Corrí, corrí con todas mis fuerzas, de una manera en la que jamás lo había hecho antes. Luego de atravesar distintas habitaciones, a la distancia logre percibir finalmente un leve rastro de su esencia y, como si fuera posible, aumente la velocidad de mis pasos. Si bien nuestras pisadas eran de alguna manera bastante sigilosas, podía sentir la presencia de mi amada a mi lado, siguiéndome el paso, sin separarse de mi.
Cualquiera pensaría que al estar bajo tierra todo seria de alguna manera oscuro y tenebroso, o por lo menos que se encontraría en condiciones deplorables. Pero sorprendentemente cada habitación que atravesábamos se volvía mas iluminada, brillante y lujosa. Supongo que era de esperarse teniendo en cuenta que el dueño de todo esto, culpable del asesinato de mis padres, paso los últimos siglos intentando tomar el control sobre todas las especies, al parecer no estuvo perdiendo el tiempo.
El color de Felisa se volvía cada vez mas intenso, lo que significaba que nos estábamos acercando. Antes de que mi mano pudiese abrir la ultima puerta que me separaba de la mujer que me cuido, mi cuerpo fue tirado contra el suelo, evitando mi acción.
—¿¡Que estas haciendo!? -Pregunto en un susurro contra mi oído, evitando de esta forma generar cualquier tipo de ruido que nos delatase- ¡No vuelvas a alejarte así! -Me regaño aun encima de mi, haciendo que sea sumamente imposible el moverme sin lastimarlo. ¿Acaso estuvo siguiéndonos todo este tiempo?, busque con la mirada al resto de arbóreos sin encontrarlos por ningún lado. Puede que estén intentando liberar a nuestros compañeros.
—Creí que serias mas inteligente... -Se escucho del otro lado de la puerta. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al oírlo y, además, ver como por debajo de la puerta se lograba apreciar otra esencia, una que había estado buscando hace mucho tiempo. Intercambiamos miradas con Erick y nos mantuvimos en silencio, a la espera de que dijese algo mas- ¿En serio quieres terminar igual que tus padres?... El haberte escapado aquella vez fue por pura coincidencia -Lentamente me puse de pie, quedando en medio de el verde agua y Pelusa.
—¿Qué quiere decir con eso? -Pregunte jalando del brazo de Erick para que estuviera a mi altura. No comprendía la razón de sus palabras, pero al parecer mi amigo sabia algo que yo no puesto que no se lo veía sorprendido en absoluto.
—Te daré una ultima oportunidad... Recordemos la ultima predicción que esa zorra hizo -Repitió el Beige a la, posiblemente, única persona que estaba con él- ¿El poder tan deseado esta en el futuro? -Preguntó.
—El destino no puede cambiarse -Contesto Felisa al instante. La conocía lo suficiente para saber que estaba sonriendo- No importa que intenten.
—Respuesta incorrecta... Al parecer las Kriskanas disfrutan de este trato -Rápidamente fije mi vista en Erick en busca de algún tipo de explicación. Al percatarse de mi mirada asintió confirmando las palabras de Connor- Lastima.
Tan solo un segundo después los desgarradores gritos de Felisa resonaron por todo el lugar. Desenfunde mi Katana y antes de que Erick pudiese actuar abrí la puerta de una patada. Observe con horror como el Beige sostenía en sus manos un cuchillo, mismo que estaba enterrado en uno de los ojos de Fel. Ella se encontraba encadenada, con sus muñecas prisioneras de unas cadenas, mismas que la obligaban a mantenerse de pie.
La habitación quedo en completo silencio y lo único que mis ojos eran capaces de ver era al causante de la muerte de mis padres, mismo que intento dañara mi y a mi mate en repetidas ocasiones y, además, que se atrevió a herir a la mujer que me cuido cuando mas lo necesite. La amplia sonrisa en su rostro fue el detonante que me hacia falta para finalmente abalanzarme contra él, con intensiones de asesinarlo ahí mismo.
Rápidamente se aparto, esquivando la hoja de mi arma. Observe su mano, la cual sostenía el cuchillo que anteriormente había utilizado para lastimar a Felisa, mi estomago se revolvió y la furia creció aun mas al notar un ojo rodando por el suelo, un fuerte grito llego a mis oídos, causando que todos los sonidos volviesen a ser percibidos por mi. Le saco el ojo, el desgraciado le arranco el puto ojo.

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Ojos rojos
WerwolfEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...