A duras penas me levante del suelo, tenia razón con lo de lastimarme. Ahora el tobillo me dolía horrores, pero no parecía nada serio. Comencé a caminar cojeando mientras intentaba concentrarme en aquellos colores . Ella no estaba por esta parte. Comencé a caminar hacia el frente del hospital, con cuidado de no cruzarme con aquel sujeto de antes. Es el único que sabe que no debería estar fuera de aquella habitación.
Me concentre en caminar normal para que las personas no me mirasen raro, pero de igual forma me lleve una que otra mirada indiscreta. Continué mi camino, necesitaba encontrarla lo antes posible. Recorrí gran parte del lugar pero aun no lograba encontrarla ¿Y si la dejaron en la cueva?, puede que haya estado todo este tiempo sola, tal vez aquel lobo blanco se la comió.
Mientras caminaba sin rumbo pude ver un leve color amarillo, rápidamente comencé a seguirlo. Tenia que ser ella. A medida que me acercaba el color se hacia mas fuerte. Frene en seco al ver otro color, era extraño, imposible, uno que no había visto nunca, que ninguna persona haya visto antes, muy brillante y de alguna manera hermoso, atrayente. La idea de seguirlo y ver que era el causante de esta perfección eran muy tentadora, pero todo eso se borro de mi mente al escuchar un chillido.
Comencé a correr en dirección a lo que es mi única familia. Intente abrir la puerta de aquel lugar, pero estaba cerrada, fui hasta la ventana y la abrí. Sin dudarlo entre, me apresure para llegar a la habitación de la que salia tanto ruido, Sin siquiera golpear abrí la puerta. Efectivamente, ahí estaba ella. Su cola comenzó a moverse, estaba feliz de verme, yo en cambio me estaba enojando. Me acerque al sujeto que estaba a su lado, rápidamente soltó la jeringa y esta cayo al suelo.
Nos miramos por varios segundos. Me acerque a él, teníamos casi la misma altura, sin despegar mi mirada de la suya hable.—¿Podrías soltarla?-Dije de la manera mas amable que pude. Vi de reojo como ella se movía intentando safarse- No le gusta, la estas lastimando.
—Lo siento -Trago saliva y la observo- No puedo dejar que se escape, acaba de despertar y
—¿Despertar? -Lo mire confundida. Ella volvió a quejarse, aun intentaba soltarse. Podría lastimarse- Desatala.
—No -Dijo serio y me dio un leve empujo para alejarme. Se puso alado de ella y agarro una bandeja de metal que había en una mesa- Tendrás que irte.
Mi amada comenzó a gruñirle al verlo con la bandeja en la mano. Por 8 años solo fuimos ella y yo, nos cuidamos mutuamente. Si algo le pasara a la otra, quedaríamos solas y esa no es una opción. Di un paso hacia atrás y me abalance sobre él, la bandeja cayo al suelo causando un ruido horrible, su espalda golpeo contra la pared y puse mi antebrazo en su garganta. Ella comenzó a ladrar.
—Perdón, pero sera mejor que la sueltes -Comencé a hacer un poco mas de presión. Él intentaba alejar mi brazo para respirar
—No... puedo... ha...cerlo -Respondió con dificultad. Deje de hacer presión para que pudiese contestar- Él me mataría si se va.
—¿Él? -Volví a hacer presión- ¿Quien es el imbécil que evitara que nos vayamos? -La ira me estaba consumiendo. Sus ojos se abrieron ante mi pregunta, comenzó a sacudirse para liberarse, pero no lo logro.
—Encantado de conocerte -Dijeron a mis espaldas.
Sin soltar al chico mire hacia atrás, toda la habitación estaba de aquel color tan extraño. Mire asombrada al chico. Sus brazos estaban cubiertos de tatuajes, al igual que su cuello.
—Oh, señor imbécil supongo -Solté al chico, el cual se alejo rápidamente y volvió alado de la camilla, levanto la inyección del suelo. Ella volvió a gruñirle- Yo no haría eso si fuera tu... -Me acerque rápidamente y le agarre del brazo, obligandolo a soltar esa cosa.
—Déjalo -Dijo el chico del color extraño mientras se cruzaba de brazos y me miraba a los ojos- Ahora -Su voz sonó alta y extraña, el otro comenzó a temblar. Yo arquee una ceja.
—No -Conteste mientras le sonreía. Él me miro asombrado, al igual que el otro que dejo de temblar de golpe- Supongo que das las ordenes. Agradecería que la desates... Y suelto a tu amigo a cambio.
Pareció dudar pero finalmente acerco sus manos a la camilla. Ella me miro asustada, le sonreí para que sepa que todo estaría bien. Aflojo una de las cintas que la aprisionaba. Comencé a aflojar mi agarre y antes de que pusiera reaccionar mi cuerpo se encontraba aprisionado contra la pared. Trate de empujarlo pero me fue imposible.
—No voy a permitir que una humana me de ordenes -Sus ojos se oscurecieron al igual que su extraño color.
—¿Humana? -Lo mire confundida ¿Como es posible que diga esa palabra con tanto desprecio?... - Y que se supone que eres ¿Un perro? -Cuestione mientras alzaba una de mis cejas.
Un guñido salio de su garganta. Al parecer si era medio perro, antes de que pudiera decir algo otra persona entro en la habitación, parecía asustado. Corrió rápidamente hacia nosotros y lo aparto de mi.
—¿Estas loco? -Dijo el chico anaranjado. Rápidamente recordé que él era el que me encerró en la habitación- No olvides por que es que la trajimos.
—No vuelvas a llamarme perro -Me fulmino con la mirada antes de dirigirse a la puerta y quedarse ahí- Si quiere seguir con vida sera mejor que cierre su boca.
Y ahí quedamos los tres, mirando al imbécil que ahora estaba en la puerta. Antes de que alguien dijera algo me acerque rápidamente hacia mi compañera y comencé a acariciarla. Estaba nerviosa, podía notarlo. Imagino que estar en este lugar atada no debe de ser muy agradable. Intente sacarle la segunda cinta pero fui alejada rápidamente. Mire de mala manera al chico.
—Quien diría que alguien que acaba de despertar después de un estado de coma podría tener tanta energía -Dijo luego de que lo empujara para volver a acercarme a ella.
—¿Que? -Lo mire confundida. Comencé a notar el ardor de mis ojos. Rápidamente me quite mis lentillas. No debía mirarlos sin ellas puestas- ¿Dijiste estado de coma?
—Si, estuviste inconsciente por 3 días- Hablo desde la puerta. Por favor, como si le estuviera hablando a él.
—Al igual que ella -Dijo el otro chico de mi altura. Casi había olvidado que él seguía ahí.
—Te encargo las preguntas, esta chica me da dolor de cabeza -Dijo mientras se acercaba a nosotros nuevamente.
—Vamos, mientras colabores todo va a estar bien -El chico de color naranja agarro mi brazo y comenzó a caminar hacia la puerta. Volviéndonos a separar.
Escuche como comenzaba a llorar asustada y vi como ambos volvían a atarla a la camilla, intente ir con ella para calmarla pero un tirón en mi brazo me lo evito. Seguí forcejeando mientras me alejaban lentamente de mi amada Pelusa, mi única familia. Comencé a desesperarme tanto como ella.
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Ojos rojos
WerewolfEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...