Una vez nos aseguramos de que todas las flamas habían sido extinguidas caminamos de regreso, no quería arriesgarme a ocasionar un incendio y menos aun sabiendo que los arbóreos se debilitan cuando destruyen los bosques o la naturaleza en general.
Las hojas de los arboles comenzaban a cambiar de color lentamente haciendo notar la llegada del otoño, una de las estaciones favoritas de mi padre, el cual disfrutaba de correr por la naturaleza saltando sobre cada montón de hojas que encontrase, según él el crujir de las hojas le recordaba a su niñez cuando jugaba junto a su hermano hasta el anochecer.
Recuerdo a la perfección el intenso brillo de su tonalidad durante estos meses, de pequeña no lo comprendía pero ahora sé que al hacer esto mi padre lograba desconectarse de los problemas que debía afrontar como un adulto con responsabilidades. Cada vez que escucho este sonido recuerdo los bellos momentos que pasábamos juntos, corriendo y saltando sobre las hojas. Sin importar cuanto tiempo pase aun soy capaz de vernos jugando con alegría y esto es algo que ni siquiera su asesino fue capaz de arrebatarme.Si bien, en un primer momento, el plan que teníamos con Noah era comer algo al terminar con el cadáver, optamos por no hacerlo, al fin y al cabo el asqueroso olor de carne quemada, ocasionado por el cuerpo de Connor, aun permanecía en nuestras fosas nasales y muy posiblemente ahí se quedaría hasta el final del día.
—Hay que admitir que en un principio el aroma no era tan malo -Menciono Keira complicándome la tarea de no vomitar ante sus palabras.
—Estas enferma -Le conteste sin intenciones de continuar con nuestra platica en lo que restaba de camino. Esto es algo de lo que definitivamente no discutiremos.
Ambos decidimos ir hacia nuestras habitaciones para cambiar nuestras prendas, por desgracia el mal olor se había impregnado en nuestra ropa. Casi corriendo me adentre al vestidor y bajo la atenta mirada de mi amada busque un nuevo cambio de ropa. La idea de ducharme me había seducido por completo.
Antes de caminar hacia el baño recordé un gran detalle, en mi bolsillo estaba el ojo de Felisa. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y mi estomago se revolvió por cuarta vez en el día, busque con la mirada algún sitio donde ocultarlo hasta el regreso de Erick, opte por colocarlo temporalmente en el cajón de la mesita que estaba a un lado de la cama. Allí dentro tenia mi pequeño cofre de madera, al abrirlo no pude evitar sonreír, mis alambres, pinzas y piedras decorativas estaban tal y como las había dejado la ultima vez. Coloque el ojo detrás del cofre, para que no pudiera ser visto fácilmente.
Una extraña sensación comenzó a invadirme por estar ocultando una parte del cuerpo de Felisa con un regalo que ella mismo me dio. Sin mencionar el hecho de que era aterrador como sin importar la posición en la que lo coloque este siempre parece observarte fijamente, dándote así la horrenda sensación de estar bajo constante vigilancia. Cerré el cajón y camine hacia la ducha, Pelusa siguió mis pasos y una vez ambas estuvimos dentro del baño cerré la puerta.
El agua tibia recorriendo mi cuerpo se sentía simplemente genial, si bien aun no estábamos en pleno cambio de estación por lo que la temperatura cada día esta bajando un poco mas, advirtiendo lo helado que será este invierno. Cerré mis ojos y comencé a recordar donde me encontraba hace 5 años en estas fechas... En el bosque junto a Pelusa, deseando que no nevara en el invierno. Si bien nuestras condiciones no eran las mejores, no podíamos quejarnos, las fogatas que hacíamos dentro de las grandes cuevas, sumado a nuestras prendas, eran mas que suficientes para mantenernos calientes.
El dinero que ganábamos con nuestros shows lo utilizábamos para comida, los ahorros para cobijas y prendas nuevas, las personas siempre fueron amables en algunos casos nos dejaban comida o cosas que no les era de utilidad por lo que nos quedaba mas dinero para otras cosas que necesitáramos. En nuestros días a la intemperie muy pocas veces tuvimos que revolver la basura.

ESTÁS LEYENDO
Ojos rojos
WerewolfEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...