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El crujido que generaban las hojas al ser pisadas y movidas por mis pies me resultaba sumamente relajante e incluso causaban que mis sentidos se centren únicamente en aquel sonido, esto me permitía desconectar mi mente. La cual aun intentaba volver a la normalidad... En momentos como estos logro entender a lo que papa se refería al expresar su amor hacia el Otoño y su fascinación por la melodía natural de esta estación.  

Pelusa caminaba con entusiasmo justo por delante de mi, revolcándose contra las hojas secas con emoción, su bello amarillo brillaba mas que nunca mostrando la honestidad de su felicidad. A lo lejos lograban verse los techos de las viviendas, permitiéndonos saber que finalmente estábamos acercándonos a nuestro destino. Si bien me encantaría saber con exactitud el tiempo que nos demoramos en volver esto es prácticamente imposible puesto que en varias ocasiones nos detuvimos para apreciar el paisaje y descansar.  

—¡Emma! -Fueron las primera palabras que escuche al abandonar los arboles. Mi vista se enfoco en Noah, el cual corría con rapidez hacia mi- ¿Estas bien? -Pregunto con preocupación sosteniéndome por ambos brazos. 

—Si -Conteste con tranquilidad, intentando que su estado de animo no afecte la paz que logre generar en el bosque- ¿Por que? 

—¿No escuchaste aquel sonido? -Cuestiono con sorpresa. Negue rápidamente y espere a que continuase hablando- No tengo idea de lo que haya sido, pero los demás fueron a ver el origen de este. Daniel fue el primero en salir corriendo, pensando que quizá algo te había ocurrido... Me quede con esperanzas de que regresarías. 

—¿Hace cuanto fue esto? -El nerviosismo comenzaba a crecer en mi interior pero de igual forma intente permanecer calma- Tenemos que ir con ellos, Daniel debe estar sumamente preocu... -Me mantuve en silencio y coloque una mano en los labios del pecoso, el cual no comprendía la razón de mi acción- Creí escuchar un gruñido -Le explique. Ninguno agrego nada, simplemente nos mantuvimos a la espera de cualquier sonido. 

—¡Emma! -Un fuerte grito sonó de entre los arboles pero antes de poder girar mi cabeza, en la dirección de donde este provino, mi cuerpo fue elevado por lo aires y por reflejo empuje con fuerza a mi amigo, alejándolo de lo que sea que este ocurriendo- Estas bien, creí que habías sido aplastada por ese estúpido árbol -Cuando finalmente mis pies volvieron a tocar el suelo logre ver a mi mate en su totalidad. 

—¡Idiota cúbrete! -Pronuncie exaltada al percatarme y ver con total claridad como Daniel se encontraba desnudo. Al oírme inspecciono su cuerpo para luego cubrir de forma despreocupada una parte de su entrepierna.

—No es la primera vez que lo ves -Agrego restándole importancia al asunto. Noah, el cual había permanecido en silencio hasta el momento, comenzó a reír a mis espaldas. 

—No lo digas así -Suspire y sin despegar mi mirada de sus ojos grises me quite mi chaqueta y se la entregue para que pudiese taparse de forma mas efectiva- Vamos antes de que te resfríes... Luego te veo Noah -Me despedí para comenzar a jalar del desnudo de mi mate hacia dentro de la casa- Pelusa no lo veas, no quiero que recuerdes esto -Hable y le hice una seña para que caminase frente a nosotros.    

—¿Estas bien? -Le pregunte al no escucharla pronunciar ni una palabra. Por lo general en situaciones como esta ella es la primera en decir algo. 

—Si... Solo estoy pensando -Contesto con tranquilidad, demasiada, tanto así que dude y comencé a preguntarme cual era su verdadero estado de animo- No te preocupes por mi, continua con Daniel. 

—No sabia que podías transformarte... Creí que aun teníamos que resolver ese asunto -Hable al caer en cuenta de que se encontraba desnudo debido a su transformación. Lo observe esperando alguna respuesta de su parte, la cual tardo varios segundos en darme. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora