43-Paso a Paso

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Dedicado a LauraRodri25

Sus labios fríos rozan los míos con dulzura, me acaricia la cara y me sujeta de la nuca, empezando una guerra de besos sin control.
Paseo las yemas de mis dedos por sus brazos notando la suavidad de su piel mojada y sin poder detenerme acaricio su pecho notando como se le eriza la piel con mi  tacto.
Él me abraza con posesión y automáticamente levanto las piernas, quedando enredada en su cintura.
Cuando noto el bulto de su entrepierna, se me escapa un jadeo involuntario.
Al escucharme, me agarra de los muslos y empieza a moverse lentamente.
Lo que antes era calor, ahora es un fuego intenso recorriendo cada parte de mí, volviéndome loca de deseo y locura.
Con la respiración entrecortada, nos separamos por falta de aire y sin decir nada, volvemos a besarnos con la misma intensidad.
Salimos del agua y me deja en el suelo despacio, se separa un poco y con la mirada me pregunta si puede continuar y afirmo con la cabeza, me va quitando la ropa despacio, tan solo quedando en ropa interior, deja un camino de besos hasta llegar a la zona donde tengo los tatuajes que cubren las heridas. Los toca y se deleita en ellos, arqueo la espalda, cerrando con fuerza los ojos.

–Mírame —murmura con dificultad— Quiero que recuerdes esto, cada vez que veas tus cicatrices.

Mi cuerpo tiembla al notar como empieza a bajar del elástico, el panico me invade haciendo que la pompa de jabón en la estaba hasta ahora se rompa por completo. Lágrimas de impotencia descienden por mis mejillas.
Al darse cuenta de mi estado, se alarma y se tumba a mi lado, abrazándome con fuerza.

–No puedo —susurro angustiada.

–Shh... Tranquila, quiero que tu primera vez, sea especial y estés totalmente segura —responde contra mi pelo.

¿Mi primera vez? Siempre me he sentido sucia y con vergüenza que alguien pudiera saber lo que me había pasado y él sabiéndolo todo, me trata como si nadie hubiese maltratado mi cuerpo, sin importarle nada más que el presente.
Sin proponérselo, está dando martillazos a ese muro que llevo años manteniendo fuerte y en poco tiempo lo está derribando.

–Quédate conmigo está noche —le digo decidida.

–¿Estas segura? —me pregunta indeciso—  no pienses que no quiero, porque sí quiero, es decir, no quiero que te sientas presionada —contesta una especie de trabalenguas.

–Si no estuviese segura no te pediría —le respondo, aguantando las ganas de sonreír, por oírle tan nervioso.

–Sé que te estás riendo de mi señorita, pero no puedo evitar ponerme así cuando estoy contigo —responde notando el temblar de su cuerpo al reírse.

–Nada de cursilerías o duermes en tu casa —le advierto— y vámonos ya.

Pasamos por su casa a por ropa y nos vamos a la mía. En todo el camino no dejo de pensar en todas las emociones que he sentido estando con él, aparte de conducir, esto es lo segundo que me ha hecho sentir tan viva en mi vida.
Nada más llegar, me doy una ducha y al terminar él hace lo mismo.
Me acuesto y cuando estoy por dormirme, la melodía de su teléfono me despierta.
En ese momento aparece Aiden con la toalla en las caderas, agarra su teléfono y lo apaga directamente.

–No deberías hacer eso —le digo mientras me ataca el remordimiento de conciencia—
Se va a preocupar.

–No era ella. —comenta tumbándose a mi lado—sino Daniel.

–¿Le has apagado el teléfono? —le pregunto con las cejas levantadas.

–No quiero que nadie estropeé este momento. —replica respirando hondo— No sé cuanto tiempo tardaras en volver a alejarme de ti.

Pensándolo bien él tiene razón, tendré que hacerlo si acepto los planes de Jorge para seguir con la venganza, así que estoy de acuerdo con él, no voy a dejar que está noche nada ni nadie la joda, aprovecharé al máximo pudiendo ser la última noche que pase junto al niñato.
Al mirarle le veo con los ojos cerrados, le doy un beso y me apoyo en su pecho escuchando su corazón.
Poco a poco me pesan los párpados, hasta que me quedo profundamente dormida.

Unos golpes nos despiertan a los dos sobresaltados, Aiden se va a la otra habitación y yo me levanto para abrir, cuando estoy llegando a la puerta escucho el ruido de la cerradura y me quedo cruzada de brazos esperando.

–¿Qué cojones haces tú, con una copia de las llaves?

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora