Verdades Ocultas (Capítulos Cortos)

48-Pelea

Dedicado a lamenorsitaa

De todos los lugares del mundo me lo tenía que encontrar justo aquí.
Lo observo sin saber que decir o que hacer, son de esos típicos momentos que uno piensa ¡¡tierra tragame!! Pues así exactamente me siento y me pregunto... ¿Activo modo planta? ¿Me pongo enferma de golpe? ¿El motivo? Que se le ocurra la brillante idea de comentar que me voy a casar con él.

–Sí, así que ya te puedes ir por donde has venido. —réplica Daniel con frialdad.

–No he venido a verte a ti, primito. —responde Jorge, remarcando la última palabra.

–Ella está conmigo, no te quiero ver cerca o tendremos problemas. —le advierte subiendo la voz.

–No vas a poder impedir que vea a mi futura esposa. —le contesta burlón, chasqueando la lengua.

En un abrir y cerrar de ojos Daniel le pega un puñetazo, empezando una pelea, todo el subidón de la borrachera me baja a toda hostia y sin pensar en nada me meto en medio, después de recibir unos cuantos golpes, consigo apartar a Jorge retorciéndole el brazo mientras Ángel, retiene a su hermano.

–¡Por qué mierda tenías que hablar! —murmuro con los dientes apretados— Lárgate de aquí o te lo romperé —agrego, intensificando el agarre.

–Está bien ¡pero suéltame! —Tartamudea entre gritos de dolor.

Le suelto despacio y se masajea la zona afectada, me mira y intenta tocarme la cara, de un manotazo se la aparto bruscamente.

–¡No me toques! —exclamo alejándome.

–Tienes sangre en la cara. —susurra con preocupación.

–¡Vete ya! —le exijo perdiendo la paciencia.

Cuando consigo que se vaya, veo a Sara que está limpiándole las heridas con una camiseta.
En silencio voy caminando para salir de aquí, no tengo ganas de preguntas o reclamos.

–¿Dónde crees que vas? —pregunta Daniel cortante.

Tiene un corte en la ceja y ya se le están formando varios moratones en la cara.

–Mañana hablamos. —le respondo dándole la espalda.

–¿Enserio te ibas a casar con él? —añade con asco.

–¡Sí! Y no me importa si tengo que irme al mismísimo infierno, si con eso consigo hundirle. ¿Te ha quedado claro ya? O te hago un dibujito. —le espeto fuera de control.

Mi hermana se pone al lado de Daniel, atenta a toda la conversación.

–¡No puedes casarte con ese hijo de puta! —brama con las venas de cuello hinchadas de la rabia— ¿Cómo puedes ser tan estúpida para confiar en él? —agrega desesperado.

Cuando veo las intenciones de mi hermana de interferir, levanto la palma de la mano para que se callen los dos, no necesito un discurso sobre lo que está bien o lo que no.
Ya he tomado la decisión y no voy a echarme hacia atrás por mucho que insistan.
Cuando intento marcharme, él me toma de la muñeca arrastrándome hasta el coche, si no fuese porque ya ha recibido bastante por hoy, algunas hostias se hubiese llevado también por mi parte.

Durante el trayecto a casa, Sara y Ángel se han quedado Dormidos, en cambio yo ni aunque quisiera podría cerrar los ojos, con todo los que ha pasado está noche, no dejo de darle vueltas al comportamiento de Jorge, ni el porque se odian tanto, ese tema siempre ha sido muy delicado para el cabrón de ojos verdes que tengo al lado.

Un portazo me hace salir de mis pensamientos, veo a los dos a través de la ventanilla dirigiéndose a la entrada, cuando intento abrir la puerta está con el seguro puesto, sin darme explicaciones arranca de nuevo y al poco tiempo aparca cerca de mí casa.
Para el motor con las manos en el volante apretándolo con fuerza, hasta que sus nudillos se ponen blancos y sin mirarme.
Me cruzó de brazos esperando que me deje ir, pero pasan los minutos y sigue en la misma posición.

–¡Suéltalo ya! —le ladro cansada.

–No puedo ni imaginarte en sus brazos, sólo de pensarlo me vuelvo loco. —reniega con amargura.

–Jamás dejaría que me tocará imbécil. —le replico con desagrado— ¡Solamente es un maldito papel! ¡A él le conviene y a mi también!

–¡Para ese desgraciado no eres sólo eso! —ruge pegando un puñetazo en el salpicadero.

–No voy a cambiar de opinión, así que no pierdas tu tiempo... —gruño con frialdad.

–Cásate conmigo —dice de repente interrumpiéndome.