9-Madre

166 39 4
                                    

–Tu hija está durmiendo, así que vete y luego vuelves —bramo intentando cerrar la puerta.

–Esta no es tu casa, no eres nadie para echarme. —responde ella, evitando que le cierre la puerta en las narices.

–Qué te parece que la única que está aquí ahora, soy yo ¿y sabes una cosa? No me interesa verte —le reto cruzandome de brazos y la mirándola con rabia.

–¿Qué está pasando aquí? —pregunta Sara bostezando.

–Nos habéis despertado con vuestros gritos —interviene Ángel, saliendo detrás de mi hermana.

Miro a mi alrededor y veo que Aiden, está despierto mirando la escena y Daniel también ha salido para ver qué pasa.

–Mamá ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿Ha pasado algo?—le dice Sara dulcemente.
Se acerca y le da un beso en la mejilla.

–Sólo pasaba a verte hija, hace días que no sé nada de ti —le responde a ella acariciándole la mejilla— pero tu hermana me ha intentado cerrar la puerta en las narices. —se pone la mano en el pecho haciéndose la ofendida.

–Yo no voy a estar  en el mismo lugar que estés tú, así que me largo —replico con los puños apretados.
Voy a buscar mis cosas a la habitación, de pronto entra Sara corriendo y cierra la puerta.

–¡Para por favor! —me ruega desesperada agarrandome del brazo— ¿Qué ha pasado con mamá? No entiendo nada  añade frustrada.

Se sienta en la cama y se tapa la cara, empieza a llorar desconsolada, me acerco a ella y me agacho, le quito las manos de la cara y la miro a los ojos.

–No puedo. —le digo con suavidad— Sé que esto es duro para ti, pero por ahora sólo te puedo pedir que confíes en mí —me levanto y busco el cargador del móvil en el cajón.

Antes de que mi hermana pueda decir algo, escuchamos gritos, nos acercamos con cautela al salón con Sara detrás de mí.

–Usted no va a venir a mi casa, exigiendo —escuchamos a Ángel gritar.

–No te lo exijo, sólo te lo digo porque estoy preocupada, Britt no es buena influencia para ella. —le contesta mi madre, con voz dulce y poniendo los brazos en forma de jarra.

Mi hermana hace el intento de intervenir y la detengo, le hago una señal con el dedo para que se quede callada, ella asiente con la cabeza.

–Haber si me aclaro, siempre ha querido que su hija me deje porque no soy bueno para ella, lleva todo este tiempo tratándome como si yo fuera de lo peor y tiene el descaro de venir a pedirme ¿que la aleje de su hermana? Definitivamente está loca. —inquiere Angel pellizcándose el puente de la nariz mientras se ríe.

-No me hables de esa forma niño, recuerda que soy la madre de tu novia. —le responde con voz autoritaria.

Sin poder evitarlo Sara sale y se acerca a ellos.

–Mamá será mejor que te vayas —le dice mi hermana y por la voz se nota que le cuesta decir eso— no voy a dejar Britt se marche —suspira— luego te llamo y hablamos.

Me sorprende que Sara la enfrente de esa manera, para nuestra madre, ella era la hija perfecta, la que siempre sacaba buenas notas, la que hacía lo que decía sin rechistar, ahora entiendo porque no la quiere con él, este tío ha hecho que tenga más seguridad en sí misma.

–Te estás equivocando cariño —le responde y le pone un mechón detrás de la oreja— saca a tu hermana de tu vida, sólo te traerá desgracias.

–¿Precisamente tú, vas hablando de traer desgracias? —Le grito furiosa, parandome frente a ella— No me tires de la lengua, porque te aseguro que acabarías como una mierda si me diera la gana, ahora no jodas más y acaba de largarte de una puta vez —añado levantando la voz y mirándola desafiante.

Levanta la mano, para darme un bofetón y le agarro la muñeca.

–Ni se te pase por la cabeza, volver a levantarme la mano. —le advierto, empezando a perder la paciencia— Por cierto, tu amiguito está en la ciudad, deberías ir a verle. —su mirada pasa de rabia a sorpresa.

–Señora, váyase y no complique más las cosas. —interviene Daniel.

Sin decir una sola palabra se da media vuelta y se va, cuando me giro todos me están mirando.

–No quiero ni una sola pregunta —camino a la habitación y me tumbo en la cama, no he dormido nada y necesito descansar un poco.

A los poco minutos entra Daniel, empieza a dar vueltas por la habitación, le sigo con los ojos cerrados para ver si se cansa y se va, pero en lugar de eso se sienta en la cama, así que los abro.

–Joder, di lo que tengas que decir y vete. —le digo cortante.

–¿Qué está pasando con Aiden?—pregunta de golpe, mirándome fijamente

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora