29-Sentimientos

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Maldigo el momento en que le he dicho lo de la carrera. No se me pasó por la cabeza que Daniel me fuera a poner entre la espada y la pared. Aunque seguramente el niñato se negará después del rodillazo. No voy a permitir amenazas y menos con este tema. Aún sigo sin entender el porqué cojones confía tanto en Aiden. (Si supiera).

–¿De verdad piensas qué me vas hacer cambiar de opinión amenazando? —le digo subiendo la voz.

–¡Joder! No te lo tomes así —replica de igual manera— lo conozco y es arriesgado que vayas sola, confía en mí. —añade suavizando el tono.

Asiento dándome por vencida, conociéndolo es capaz de seguirme.
De repente suena su teléfono y mientras responde, le hago un gesto con la mano a la camarera y le pido un café.
Al rato se acerca y me lo sirve de mala gana, mirándome con desprecio.
Ruedo los ojos cansada que siempre pase la misma historia. Las tías se fijan en el cabrón de ojos verdes, sentado enfrente de mí y me tengo que aguantar el impulso de empezar a repartir hostias, por su manera de tratarme.

–Mañana tendrás el coche listo —comenta Daniel , sacándome de mis pensamientos— ¿Qué te pasa? —pregunta al quedarme callada .

–Pasa que casi siempre me quedo sin un puto café  por tu culpa. —le replicó señalando a la chica con la cabeza— A la próxima quedamos en un parque...

Se ríe meneando la cabeza (interrumpiéndome) De un momento a otro se levanta y se sienta a mi lado.
Me mira fijamente a los ojos sin decir nada, tan sólo mordiéndose el labio.
¿Ahora que se ha fumado este? ¿Se le estará pegando la gilipollez de Aiden? Me quedo con cara de poker sin entender una mierda.

–Ya no estoy con ella —me suelta de golpe— no puedo seguir fingiendo.

–Sabes que no... —replico, pero pone el dedo encima de mis labios para silenciarme.

–No digas nada, por favor —murmura desesperado.

Antes de poder intentar  responder de nuevo, choca sus labios con los míos, intento apartarlo, pero me agarra de la nuca para impedirlo, cuando estoy empezando a corresponderle.
Escuchamos un carraspeo y nos separamos de golpe. Veo a Aiden y a su novia al lado nuestro.

–Siento interrumpir —comenta el niñato con una sonrisa ladina— pero él me pidió que viniera.

Daniel se levanta con mala cara, le hace un gesto con la cabeza y los dos salen de la cafetería dejándome a solas con ella. ¡Mierda! Bueno sólo espero que se quede calladita y no me busque conversación, pero como siempre, nunca se cumplen mis deseos.

–Hacéis muy buena pareja —comenta con una sonrisa tímida— se nota que está loco por ti.

–Tan sólo ha sido un beso —agrego levantando los hombros restándole importancia— él y yo no somos nada.

–Pues es muy guapo -—añade dulcemente— Bueno, tu también eres muy guapa.

Me recuerda tanto a Sara, su manera de expresarse y su dulzura.
No entiendo a Aiden, teniendo una chica como ella que lo tiene todo, pierde el tiempo buscándome a mí.

–¿Te puedo hacer un pregunta? —dice al ver que no le contesto.

–No me gustan  —le respondo tajante.

Harta de esperar, pago la cuenta y salgo de la cafetería con Alison detrás, los busco por el aparcamiento hasta que los veo apoyados en el coche hablando, al ver que me acerco se quedan callados.

–Me largo, nos vemos luego —les informo pasando de largo por delante de ellos.

–Espera ¿Dónde vas? —pregunta Daniel, caminando detrás de mí.

–No es de tu incumbencia. —le replico apretando el paso.

–¿Ahora que cojones te pasa? —brama furioso.

–Nada  —le respondo con tranquilidad— quiero estár sola.

–Britt, no vayas a cometer ninguna tontería —me advierte— no sé que tienes en la cabeza, pero piénsatelo bien.

Llego a la parada y me subo en el primer taxi que veo sin responderle, le indico la dirección del hospital al chófer. Durante el camino apoyo la cabeza y cierro los ojos.
Al verlos juntos, me ha hecho pensar en todo lo que ha pasado últimamente.
Mi cabeza está hecha un lío, sin saber lo que hacer para quitarme este sentimiento que va creciendo por partida doble y eso me cabrea bastante. Si ya era jodido sentir algo por uno imagínate por dos.
Es mejor tomar distancia hasta que esto pase. Como dicen, no hay mal que dure cien años.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora