36-Reposo

94 24 2
                                    

Después de sus palabras, se va y a los pocos minutos entra, entregándome mi maleta. ¿Volvió a recogerla? No deja de sorprenderme las cosas que es capaz de hacer, pensar que al principio me caía mal por ser tan pijo.

–¿Qué ronda por esa cabecita para que sonrías? —su voz me hace salir de mis pensamientos.

–Pensaba en lo mal que me caías cuando te conocí —le suelto de golpe— te veía como el típico niño mimado que no sabía ni atarse los zapatos solo.

–¡Has herido mis sentimientos! —se pone la mano en el corazón haciéndose el ofendido— Un poco sí que era, hasta que se cruzó una mujer con un carácter amargado y que por cierto pega fuerte. —añade riéndose.

–Yo no soy amargada —le respondo defendiéndome— la culpa es tuya, por ser tan cabezón.

Me siento en la cama, con la bandeja en mis piernas para comenzar a comer. Él Intenta llevársela para recalentar la comida, le niego con la cabeza y sigo comiendo. Al terminar se la lleva y apoyo la cabeza en la almohada quedándome profundamente dormida.
Al despertar miro la hora en mi teléfono y veo varias llamadas perdidas de mi hermana. Cuando estoy por devolverle la llamada, ella entra por la puerta alarmada.

–¡Dios mío! —exclama con las manos en la boca al verme— ¿Cómo ha sido capaz?

Detrás de ella se asoma Ángel y Daniel, este último se sienta a mi lado y me levanta la barbilla, examinando mi cara con detalle. Pasa sus dedos por cada golpe y cada moretón con delicadeza.

–Voy a matarlo —brama dirigiéndose a la puerta.

Su hermano lo intenta frenar pero Daniel le empuja, empezando una acalorada discusión, Sara se interpone entre los dos intentando calmarlos.

–¡Basta! —grito con las pocas fuerzas que tengo— no vas a conseguir nada poniéndote así.

–Dime tan solo una cosa —pregunta de repente pellizcándose el puente de la nariz— ¿Te hizo algo más?

–No —interfiere Áiden desde el marco de la puerta— Llegué a tiempo y ahora por favor, dejadla descansar.

–Tú no vengas dando ordenes —le advierte Daniel— donde esté ella, estaré yo, grabátelo en la cabeza. —agrega señalándole con el dedo.

Con el paso de las horas el dolor ha ido aumentado hasta el punto que me duele tan solo al respirar. Me levanto con una mano en las costillas, para evitar otro enfrentamiento entre ellos dos.

–Por favor vuelve a la cama —me ruega Sara, agarrándome del brazo con delicadeza.

Al escuchar la voz de mi hermana, ellos se quedan en silencio mirando en mi dirección. Ella me ayuda a acostarme de nuevo y me acaricia el pelo con los ojos cristalinos.

–No quiero que llores lagartija. —le digo dulcemente limpiándole una lágrima con el pulgar— pronto todo esto va a pasar.

–Si no llega Aiden, a saber que hubiese pasado —añade Ángel de brazos cruzados— Britt, ese tío no va a parar hasta que te mate.

Afirmo con la cabeza, porque a pesar que todos lo saben, nadie se atreve a decirlo tan directo como lo acaba de hacer él. Escucho el sonido de un mensaje y alargo la mano para agarrarlo de la mesita.

"Espero que estés bien, la carrera la hemos aplazado para mañana ¿Cuento contigo?"

Le respondo que allí estaré y dejo el teléfono de nuevo. Al levantar la cabeza todos están observándome con el ceño fruncido, les invento que era simplemente publicidad para que se queden tranquilos. Lo que menos necesito ahora es tener niñeros que me pregunten a cada momento donde estoy. Entiendo su preocupación, pero me agobia que estén tan pendientes de mí.  
Intentan convencerme para que vuelva a casa con ellos, pero es mejor que no me vean con ellos, conociendo a Morales, debe de estar buscándome por todas partes como loco.
Les advierto que no dejen a Sara y que estén con los ojos bien abiertos por si les siguen. Mi hermana y Ángel salen de la habitación dejándome a solas con Daniel.

–He estado hablando con Sara de ti —comenta, sentándose de nuevo a mi lado— tiene razón, en decir que te estás alejando de mí, por comportarme como un troglodita.

–Deja este tema —le respondo tajante— he tenido un...

–Escúchame un segundo —me corta, frotándose la cara desesperado— Ya se que no es el momento, pero solo quiero que sepas que yo te...

–¿Interrumpo? —pregunta Aiden desde el marco de la puerta, con una sonrisa picarona.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora