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La hora de mi regreso llego y junto a Felisa me encamine hacia el tunes cuyas hojas no parecían tener intenciones de cambiar al color café ni caerse, yendo en contra de las leyes de la naturaleza. Me pregunto si en algún momento se desprenderán o si simplemente permanecerán exactamente igual todos los años. 

Nuestra reunión había sido muy productiva, varias de mis preguntas fueron resueltas y para mi fortuna logre recuperar el control de mi cuerpo antes de que Keira hiciese alguna tontería. Inclusive logre conversar con el resto de los guerreros, los cuales estaban igual de curiosos por saber lo que ocurrió con mi mate y Connor.
Observe el parche de mi acompañante y nuevamente una pregunta llego a mi mente, no muy segura de querer oír su respuesta opte por hacerla de todas formas.  

—¿Puedo preguntarte una ultima cosa? -Pronuncie con algo de duda en mi voz. Al obtener una afirmación continué- Antes de que fueses secuestrada los arbóreos estaban apuntando a tus atacantes... Pudieron haberte salvado desde un principio pero preferiste irte para evitar que lastimasen a alguien -Comencé a explicar para meterla en contexto- Además siempre supiste lo que le ocurría a las Kriskanas que eran capturadas ¿Verdad? -Detuve mis pasos obligando a Pelusa y a Felisa a detenerse, al ver a la ultima asentir me dispuse a realizar mi verdadera pregunta- ¿Entonces... Por que permitiste que te llevasen?

—Así fue pronunciado... Así debía ocurrir -Contesto sin despegar su mirada del frente- Ese era mi destino -Sin mas continuo caminando, dejándonos a mi amada y a mi atrás. 

Rápidamente la alcanzamos y nos mantuvimos en silencio hasta llegar al final del túnel, donde seria nuestra despedida. Después de todo no nos veremos por varios días. Al atravesar el primer Recorte inicie una carrera con Pelu, puesto que aun se la veía con bastante energía, en un intento por alcanzarla trepe hacia un árbol y comencé a saltar de rama en rama para, de alguna forma, igualar nuestra velocidad. Al levantar la mirada note como, en la copa de los arboles, no muy lejos de nosotras se encontraba algo aproximándose rápidamente, nos acercábamos velozmente el uno al otro y con una gran sonrisa terminamos por lanzarnos al suelo. 

—Erick, es bueno verte -Pronuncie esperando a que mi amada caminase hacia nosotros- Creí que estabas en la tribu. 

—Estaba -Agrego con una sonrisa en sus labios- Pero supuse que te olvidarías de mi, así que pensé en encontrarte en el camino -Estiro sus brazos para recibir a Pelu, la cual decidió saltar sobre él para comenzar a lamer su rostro con alegría. La tonalidad de ambos comenzó a brillar con intensidad. 

—Lo siento... Sabes que tenia cosas que preguntarle a Felisa -Conteste algo apenada, después de todo me había concentrado únicamente en ella. 

Ambos nos pusimos de pie y comenzamos a caminar hacia la manada, platicando de diversos temas, no solo me explico la manera en la que curaron el ojo de Felisa sino que además la rápida, pero no muy detallada, exploración que hicieron una vez que me fui. Al parecer dentro de la guarida de Connor no había la gran cosa, solo alimento, varios mapas, libros, fotografías y pociones que aparentaban ser de la misma clase que le dieron a Erick cuando le lavaron el cerebro. Según el verde agua, ese lugar carecía de cualquier objeto que garantizaba una larga supervivencia, por lo que todos los arbóreos llegaron a una misma conclusión, ese lugar solo era utilizado de forma temporal y nadie habitaba permanentemente en esa guarida subterránea.    

—También se repetían símbolos por todas partes... Eso fue lo mas aterrador -Aseguro entre risas- En fin, esta noche en la fiesta puedo dibujártelo. 

—Sobre eso... -Rasque mi mejilla suavemente- No creo poder asistir a la fiesta, estoy en medio de una misión. 

—¿Que?... No, por favor tiene que ser una broma ¿Eres una especie de vengadora? -Paso su mano por su rostro- ¿Ahora a quien estas persiguiendo? -Pregunto con fastidio. Al ver su reacción comencé a reír. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora