Ojos Rojos 2

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A pesar de estar exhausto cruzó el jardín corriendo, subió las inmensas escaleras y atravesó el pasillo a toda velocidad, sus pisadas retumbaban a lo largo del lugar y en el suelo podía apreciarse marcas rojas, provenientes de sus pies descalzos, completamente heridos por la inmensa cantidad de horas que llevaba corriendo en la naturaleza, sin ningún tipo de protección mas allá de su piel.

Su cuerpo había llegado al limite hacia ya varias horas y aunque deseaba profundamente desplomarse en el suelo no lo hizo, ver aquella inmensa puerta roja le brindo toda la fuerza necesaria para no desmayarse, aún. Abrió la puerta de un solo empujón importándole poco lo que está acción podría causarle, no era momento para delicadezas y estaba seguro que en esta ocasión, debido a la importancia de su información, saldría impune de su interrupción. O al menos eso esperaba. Todos los que se encontraban sentados en aquella inmensa sala habían volteado mucho antes de que las puertas fuesen abiertas.

—¡Mí Señor, Mí Señor! -Pronuncio entre jadeos, con sus manos en las rodillas en un intento por llevar aire a sus pulmones- ¡Tengo un mensaje para usted! -Levanto su cabeza y observo hacia la punta el frente, buscando a una sola figura. 

—Largo -Fue lo único que logró escucharse desde el extremo opuesto de la inmensa mesa donde todos se encontraban sentados. Aquella voz pertenecía al dueño de todo el sitio, de todas las tierras por las que había corrido hasta que sus pies sangraron. El ''rey'' portaba sobre sus hombros una costosa tela color negro, con ambos brazos colocados cómodamente en los laterales de su gran asiento.

El recién llegado trago en seco al ver qué, en aquel lugar, estaban teniendo una de las reuniones anuales más importantes entre los de su tipo. Su Señor, como era llamado por la mayoría de los presentes, lo observaba fijamente con un color de ojos oscurecidos, una tonalidad que conocía a la perfección su significado y que de forma inconsciente lo hizo temblar. Pero era demasiado tarde para replantearse la forma en la cual ingreso a la sala de conferencias, después de todo lo hizo por una razón, una muy buena.

—¡Es importante! -Se apresuro a decir con su voz temblorosa. Si bien era verdad el inmenso temor que le causaba los ojos de su amo lo hicieron dudar por un segundo de la importancia del asunto- ¡Se lo juro por la vida de mis hijas! -Su voz lo traicionaba, si bien intento sonar completamente confiado los presentes no lo percibieron de esa forma.

—Sáquenlo -Sentencio- Me encargare de él mas tarde -Todos sabían lo que eso significaba y por un segundo todos permanecieron estáticos en sus asientos, en un intento por pasar desapercibidos. Los dos sujetos que estaban en el extremo mas cercano a la puerta se pusieron de pie y tomaron al causante de la interrupción por los hombros. Preferían hacerlo de esta forma para ahorrarle, aunque sea, una pizca de sufrimiento.

—Regreso -Susurro mientras intentaba que lo soltasen, si no hablaba ahora todo su viaje habría sido en vano, lo torturarían a él y a su familia- ¡La emperatriz ha vuelto, Mi Señor! -En ese preciso instante lo liberaron y la calma que los había rodeado fue reemplazada por el caos absoluto.

—Tiene que ser una broma... -Susurro el rey para si mismo presionando sus puños con furia. Todos a su alrededor se cuestionaban como era aquello posible, si en teoría aquel asunto había sido resuelto por el actual gobernante- ¡Silencio! -Grito y solo así los bullicios cesaron, ahora tendría que resolver el nuevo problema- ¿Cuando? -Cuestiono con esperanzas de que no sea demasiado tarde, quizá eran los primeros en enterarse.

—La señal fue vista hace tres semanas, Mi Señor -Contesto con temor, esas no eran las palabras que su amo quería oír, pero eran la verdad- Hay varios testigos que aseguran haberla visto, realizando su saludo...

Y nuevamente el lugar volvió a llenarse de sonidos, platicas incomprensibles con planes absurdos de lo que debían hacer. Todos creían que la Emperatriz Roja había sido eliminada hace por lo menos 500 años, en su momento el actual dueño de la corona había tomado todas las medidas necesarias para que no regresase pero al parecer algo en su plan fallo. Y por culpa de este error todo su reinado se encontraba en peligro.

Luego de varios minutos en los cuales nadie lograba llegar a un acuerdo ni tampoco podían encontrar un plan en el cual saliesen victoriosos, su gobernante se puso de pie causando que su pesada capa oscura se moviese y levanto su mano generando que todos se callasen.

—¿Cuándo atacaremos, mi señor? -Se aventuro a preguntar una mujer a dos asientos de distancia.

—No lo haremos -Respondió con tranquilidad, pero todos sabían que no terminaría ahí- Esperaremos el momento adecuado... -Aseguró con una sonrisa ladina en sus labios- La vigilaremos de cerca y cuando su guardia este baja -Continuo con el mismo tono, pero su esencia se oscurecía cada vez mas- Cuando crea que todo esta bien ¡La atacaremos! -Dio un golpe a la mesa con su puño cerrado- ¡Acabemos con la Emperatriz Roja! -Grito para que sus aliados se sumasen, aunque en realidad mas que un aliento este fue un intento por desviar la atención para que nadie se fijase en él mas de la cuenta, si alguno llegase a enterarse de su secreto estaría acabado.

—¡Acabemos con la Emperatriz Roja! -Respondieron al unísono. Confiaban en su amo, ese problema se resolvería de una vez por todas y no permitirían que La Rojiza les arrebatara los avances que obtuvieron hasta el momento. No dejaran que toda la sangre derramada fuese en vano y la única que estaban dispuestos a ver correr era la de aquella mujer. 



Ojos rojos- Poder liberado.

Próximamente... 


(El Booktrailer y sinopsis de la continuación ya se encuentra disponible en mi perfil. Espero lo disfruten)  

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