8-Cara a Cara

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–¿Así saludas a un amigo? —sonríe burlon— Que maleducada eres, querida.

–¿Amigo? Tú lo que eres es un hijo de... —antes que pueda continuar me corta.

–Shh cuidadito con esa boquita. —dice empiezando a acercarse,  observandome lentamente —Ahora ya eres toda una mujer, disfrutaría más que cuando eras una niña, en quitarte...

Siento como se me revuelven las tripas, con cada palabra que sale de su boca, mis ojos pican y la rabia crece por momentos. Antes de poder decir nada más, él se queda mirando detrás de mí y me doy la vuelta.
Daniel y Aiden, están parados en la esquina del callejón y por sus caras, lo han escuchado todo.

–Ni se te ocurra acercarte a ella. —Brama Daniel, mientras vienen los dos a paso ligero. Uno se pone a mi derecha y el otro a mi izquierda. —te aseguro que esta vez, no me voy a contener.

–Vete y no dejes que mi hermana venga —le susurro a Aiden, notando la preocupación en su cara— Date prisa y de esto, ni una palabra —le advierto y con la mandíbula apretada se marcha.

–¿No le vas a dar un abrazo a tu tío, Dani? —su tono juguetón me repugna— Por cierto que rápido se ha ido vuestro amigo ¿Qué estaréis tramando parejita? —entrecierra los ojos— sabéis que sea lo que sea, me enteraré.

–Antes, prefiero estar muerto a que me abraces —le contesta Daniel con los puños apretados— ¿Qué mierda haces aquí?

–Contestando a tu pregunta, me ha dicho un pajarito que tenéis un plan contra mí. —responde y se empieza a reír, mientras se pasea de un lado a otro con las manos en la espalda— Pensad muy bien lo que vais a hacer —me mira— o queréis hacerle compañía a tu querido hermanito.

Sin poder contenerme, me lanzó a por él, antes de siquiera tocarlo Daniel me agarra.
Sus matones sacan una pistola y nos apuntan.

–Pequeña, yo de ti, no haría eso, no te conviene —agrega negando con la cabeza.

–Dispara, a qué esperas. —le grito a todo pulmón, con los brazos extendidos— ¿Crees que te tengo miedo? —le replico  desafiante.

–No dejes que te provoque. —me susurra Daniel sujetándome de la cintura.

La gente comienza a acercarse al callejón, seguramente por mis gritos.

–Esto es muy divertido, pero tengo cosas más importantes que atender. —se da la vuelta y empieza a alejarse—Nos veremos pronto y te aseguro que serás mía de nuevo. —continúa hablando sin girarse, con sus gorilas siguiéndole. 

–¡¡Suéltame joder!! Voy a matar a ese hijo de puta —estallo, mientras le golpeo, él intensifica el agarre.

–¡¡Basta!! créeme que yo también tengo ganas de vengarme ¿Pero, no te das cuenta de qué ahora no podemos? —dice Daniel para que entre en razón— Tienes que serenarte.

Me suelto bruscamente y doy vueltas cerca de la puerta para calmarme, los hombres de la entrada me miran, como si estuviese loca. Cuando consigo tranquilizarme, entramos de nuevo a la discoteca.

Los vemos y Daniel se pone hablar con su hermano, mientras mi hermana me ve y viene hacia mí tambaleándose.

–¿Dónde estabas? Pensé que te habías ido —dice ella balbuceando y haciendo pucheros.

–Cómo crees que me voy a largar sin ti —le respondo cortante.

–No te enfades. —me abraza con fuerza— Estoy feliz de tenerte aquí, venga anímate y vamos a mover el esqueleto.

Empieza a moverse "bailando", con la castaña que lleva, aún gracias que se aguanta en pie. Como si me leyera la mente, aparece su novio y se la lleva. Directamente, voy a pedir una botella de tequila y me siento en una mesa apartada.
Ese cabrón, siempre va a un paso delante de nosotros, él sabía que mencionando a mi hermano me iba a descontrolar, me deberían de dar una medalla por gilipollas, por mi temperamento le acabo de dar la información que él quería.

–Hola Britt —levanto la cabeza— nos vendrán a recoger en cinco minutos— comenta Aiden con cautela.

Le hago una señal con la mano para que se vaya.

–No nos vamos a ir sin ti —agrega sentándose a mi lado.

–No me podéis dejar de joder ¿aunque sea un instante? Sois peor que un puto grano en el culo —le replico y me bebo otro chupito, de casualidad veo como Daniel me está observando muy serio.

–Tu hermana no se quiere ir sin ti —habla Aiden mirando en su dirección— tiene miedo de que te vayas de nuevo, vámonos por favor.

Resoplando accedo, para que se calle de una maldita vez.
Salimos y nos subimos al taxi, durante el camino todos se han ido quedando dormidos. Al llegar mi hermana y su novio se marchan a su habitación, Aiden se acuesta en un sofá y Daniel se encierra sin decir nada.
Me encamino al baño y me doy una larga ducha para despejarme un poco, al terminar me asomo por la ventana del salón, viendo que ya ha salido el sol, miro el reloj de la pared y ya son las nueve de la mañana.
Me siento en el otro sofá y cuando estoy por quedarme dormida, el timbre me sobresalta a regañadientes abro la puerta.

–Hola señora —saludo con frialdad.

–Hola hija —responde cortante, con los ojos como platos y la cara desencajada.

Cuando uno empieza el día con mal pie, suele acabar de la misma manera.

Verdades Ocultas (Capítulos Cortos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora