20-Dolor

100 24 2
                                    

Daniel me ayuda a bajar de la camilla, al ponerme de pie me tambaleo, por reflejo le agarro de los hombros y él me agarra de la cintura. Quedando muy cerca.

–Recuérdame, que cuando salgamos de aquí, te debo un puñetazo —suelto de golpe.

–¿Por qué? —pregunta con su mirada fija en mis labios— si es por lo de anoche, dame los que quieras.

–Joder, estás muy cursi, últimamente —giro la cara, calmando los nervios— tenemos que largarnos, antes que vengan.

–Está bien. —me levanta, con un brazo debajo de las rodillas y el otro en la espalda— vámonos.

–No, me tengo que quitar esto —le enseño las vías intravenosas— Aparte ponerme algo encima, con esta bata se verá todo. —se muerde el labio mientras me escanea— Bájame ya y deja de mirarme así gilipollas.

Me suelta las piernas con cuidado y me empiezo a quitar las vías, voy al baño para limpiarme la sangre y con la mirada busco mi ropa, la encuentro en una bolsa y me cambio.

Abrimos la puerta y me doy cuenta que sigo con la venda en la cabeza. Faltan cinco minutos para que vengan, así que no me da tiempo de quitármela. Sale Daniel y con la mano me indica que puedo continuar. Avanzamos a paso ligero, por suerte casi todos están tan ocupados que no se percatan de nosotros. Cuando ya estamos fuera, vamos al coche y nos dirigimos a casa de mi hermana. Al llegar tocamos el timbre y nos abre Ángel.

–¿No tenían que hacerte pruebas? —pregunta sorprendido— Oye acaba de llegar...—se queda callado, cuando aparece mi madre.

–Hola hija —saluda con retintín— vaya cara te han dejado —añade mirándome de arriba abajo con desprecio.

–Será mejor que vuelva en otro momento —respondo fríamente.
Cuando estoy a punto de irme, me agarra del brazo.

–¡No me dejes con la palabra en la boca! —grita con la cara roja de la ira— así no te guste soy tu madre y me debes un respeto.

–El respeto se gana. —replico cortante— Tú para mí no eres nadie, el título de madre te queda grande —le digo soltandome de un tirón.

–Nos podéis dejar a solas —brama fulminándome con la mirada— necesito hablar con mi hija.

Los dos asienten en silencio y se van, me hace un gesto con la mano para que pase dentro de casa.

–¿Qué quieres? —me cruzo de brazos— rápido que no estoy para perder tiempo.

–Aléjate de Sara —pronuncia con los dientes apretados y con los brazos en jarras— no le conviene estar cerca de ti.

–¿Tienes miedo de que se entere de la verdad? —le suelto acercándome a ella— Que tu pequeña sepa que engañabas a mi padre con otro.

–¡Cállate! —su pecho sube y baja de la ira— tú no sabes nada.

–No me hagas hablar —le advierto— Será mejor que te largues.

–Ya ni sabes que inventar —menea la cabeza— no has cambiado nada.

–La que no ha cambiado nada eres tú —le digo perdiendo la paciencia— sigues creyendo en ese hijo de puta.

–No voy a permitir que hables así de él —me señala con el dedo— tú acusaste injustamente a un buen hombre.

–Preferiste creer en un desconocido que en tu propia hija —grito sintiendo como mis mejillas se empiezan a empapar—¿Ves estos tatuajes? —agrego furiosa, levantándome la camiseta.

–No me interesa —responde interrumpiendo— te empeñas en manchar su nombre.

–¡Ahora me vas a escuchar! —estallo— ¡me los hice para tapar las cicatrices que me dejó tu amante!.

–Eso es mentira, siempre te trató como una hija. —dice nerviosa, mirando el suelo.

–¡Mírame! —le exijo— Disfrutaba quemándome con puros después de abusar de mí —veo como se limpia las lagrimas.

–Eso no puede ser cierto —me mira con dolor— a Sara nunca le hizo nada.

–Por que en ese momento no le convenía, pero ha vuelto y viene a por ella y para hacerme daño a mí. —respiro hondo intentando calmarme— Yo por mi parte jamás te perdonaré, eso que te quede claro. Si quieres aunque sea un poco a tu hija, no dejes que se acerque.

Sin decir nada me dirijo a la salida. Tengo que largarme de aquí cuanto antes, porque la cabeza me va a explotar en cualquier momento. Al abrir la puerta siento como si se rompiera algo dentro de mí, cuando veo a Sara llorar desconsolada.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora