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La puerta de mi habitación fue abierta y rápidos pasos comenzaron a aproximarse, levante mi cabeza de la almohada y observe fijamente a Noah, al parecer ya había regresado de su cita con Lukas. Me hice pequeña en mi lugar y cubrí mi rostro al notar como el turquesa saltaba en dirección a la cama, justo encima de mi. 

Deje escapar todo el aire de mis pulmones seguidos de un sonido lastimero, mi amigo no tuvo piedad alguna y dejo caer todo su peso sobre mi cuerpo. Luego de varias risas procedió a contarme con emoción lo que hizo junto a su mate durante las horas que se ausentaron, con lujo de detalles y un intenso brillo en sus ojos acompañada por su bella sonrisa inicio con su relato. 

—Al parecer se esforzó para que ambos disfruten de la cita -Agregue luego de escuchar como después de una tranquila caminata por el bosque terminaron por tirar una manta en el suelo para iniciar con un picnic, en el cual absolutamente toda la comida fue hecha por el anaranjado, inclusive la fruta había sido previamente cortada y preparada en distintos platillos dulces- ¿Preparo una tarta de fresas con chocolate? -Pregunte con asombro, después de todo no tenia ni idea de las habilidades culinarias de Lukas. 

—Si, fue la mejor que probé en mi vida -Contesto con una amplia sonrisa y su esencia brillante- ¿Tu le dijiste que era mi favorita? -Pregunto ladeando su cabeza, simplemente negué- Que extraño, creí que si, después de todo dijo que sabia que me encantaba... 

—Puede que que haya estado observando tu comportamiento, analizando lo que comes con regularidad... No me sorprendería, después de todo es el Beta, la observación y el análisis son parte de su trabajo -Solté una pequeña risa por la expresión de Noah, se lo veía confundido, como si no supiera si debía sentirse enternecido o aterrado- ¿Y... cuando llegara la parte del beso? -Pregunte alzando mis cejas repetidas veces sabiendo a la perfección lo que causaría en mi amigo. 

—¿¡Q-Que!? -Pronuncio notablemente aturdido por mis palabras. El color en sus mejillas no tardo en aparecer- N-N-Nosotros no... -Entrecerré mis ojos y me acerque a su rostro. Desvió la mirada hacia la otra esquina de la habitación- B-Bueno... Quizá nosotros... Tal vez si lo hicimos. 

—¡Ahhh! -Grite con emoción antes de abalanzarme sobre el pobre de Noah- ¡¿Por que no empezaste por ahí?! ¡Cuéntamelo todo! -Una vez me quite de encima, y luego de que el turquesa pudiese hablar correctamente, inicio. 

—B-Bueno -Le di un golpe en su brazo para que no tartamudee, en un intento de que su lengua funcione correctamente- Habíamos acabado de devorar el postre -Dijo a la perfección, sonreí de lado al ver que el golpe fue efectivo- Nos recostamos y observamos el cielo mientras conversábamos... El silencio nos rodeo, sabes a la perfección que detesto eso pero esta vez fue diferente, el que ninguno pronunciara ni una palabra me relajaba. Lo único que podía oírse era la copa de los arboles meciéndose por la fría brisa -Una sonrisa se dibujo en su rostro, posiblemente al estar reviviendo cada palabra- Nuestros brazos estaban rosándose por culpa de la cercanía... No se ni como ni por que, pero voltee mi cabeza en su dirección, él hizo lo mismo generando que nuestros rostros queden a pocos centímetros de distancia... -Sus mejillas volvieron a teñirse de rosa pero permaneció en silencio. 

—¿Qué esperas? ¡Continua! -Lo alenté. Sé perfectamente lo que va a ocurrir pero necesito oírlo de él.

—Lu-Lukas -Aclaro su garganta- Lukas entrelazo nuestras manos y comenzó a acercarse lentamente, cerré mis ojos antes de que nuestros labios se tocasen percibiendo a la perfección su aroma -Sus mejillas se volvieron aun mas rojas y sus ojos brillaban de felicidad. Junte mis labios y apreté mis puños, intentando no chillar cual niña al recibir el pony que pidió de regalo. No puedo interrumpirlo, no en la mejor parte- Y me beso... ¡Me beso, Emma! ¡Nos besamos! -Grito con emoción pero con sus mejillas teñidas de un rojo vivo. Al instante comencé a balbucear incoherencias junto a mi amigo, como locas adolescentes, aunque en realidad esto ultimo no esta tan mal, después de todo tenemos la misma edad, siendo yo mayor por tan solo cinco días. Finalmente terminamos con nuestros rostros sobre las almohadas, en un intento de que nuestros gritos no sean escuchados por nadie mas fuera de la habitación.   

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora