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—¡Sigue!  ¡No te preocupes, continua Liam! -Grite mientras me separaba de su pelaje, sin siquiera esperar a que se detenga para iniciar el plan.

El gran lobo blanco asintió y continuo corriendo, aunque pude notar la preocupación en su mirada, nunca le ha gustado dejarme sola en batallas. Me puse de pie, ya que gracias a la velocidad en la que él se movía termine por rodar en el suelo hasta finalmente detenerme. Fue divertido, doloroso, pero divertido. 

Corrí los tres metros que faltaban y observe como los lobos peleaban entre si. Estaba algo lejos del lugar donde las armas eran guardadas, incluso del gimnasio y la casa de Daniel. Sin pensarlo mucho comencé a correr rodeando la zona de ''guerra'', al no poder transformarme simplemente soy una humana con fuerza, por lo que lo mejor será buscar algo con que defenderme. 

Continué escabulléndome con esperanzas de pasar desapercibida, pero la vida no es tan fácil ni mucho menos sencilla... Un lobo comenzó a correr en mi dirección, por lo que en mi desesperación por no tener un arma, ni nada, con que atacarlo termine por agarrar del suelo la rama mas grande y ancha que encontré. Apenas y es del largo de mi brazo, y mis manos lo enrollaban a la perfección, por lo que tampoco es muy ancha... Estoy muerta. 

—Acércate, estúpido -Pronuncie apuntándolo con mi rama. Por lo menos peleare, no permitiré que me venza tan fácil. Al estar frente a frente y gracias a su complejo de superioridad, por creer que me comería como si fuera un dulce, se detuvo y me enseño sus dientes en lugar de atacar aprovechando la fuerza con la que se aproximaba. Primer error- ¡Ni siquiera lo pienses! -Gruñí enojada por ser tan subestimada y sin mas le pique el ojo con la punta de mi arma improvisada. 

Rápidamente inicie con mi plan de emergencia RESQP, nivel 9. ¡Retirada Estratégica, Sálvese Quien Pueda!. Comencé a correr rezándole a mis padres por que aquel estúpido lobo decida atacar a alguien mas o, en el mejor de los casos, alguien lo ataque a él. Mire por encima de mi hombro en el momento exacto en el que, con su esencia completamente oscurecida, saltó hacia mi sin darme tiempo a quitarme. 

Caí de espaldas al suelo y utilice la rama como bloqueo en su cuello para evitar que sus dientes se acerquen aun mas a mi rostro. Por el amor a Pelusa, tengo que hacer algo.
Y sin mas comencé a sacudirme con fuerza, pero era como una lucha entre una lombriz y un pájaro, solo hay un resultado posible. 

—¡Keira! ¡Despierta, maldición! -Le ordene en mi mente. Pero no recibí ninguna respuesta de su parte, simplemente sus ronquidos. Por favor, que alguien me lo quite de encima. 

Mis brazos comenzaron a ser vencidos por la gran fuerza que poseía mi rival, si bien mis entrenamientos son intensos estos no me convierten en un super héroe, simplemente no es suficiente. ¿¡Si realmente soy una estúpida hechicera por que no puedo usar mis supuestos poderes!? ¡¿Como se activa esta estúpida cosa?! ¡Estúpido el día en que nací sin un manual de instrucciones! ¡Estúpido, estúpido estúpido!

Sus dientes estaban a milímetros de mi rostro y su baba caía por mi nariz. Simplemente asqueroso. Continué moviéndome con esperanzas de liberarme a tiempo, pero de un momento a otro mi atacante fue alejado rápidamente de mi cuerpo. 

Finalmente me puse de pie y observe con sorpresa como aquel que estuvo a punto de destrozarme la cara, hace tan solo unos segundo, ahora era mordido en sectores vitales por un lobo completamente marrón con cola y cuello blanco. 

— ¿Noah? -Susurre algo confundida, si bien la esencia era la de él, esta es la primera vez que lo veía en su forma lobuna, nunca antes quiso transformarse y tampoco insistí- ¿Noah? -Repetí mas fuerte. 

Luego de que su contrincante corriese en dirección al bosque, completamente herido, el lobo marrón volteo permitiéndome apreciar sus hermosos ojos color lima. Simplemente asintió.  Todo lo que estaba a mi alrededor se desvaneció y la sonrisa en mis labios creció notoriamente. Pudo hacerlo, logro luchar contra un lobo, me ayudo y ganó, quería correr hacia él y abrazarlo, simplemente festejar su victoria. Al sentir su cabeza contra mi pierna regrese a la realidad, estábamos en medio de una pelea, luego podre felicitarlo.  

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora