#27

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—¡Estuviste mintiéndome todo este tiempo! -Grité enojada dando un golpe en la puerta. Del otro lado no se escucho nada, al parecer detuvo sus movimientos para oírme- ¡Confié en tus palabras! Jamás... -Mi voz se quebró- ¡Jamás ibas a dejar que me vaya de tu estúpida manada! -Solté entre sollozos, todo este tiempo estuvo riéndose de mi. Lentamente me deslice hacia el suelo- ¡No quiero volver a verte! -Di varios golpes en la puerta con rabia mientras varias lagrimas se deslizaban por mis mejillas- ¿¡Es por esto que Lukas estaba tan enojado!? ¡¿Esto intentó decirme, que soy tu mate?! -Grite furiosa mientras recordaba las dos ocasiones en las que los oí discutir, ni siquiera sospeche nada, soy una estúpida.

—Déjame explicarte -Dijo nuevamente, utilizando esta vez un tono mas suave- Por favor, abre la puerta... 

—Emma, el imbécil intenta hablarte por este medio -Dijo calmada- Su lobo también puede comunicarse contigo de la misma forma en que yo lo hago y-  

—No quiero hablar con nadie -Me apresure a decirle, interrumpiéndola- Déjame en paz Keira, también me mentiste. 

—Emma -Logre escuchar un suspiro- Necesito que te alejes de la puerta, voy a romperla -Seguido de aquello sentí un fuerte golpe donde estaba apoyada. No esta bromeando.

Alarmada me aleje y comencé a buscar un lugar por donde escapar, o en su defecto esconderme. Solo había una salida y era por donde él intentaba entrar, maldición ¿Ahora que?
Continué observando el lugar, mi vista se detuvo en una ventana. Corrí hasta esta y la abrí, estábamos demasiado alto pero había unos arbustos que podrían amortiguar un poco la caída... Mire a Pelu y acaricie su cabeza, di un beso en su frente, la tome en brazos y la acerque a la ventana. 

—Ahí estaré -Susurre cerca de su oído. Necesitaba que viese donde nos encontraríamos, la coloque en el suelo y asentí, ella imito mi acción. Me había entendido. Volvimos a acercarnos a la puerta y acerque mi mano al seguro- Tienes que correr -La puerta es fuerte pero no lo suficiente, esta a varios golpes de romperla.

Luego de sentir el golpe contra la madera y escuchar como se alejaba varios pasos para poder repetir su acción, quite el seguro rápidamente, abrí un poco la puerta y comencé a acercarme a la ventana. Escuche como se acercaba rápidamente para volver a golpearla, vi como entro a gran velocidad a la habitación, cayéndose al suelo al no haber nada que lo detenga. Mi amada instantáneamente corrió en dirección a la escalera mientras yo me subía a la ventana, para dejarme caer. 

—¡Emma!  -Grito al ver lo que estaba haciendo. Sin importarme sus gritos y sus pisadas rápidas en mi dirección, salté. 

Al parecer la distancia era mucho mayor a la que había imaginado. Podía ver todo en cámara lenta, y por haberme tirado rápidamente estaba cayendo de espaldas, dirigí mi mirada hacia la ventana. Ahí estaba Daniel con su color titilante observando, con uno de sus brazos estirado, como caía hacia el suelo. Cerré los ojos esperando el impacto. Mi espalda choco contra lo que supuse eran las ramas, pero estas en vez de causarme dolor hicieron que rebotase varias veces hasta quedar finalmente quieta. Abrí los ojos confundida y observe en que había caído realmente. No estaba encima de los arbustos, por alguna razón había aparecido una extraña enredadera, formando una red, las cuales curiosamente eran elásticas. De un momento a otro comenzaron a desarmarse y separarse causando que finalmente caiga a los arbustos, los cuales no me generaron ningún tipo de dolor o al menos nada comparado al que pude haber sentido si hubiese caído sobre estos desde esa gran altura. Me quite los zapatos y busque con la mirada a Pelusa, era extraño que aun no haya llegado. Volví a mirar hacia la ventana, el tatuado ya no estaba. Lleve dos dedos a mi boca y silbe lo mas fuerte que pude mientras corría en dirección al bosque. 

—¡Hey! -Logre escuchar en un susurro algo fuerte, levante la vista confundida. Sentado en un árbol se encontraba el chico de color verde agua- ¿¡Estas loca!? -Grito una vez nuestras miradas se cruzaron- ¡¿Que crees que hubiera pasado si mis plantas no se hubieran formado a tiempo?! -Así que él fue el causante de eso... De un salto bajo de la rama en la que estaba sentado- Vamos no tenemos mucho tiempo, podría llegar en cualquier momento, si nos alejamos ahora tendremos una oportunidad de irnos -Dijo mientras extendía su mano para que la agarrase. Me aleje varios pasos- ¿Que pasa?... ¿No querías saber sobre tus padres? -Preguntó causando que un dolor en mi pecho apareciera. Él es el único que sabe pero... 

—No puedo irme sin ella -Conteste rápidamente, me miro confundido- Es lo único que me queda, no voy a abandonarla.

—No tenemos tiempo para esto -Se acerco a mi nuevamente- No sabemos si volveremos a tener una oportunidad como esta -Agarro mi mano- Por favor, vamonos.

—Lo siento... -Nege y volví a alejarme- Realmente no puedo irme ahora, espero que volvamos a encontrarnos -Comencé a correr por donde vine mientras continuaba silbando, ¿Por que no puedo verla? 

Comencé a desesperarme al darme cuenta que realmente no había rastros de su color. Rodee la casa y corrí hacia la entrada, al abrir la puerta choque contra Daniel, ambos caímos al suelo. Me levante rápidamente mientras nuestras miradas se cruzaban. Él tenia su ceño fruncido pero su expresión cambio rápidamente al ver mi rostro. Comencé a observar el lugar en busca de su color, pero nada. 

—¿Emma, estas bien? -Preguntó una vez se puso de pie.

—¿Donde esta? -Lo agarre por el cuello de su saco causando que se agache a mi altura- ¿¡Donde esta!? -Grite enojada mientras sentía un fuerte picor en la nariz y en los ojos. Rápidamente lo solté, él no sabia nada, solo estaba perdiendo el tiempo. 

De un momento a otro logre escuchar un pequeño quejido y sentí un dolor en las costillas. Levante la vista alarmada y sin pensarlo dos veces comencé a correr. Entre al salón donde fue la fiesta, las ultimas personas del lugar estaban terminando de subir las escaleras. Me acerque a estas y comencé a subir, volví a llevar mis dedos a mis labios y silbe. Finalmente la escuche, pare en seco recibiendo un golpe en la espalda, voltee confundida, el tatuado estaba siguiéndome. 

Nuestras miradas se cruzaron y sin tener que decir nada comenzamos a bajar las escaleras, corrimos hacia una puerta, la abrimos y entramos en una habitación, simplemente había una chimenea y un sillón. Observe el lugar, mi vista se detuvo al ver un leve amarillo saliendo por debajo de una puerta. Corrí hasta esta e intente abrirla, pero estaba cerrada. Comencé a golpearla con mi cuerpo pero era inútil.
Daniel me aparto y luego de dos fuertes patadas esta se abrió. Quede horrorizada al ver aquella escena, en el suelo se encontraba mi amada con su vestido rasgado, al verme movió lentamente su colita. Alado de ella un hombre el cual no recuerdo haber visto en la fiesta, con un palo de metal en su mano, de los que son usados para mover las maderas de las chimeneas. Mi mente llego a un único resultado posible y sin poder evitarlo la ira comenzó a consumirme, causando que mis pies se muevan a su voluntad en su dirección.    



Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora