— ¿Qué hiciste qué? -Pregunto Daniel confundido. Finalmente estábamos solos en nuestra habitación, el doctor que Demian había enviado para que nos chequeara se fue hace pocos minutos, dándome así la oportunidad de decirle la verdad a mi mate- Emma eso no estuvo bien.
— Lo lamente, fue lo único que pensé en el momento -Pronuncie tranquila, aunque en realidad no me sentía muy orgullosa- Pero eso no significa que la fuente haya estado limpia... ¿Recuerdas los colores de los que te hable? -Asintió en respuesta- Bueno, tu vaso desprendía aquel purpura, al igual que esa estúpida fuente -Deje de acariciar a mi amada y sostuve las mano de mi mate- No quería que nadie saliese herido de alguna forma, ¿Pero realmente crees que me hubiesen escuchado si les decía que no tomasen sus bebidas? -El tatuado se mantuvo en silencio por varios segundos.
—Tienes razón -Me sonrió al comprender el motivo de mis acciones- Es tarde, vamos a cambiarnos -Nos pusimos de pie y juntos caminamos hacia nuestros pijamas, los cuales estaban perfectamente doblados en el baño, exactamente donde los dejamos esta mañana.
—Creo que lo mejor será bañarnos -Dije luego de observar nuestras piernas, las cuales desprendían un purpura algo suave.
Mi mate asintió y dejo que yo fuese la primera en pasar, al cerrar la puerta tras de mi sonreí y camine hacia la ducha. Dirigí mi mirada a Pelusa, la cual caminaba a mi lado, primero le lavaría sus patas.
Comencé a tocar los distintos botones de la pantalla, el baño de esta habitación es considerablemente grande, teniendo en cuenta que este es usado únicamente por invitados. El suelo y paredes eran grises en su totalidad, mientras que el lavamanos, retrete, ducha y techo eran blancos, al igual que otros tantos objetos decorativos.
Mientras presionaba los botones en un fallido intento para que cayese agua de la parte inferior de la ducha, accidentalmente cambie el idioma a uno que ni siquiera soy capaz de reconocer el alfabeto. Continué tocando sin tener idea de lo que decían aquellos jeroglíficos, y por error active una voz que sonaba cada que presionaba un botón, posiblemente hablando en algún idioma desconocido para mi, era sumamente extraño. Finalmente y gracias a mi buena suerte, aparecieron cuatro circulos con unos dibujos dentro, una flecha hacia arriba, una flecha hacia abajo, una gota de agua y, lo que supongo es, la cabeza de un tierno cerdo animado sonriendo alegremente. Me pregunto para que será ese ultimo.
Dejando de lado mi impulso de idiotez presione la flecha que apuntaba hacia abajo y la gota de agua. Afortunadamente sucedió lo que deseaba que ocurriese, el agua comenzó a salir por la parte inferior de la ducha, por lo que sin perder mas tiempo comencé a lavar las patas de mi amada, eliminando así todo rastro de purpura que intentaba impregnarse en ella. Una vez termine el agua se detuvo.
—Oh... Quien lo diría, al parecer tiene sensor de movimiento -Sonreí y seque las patitas de Pelu con su toalla, misma que coloque en el baño el día de nuestra llegada. Sonreí al recordar a mama guardando un paraguas en su mochila junto a un abrigo, sin importar que el día estuviese caluroso ella nunca olvidaba aquellas cosas.
⁓Cariño, nunca lo olvides... Mujer precavida vale por dos⁓ Nuevamente tendré que darle la razón a sus sabias palabras.
Una vez Pelusa estuvo lista volví a adentrarme a la ducha, aun tenia que descubrir como cambiar la temperatura del agua. A diferencia de antes presione la flecha que apuntaba hacia arriba y la gota de agua, pero extrañamente nada ocurrió. Algo confundida volví a presionar el botón que debía indicar de donde saldrá el agua, al ver que el resultado era el mismo comencé a tocar el resto de botones repetidas veces, causando que la voz hablase de forma veloz, al ver que el resultado era el mismo me detuve. Cansada de desperdiciar tiempo camine hacia la puerta y llame a Daniel, el cual al oírme se acerco rápidamente.

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Ojos rojos
Lupi mannariEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...