81-Rompiendo Barreras

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Al terminar la frase, se forma un silencio incómodo. Jack, para romper el hielo, nos dice que lo mejor es descansar unas horas, mientras ellos se marchan a coordinar toda la operación. Nos enseña una habitación muy amplia con dos camas y un cuarto de baño. Recogen todo y salen por la puerta dejándonos completamente solos.
Me tumbo en la cama boca arriba, con las horribles imágenes recorriendo por mi mente una y otra vez. Al ver ese plano a revivido cada momento de agonía y lo que más rabia me da, es que lo ha hecho expresamente para que no lo olvide. "Ese ha sido su maldito mensaje"
La puerta del baño abriéndose me saca de mis pensamientos, veo a Aiden salir con la toalla enrollada en las caderas y me llama la atención la herida que tiene en las costillas.

–¿Qué cojones te ha pasado? —le pregunto con ceño fruncido- Tienes esa herida infectada.

–Había quedado con el informante y antes de poder llegar me atacaron. —me responde con tranquilidad— Pero es sólo un rasguño.

Me levanto y busco en el botiquín agua oxigenada, algodón y unas vendas. Le pido que se acueste para poder curarle y aunque al principio se niega, al final accede después de amenazarle con pegarle y dejarle el otro lado igual.
Le voy curando despacio viendo sus muecas de dolor y tengo que reconocer que, en parte, me lo estoy tomando como una pequeña venganza, por todas las mentiras que me ha dicho, durante todo este tiempo.
Después de apretar un poco más fuerte en la herida, se queja y me agarra de la muñeca con firmeza.

–No te ensañes tanto conmigo señorita. —musita con tono juguetón.

Me mira fijamente a los ojos y me va soltando lentamente, para acariciar mi mejilla con suavidad. Un escalofrío recorre por todo mi cuerpo quedándome inmóvil ante su tacto. En mi mente empiezan a sonar alarmas para que lo aparte de mi cuanto antes, pero su mirada puesta en la mía hace que me olvide de todo lo que me rodea.
Su nariz acaricia la mía, antes de terminar el poco espacio que quedaba y devorar mis labios con una pasión que me enciende de una manera que jamás me hubiese imaginado. Me sujeta de la cintura y acabo a horcajadas encima de él sintiendo su dureza rozando mi intimidad. Un gruñido involuntario sale de sus labios y eso hace que la poca cordura que me quedaba se esfumara del todo, sustituyéndolo por un fuego abrasador recorriendo bajo mi piel. Baja sus labios lentamente por mi cuello con una maestría impresionante, mientras que con la otra mano me toma del pelo tirando hacia atrás para tener mejor acceso. Me muerdo el labio inferior con fuerza para no emitir ningún sonido, pero es tal el nivel de excitación que me resulta imposible no hacerlo. Con sus manos temblorosas, pone los dedos en el borde de mi camiseta y con impaciencia le ayudo a quitármela y esta vez soy yo quien lo ataca como una leona hambrienta. En un movimiento él queda encima de mí y me va quitando el resto de la ropa, quedando solamente en bragas ante sus ojos llenos de deseo. Se quita la toalla y me sorprendo al ver el gran tamaño que tiene entre las piernas. ¡Joder con el niñato!
Sin dejarme pensar en nada más, pasea su lengua por mis pechos, mientras sus dedos se cuelan en la fina tela de mi ropa interior y va acariciando mi zona más sensible.

–¿Quieres que pare? —me pregunta excitado en tono juguetón.

–Como pares te mato. —logro decirle entre jadeos.

Sonríe y retira con una lentitud la única prenda que me queda, dejándome expuesta totalmente frente a él. Se levanta y mientras saca un envoltorio plateado de su pantalón, puedo observar su escultural cuerpo logrando que mis pobres hormonas se revolucionen más de lo que están. Sin poder aguantarme, me levanto y lo estampo contra la pared agarrándolo por sorpresa. Me da la vuelta acabando mi espalda contra la pared y enredo mis piernas en su cintura. Me carga hasta la cama y me deja con sumo cuidado, en cuestión de segundos se pone el preservativo y se va introduciendo dentro de mi. De pronto, se para unos momento para mirarme y asegurarse que estoy bien. Asiento con la cabeza, un poco adolorida, siendo incapaz de pronunciar una sola palabra. Poco a poco va acelerando y las embestidas se vuelven más fuertes, hasta que mis gemidos y sus gruñidos se mezclan, llegando los dos al clímax y quedando los dos extasiados.
Se tumba a mi lado con la respiración entrecortada y apoya mi cabeza en su pecho, quedandonos profundamente dormidos.

Cuando me despierto, no dejo de darle vueltas a todo lo que ha pasado esta noche y la verdad que nunca pensé que sería capaz de llegar tan lejos. ¿Cómo alguien puede llegar a romper todos tus esquemas y poner tu mundo patas arriba en tan poco tiempo? Es algo que no me explico, pero me siento bien, porque he dado un paso adelante sin que mis demonios me persigan.

–¿En qué piensas? —me pregunta Aiden con la voz ronca.

–Siguen sin gustarme las preguntas. —le respondo suspirando— pero si crees que pienso que me arrepiento te equivocas.

Me levanta la barbilla y me besa con dulzura, cuando abre la boca para responderme, unos golpes en la puerta nos interrumpen.

–Ya está todo listo, en quince minutos partimos. —nos avisa Jack a través de la puerta.

Dedicado a:
AliciaPirezGranados
lamenorsitaa
LauraRodri25
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MoniqueTejeroGil
LaChicaAnonima18
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