99-Descubiertos

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Miro el teléfono encima de la cama y dudo unos segundos antes de marcar el número de Jack. Nerviosa espero a que me conteste y al segundo tono escucho su voz medio dormido. Le digo que necesito verle y que es urgente, a lo que él me responde que en una hora pasará a por mí sin preguntarme nada.
Aprovecho para darme una ducha y cuando me estoy cambiando, oigo unos golpes en la puerta.

–Jack, está en el salón esperándote. —grita Aiden, sin entrar.

Abro la puerta y asiento con la cabeza para pasar por su lado, pero la mano de Aiden rodeándome el brazo me impide continuar caminando. Entra en la habitación arrastrándome con él y cierra con pestillo.

–¡Que mierda crees que  haces! —exclamo furiosa soltándome de un tirón— Te tolero, porque no me queda otra opción, pero mantente alejado de mí.

Al darse cuenta de mis intenciones de salir, me bloquea la salida con su cuerpo.

–Las cosas no son lo que parecen. —murmura desesperado— No puedo darte explicaciones por ahora, tan solo te puedo decir que no he vuelto con ella y que confíes en mí.

–¿Me hablas de confianza? — le pregunto riéndome incrédula.

Me acerco a él y levanto la cara mirándole desafiante de tal manera que siento su aliento chocar contra mi cara.

–Si fuese así, no me volverías a ocultar nada y justo eso estas haciendo en este momento. ¿No? —le susurro dándole pequeños toques con el dedo en su pecho.

Le empujo y me voy sin escuchar una respuesta por su parte. Ya sabía que al decirle eso, se quedaría calladito y no tendría nada que objetar, porque como he dicho más de una vez "Su lealtad" se lo impide. Al bajar las escaleras veo a Jack apoyado en la pared y vuelvo a realidad, dejando mis pensamientos a un lado para centrarme en lo que realmente importa.
Cruzamos el jardín y justo en ese momento escuchamos un frenazo, al mirar en esa dirección, vemos a Jorge salir del coche ¿Golpeado? Abro los ojos como platos y los dos vamos corriendo para saber qué le ha pasado.

–Lo sabe todo, Britt. —balbucea con dificultad debido a los golpes— Y dice que si usas los documentos contra él, ya sabes lo que pasará.

Lo primero que me viene a la mente es que necesito ir a ver a Eva y Alicia para asegurarme de que están bien y llevarlas a un lugar donde no corran ningún peligro. La persona que le ha dicho eso a Morales, lo más seguro es que  también le habrá facilitado los nombres de quien me los ha entregado, así que ayudamos a Jorge a subir al coche y sin mediar palabra me pongo rumbo a recogerlas. Por el camino le cuento todo, para ponerle al día y al terminar no le veo sorprendido para nada y eso activa las alarmas en mi cabeza. 

–¿Acaso sabes quien le está dando información? —le pregunto, al verle pensativo.

–No me hagas preguntas y acelera —me replica cortante.

Al evadir mi pregunta, sólo hace que mis sospechas de estar en lo cierto aumenten y me cruza por la mente, la posibilidad que si él sabe de quien se trata, Aiden también debe de saberlo.
Piso el acelerador a fondo ignorando las quejas de Jack por ir tan rápido y en cuestión de minutos llegamos. Estaciono frente la casa y tocamos el timbre. Nos abre la puerta Eva nada más vernos, se pone las manos en la boca emitiendo un pequeño grito al verle la cara ensangrentada a Jorge. Nos hace pasar y ella llama a Alicia, para que traiga el botiquín del baño. Lo tumbamos en el sofá y ella con cuidado le va curando las heridas. Ella abre y cierra la boca varias veces como si quisiera preguntar, pero no se atreviera.

–Él es Jack y es policía. —me adelanto presentándolo— Y si estamos aquí es porque estáis en peligro, así que recoged lo más imprescindible que nos vamos.

Asiente y se levanta dándome el algodón para que acabe de limpiarlo, mientras ellas se van sin rechistar.

–Ahora entiendo porque decían que eras una bestia al volante. —me suelta Jack de repente cruzado de brazos— Aunque si vuelvas a correr así, no dudaré en multarte.

Me levanto quedando cara a cara con él y niego con la cabeza al escuchar la estupidez que me ha dicho. ¿Enserio me acaba de amenazar con multarme? Levanto las muñecas en modo desafiante, dándole a entender que me da igual que me detenga o me multe. Afirma despacio y chasquea la lengua, comprendiendo lo que he querido decirle con ese gesto y antes de contestarme aparecen ellas con varias maletas.
Ayudamos a Jorge a levantarse y apoyándose en nuestro hombro lo llevamos hasta el asiento de atrás del coche. Después de dejar las cosas en el maletero, nos subimos y antes de arrancar, él me da una mirada de advertencia, la cual ignoro para salir de ahí a toda velocidad.
Espero un grito por su parte, diciéndome de todo, pero por lo contrario no escucho nada, así que decido mirarle de reojo para verle sonreír, mientras menea la cabeza.

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