73-Incertidumbre

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Dedicado aAliciaPirezGranados
LauraRodri25
lamenorsitaa
carlusky_16
LaChicaAnonima18

La primera que sale a recibirnos es Laura, con una expresión de preocupación mezclado con alivio, detrás de ella sale Kevin, le conozco perfectamente para saber que está muy cabreado conmigo por la manera que me largué la última vez. Instantes después, Daniel y Aiden aparcan el coche detrás de nosotros. Nada más salir del coche les bombardean a preguntas. No les presto atención hasta que Sara les pregunta si hay alguna novedad de nuestros padres a lo que ellos niegan con la cabeza.
No hay cosa que más odie en este mundo que ser el puto centro de atención, como si fuera un mono de feria y así me sentí, cuando Sara sacó del maletero la silla de ruedas bajo la atenta mirada de todos.
Daniel fue el primero en ofrecerse a ayudarme a subir a la habitación, sin importarle los motivos por los que yo estaba así. En cambio mi hermano se queda en shock, supongo que nadie le ha explicado que esto es pasajero.

–Nana le inyectó un tranquilizante muy potente. —le explica Sara a Kevin al verle con la cara desencajada— lo hizo para que no fuera como una kamikaze a por Morales —añade para que entienda los motivos.

Mi hermano niega con la cabeza, ante las palabras de Sara. Sé que no está de acuerdo en la forma de retenerme, por parte de nuestra Nana. Él entiende mis ansias de venganza y sabe perfectamente que no hay poder humano que me haga cambiar de opinión. Aunque antes de cruzar la puerta en brazos de Daniel no me pasó desapercibida la mirada de "ya hablaremos" por parte de Kevin.
Me sube hasta mi habitación y me deja encima de la cama con cuidado, para sentarse a mi lado.

–¿No se supone que nos íbamos a vengar juntos? —me pregunta Daniel con la mandíbula apretada.

–¡Mi padre está desaparecido! —estallo recalcando lo último— Así que las cosas han cambiado.

–La que está cambiando eres tú. —me dice levantándose de golpe— Ya no piensas con frialdad, te dejas llevar por lo que sientes y eso te hace un blanco fácil para él.

Aunque me joda reconocerlo, tiene toda la razón, por mucho que quiera, no puedo actuar con la mente fría como antes lo hacía. Es lo que me gusta de él, la seguridad que demuestra en cada palabra, me hace ver las cosas de forma distinta. Somos el Ying y el Yang nos complementamos como un puzzle.

–Tienes razón. —le respondo con sinceridad, a lo que él levanta las cejas al escucharme darle la razón sin discutir— Por eso mismo no puedo arrastrarte conmigo en esto.

Se pasa las manos por el pelo con frustración, pero antes siquiera poder abrir la boca, la puerta se abre con brusquedad y Sara entra con los ojos llorosos y viene hacia mi corriendo para lanzarse a mis brazos sin decir nada.
Daniel y yo nos miramos sin comprender que ha pasado. Lo primero que se me cruza por la mente, es que quizás ha discutido con Angel.
Le acaricio el pelo intentando que se sienta mejor y pueda contarme lo que ha pasado. Pasan los minutos y el llanto va en aumento hasta llegar al punto de preocuparme. ¿Tan grande ha sido la discusión entre ellos? ¿Qué mierda le ha hecho a mi hermana? De repente siento como la ira me va recorriendo por todo mi cuerpo y las ganas de levantarme y estamparlo contra la pared crecen por momentos. Como si él me leyera la mente se va corriendo de la habitación, para ir a verle y saber qué ha pasado.

Pasan veinte minutos y aquí no viene nadie a decirme nada y Sara hace diez que se ha quedado dormida en mis rodillas. Con cuidado de no despertarla, le apoyo la cabeza en la almohada y me levanto agarrándome a la cabecera de la cama para estabilizarme y no caer, a medida que voy dando pasitos las piernas dejan de temblar dándome un poco más de seguridad. Al cruzar el umbral de la puerta, me apoyo en la barandilla al escuchar como mi hermano dice con la voz entrecortada que por ningún motivo me deben de decir nada. Bajo despacio las escaleras y al entrar a la cocina todos las miradas recaen en mí. Lo que me deja confundida es ver a Andrew aquí y con los ojos llorosos, al igual que mi hermano y al mirarlos me esquivan la mirada.

–¿Qué se supone que yo no debo saber? —pregunto con el ceño fruncido.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora