una dirección y cuelga dejándome con la palabra en la boca.
Algo dentro de mí, me dice que yo ya he escuchado esa voz en alguna parte, pero no logro saber  donde.
Le digo a Jorge que ponga el GPS para no perdernos, ya que apenas conozco está zona y aunque me encantaría ir a la aventura, puede más el saber quién es la persona misteriosa que me puede ayudar a deshacerme de mi peor pesadilla.

Dedicado a;
AliciaPirezGranados
LauraRodri25
VeroOrtiz044
MariaJorroFaus
EvaRibaltaCaler
Carluuchiii18
candyoftheunivers
AnnabelGaleraGarca

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora