59-Río

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Dedicado a lamenorsitaa
carlusky_16
LauraRodri25

Asiento no muy convencida. Esto de pasar el día en plan familia feliz no es lo mío, pero sé que para Daniel es importante y no puedo decirle que no, por el simple hecho que él siempre me ha apoyado en todo desde el principio.

Al terminar de desayunar dejamos todo recogido y nos vamos cada uno a nuestra habitación a por toallas y a ponernos los trajes de baño.
Una vez todos listos, Laura se va con sus hijos y Sara, mientras que los otros dos se vienen conmigo.
Nada más subir pongo la radio a todo volumen, para evitar cualquier tipo de conversación. Al parecer la parejita capta la indirecta porque sin decir nada se suben en los asientos de atrás.

Durante el trayecto, me quedo sorprendida por los paisajes tan bonitos que hay, olvidándome por un instante de lo que me rodea. Una pequeña sonrisa se me escapa, cuando miles de recuerdos me pasan por la mente de cuando mis padres, nos llevaron por primera vez a un río, los tres no parábamos de correr por la piedras y buscar peces cerca de la orilla, hasta que por fin veíamos alguno y le rogábamos a papá que nos ayudara para llevarlo a casa y cuidarlo, él se negaba y nos explicaba que este era su hogar y no podíamos apartarlo de su familia.

Al mirar por el retrovisor me encuentro con Aiden y su mirada curiosa, haciéndome  salir de mis pensamientos y borrar la sonrisa de golpe.
Al llegar, aparcamos cerca de un puente de madera y después de bajar todo del maletero, se meten en el agua entre risas.

–¿No pensarás quedarte ahí? ¿verdad? —grita Daniel salpicándome— ven princesa.

–Deja de llamarme así —le respondo girando los ojos— y sí, pienso quedarme aquí tranquila, así que dejadme en paz.

Sale con el ceño fruncido al escuchar mi respuesta y no puedo evitar escanearlo de arriba abajo y fijarme en el nuevo tatuaje que consiste en una rosa negra con espinas, cerca del corazón.
Se sienta a mi lado quedándose unos minutos en silencio.

–Gracias por venir. —me suelta de golpe— Sé que no te gustan este tipo de reuniones.

–Es lo mínimo que puedo hacer ¿No crees? —le respondo levantando los hombros.

–Ehh pareja dejar de hablar y veníos, no me hagáis salir a buscaros. —canturrea Sara moviendo las cejas de arriba abajo.

Él se levanta y me extiende la mano para ayudarme, la miro unos segundos y la acepto a regañadientes, aunque la idea que vean mi cuerpo y mis cicatrices a plena luz del día no me gusta, sé que tarde o temprano tengo que afrontarlo.
Con las manos temblorosas me quito la ropa quedando totalmente expuesta ante los ojos de mi hermana, la sonrisa que tenía hace unos segundos la cambia a una de tristeza, no es lo mismo verlas en la oscuridad o con maquillaje que sin nada.

–No tienes de que avergonzarte hija. —dice Laura como si me leyera el pensamiento.

Sus palabras me animan un poco, pero no puedo evitar sentirme incómoda y decido salir de nuevo y volver a ponerme la ropa.
Les dejo las llaves encima de sus cosas y me largo dando un paseo. Cuando estoy a punto de llegar a casa, oigo un frenazo detrás de mí y como alguien me sujeta del brazo.

–¿Sabes el susto que nos has dado? —brama Daniel con las facciones endurecidas— no vuelvas a irte así nunca más ¿Me oyes?

–¡Escúchame tu! Voy a ir donde me de la puta gana, cuando quiera y donde quiera. ¿Te queda claro? —le replico levantando la voz.

Me suelto de un tirón y a paso rápido, entro en casa ignorando sus gritos, me encierro en la habitación y golpea la puerta sin parar desesperado, al cabo de unos minutos oigo como le habla su madre y le hace desistir. Resoplando me tumbo en la cama y sin darme cuenta me quedo dormida.

A la mañana siguiente me levanto sin ganas de nada, al entrar en la cocina, todos me dan los buenos días como si no hubiese pasado nada y me sirvo un café bien cargado.
De repente tocan la puerta y Laura la abre, yo por mi parte sigo desayunando sin darle importancia. Él ruido de una taza cayéndose me hace levantar la cabeza y mirar hacia Sara, frunzo el ceño al verla con las manos en la boca y giro la cabeza para saber cual es el motivo para que ella reaccione así.

–¿Qué clase de juego macabro es este? —digo levantándome de la silla de golpe llena de ira.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora