19-Pruebas

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Abro los ojos, sintiendo la garganta seca y el cuerpo adolorido. Noto una presión en la cabeza y al tocarla siento una venda. Mientras bajo el brazo veo una vía intravenosa. ¿Qué cojones?

–Menos mal que ya estás despierta. —Andrew se acerca a la camilla— te tuve que traer a un hospital.

–¿Un hospital? —inquiero con dificultad— ¿Qué ha pasado?

Antes de contestar, abren la puerta bruscamente y entra mi hermana, cuando me ve sus facciones se relajan. Andrew sale en silencio de la habitación.

–No sabes el susto que me has dado —se sienta en la camilla— pensé que te perdía a ti también. —mira hacia la pared y los ojos se le cristalizan.

–¡Ey! Estoy bien, no me vas a perder lagartija —levanto la mano, con cuidado y le acaricio la cara— esto no es nada.

–Así me llamabas, cuando estaba triste —se ríe, recordando— Kevin, se burlaba de nosotras.

–Decía que éramos un par de tontas. —suspiro con añoranza, sintiendo un nudo en la garganta— Pero ahora quédate tranquila. ¿Vale? —le digo cambiando de tema.

Al ver su cara, cuando ha entrado en la habitación, me ha hecho darme cuenta, si yo estuviese en su lugar, me hubiese vuelto loca.

–Lo intento, pero me cuesta. —me coge la mano— prométeme que tendrás cuidado.
De repente, entran Daniel y Ángel.

–No quiero sermones —les advierto— ni preguntas.

–A tu hermana casi le da algo, pensando lo peor —dice Ángel molesto— deja de ser tan egoísta de una puta vez, lo que haces no solamente te afecta a ti.

–Él tiene razón Sara —respondo antes que ella intente defenderme— ¿Puedes ir a por el doctor?
Asiente con la cabeza y se va.

–Dime que no has ido a ese puto barrio de nuevo —pregunta Daniel, al ver que no digo nada, vuelve hablar— ¿En qué mierda estabas pensando? 

–¿Qué barrio? —pregunta Ángel, confundido— ¿Qué está pasando?... —se queda callado, cuando llega el doctor y Sara.

Todos salen de la habitación, para que puedan revisarme. Cuando termina, dice que tienen que asegurarse de que no hay daños cerebrales por los golpes, así que me toca quedarme en observación esta noche. Nada más salir el doctor, vuelven los tres. Antes de poder cerrar la puerta, aparece Andrew.

–¿Quién eres? —le pregunta Daniel cortante.

–Soy Andrew, era el mejor amigo de su hermano —dice señalando a Sara y a mi— y el que la ha traído al hospital.

–¿Andrew? —dice Sara, sorprendida— con todo lo que ha pasado, ni cuenta me había dado que eras tú.

Ella se acerca saludándole con un abrazo y después les  presenta a los chicos.
Entra la enfermera, diciendo que la hora de visita ha terminado y tan sólo puede quedarse una persona.

–Iros a casa —les digo sintiendo mi cabeza bombear— cualquier cosa os llamo.

–Yo, me quedo —afirma Daniel, automáticamente— mañana temprano tienes un examen, vete tranquila a descansar, en cambio yo no tengo nada que hacer —Le comenta a Sara.

–Está bien —resopla con resignación— mañana, nada más termine vendré. —con el ceño fruncido se despide y se va con los demás.

–Bueno, ahora si podemos hablar —dice Daniel sentandose en la silla, pensativo— ¿Te dejaste? ¿Verdad? —añade después de una pausa.

–¿De qué mierda hablas? —contesto cansada.

–Vamos Britt ¿crees que soy gilipollas? —dice empezando a levantar la voz— Dejaste que te golpeara ¿por qué? —me mira fijamente.

–No lo entenderías —le respondo sientiendo como me pesan los parpados y sin poder evitarlo se cierran— mejor deja el tema. —añado medio dormida.

Oigo sus pasos acercándose, él me acaricia el pelo y la cara suavemente. Intento abrir los ojos, pero me pesan demasiado y mi cuerpo no responde.

–No importan los motivos —me susurra— al igual voy a estar contigo. —siento sus labios acariciando los míos.

Una enfermera me despierta. Me informa que en media hora, vendrán a buscarme para hacerme más pruebas y que cuando terminen, pasara la policía para tomarme declaración.
Me quedo callada intento asimilar lo que me está diciendo.
Nada más sale por la puerta, miro a mi lado y veo que él sigue dormido, en el sillón.

–Daniel, despierta —veo como abre los ojos— ¡¡tenemos que largarnos de aquí ya!! —agrego incorporándome.

–¿Estás loca? No estás en condiciones —se frota los ojos— tranquilízate, luego de las pruebas...

–Después de las putas pruebas, vendrá la policía a tomarme declaración —le interrumpo— Joder, sabes de sobra que no puedo explicar lo que me ha pasado, así que deja de hablar y ayúdame, tenemos sólo media hora.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora