#10

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Él asintió y comenzó a quitarse la remera. Wow wow wow ¿A que carajos accedí?

Aparte la mirada en cuanto llevo sus manos a su pantalón. Okey es momento de pensar, creo que aun tengo tiempo de salir corriendo para escapar definitivamente de este loco violador del bosque. Algo cayó encima de mi cabeza, lo agarre confundida, era su remera y su pantalón. No aparte la vista de esas prendas y me aleje lentamente de él.

—¿Que haces? -Me preguntó. Seguí sin mirarle.

—Te... ¿Doy espacio? -Conteste nerviosa.

—No estoy desnudo -Comenzó a reír- Es enserio, puedes mirar.

Calcule mentalmente donde estaría su rostro y lo observe mientras cubría, de mi capo de visión, el resto de su cuerpo con la ropa que tenia en mis manos. Atine, solo podía ver su cabeza.

—No te asustes, ni corras... Aunque no es que seamos muy diferentes... Pero supongo que es diferente transformarse a ver a alguien mas hacerlo -Continuo diciendo cosas que yo no comprendía, ¿Transformarse, a que se refiere?

Y antes de que pudiera preguntarle vi como comenzaba a retorcerse y fuertes sonidos comenzaron a escucharse, comenzó a crecer pelo color blanco de su cuerpo. Caí al suelo por la sorpresa ¿¡Yo acepte esto!?, me puse delante de Pelusa parecía tener miedo o quizá también se había sorprendido por toda la escena. Los ruidos cesaron y delante de mi se encontraba un lobo blanco, levanto su cabeza y sus ojos cambiaron de grises a celestes. 

—¡Hey!... Mujer de mi cabeza -Espere unos segundos. De alguna forma sabia que estaba escuchándome- Tenias razón, si es medio perro -Sentí como lo que dije le divirtió. 

El lobo comenzó a acercarse lentamente, iba a retroceder pero recordé las veces que me salvo... Sonreí y me acerque para acariciarlo. Era como un perro muy grande, me gustaba. En cambio Pelusa se quedo en su lugar, solo observándolo... Okey, si todo muy divertido ¿Y ahora que? Nos observo a ambas y se agacho. Sonreí, creo que ya entendí. 

—¿Vas a llevarnos? -Pregunté estúpidamente, no es como que pueda contestarme.

Agarre mi mochila y guarde su ropa. Lo difícil seria subir a mi amada, aunque no estoy muy segura de que acepte que la lleven. Tendré que intentarlo, me acerque lentamente a ella pero retrocedió. Me cruce de brazos y la mire enojada. Ella es rápida, pero no se si podrá mantener el paso y me niego a que quede sola. Volví a acercarme pero retrocedió. Suspire. Entonces iremos lento, no puedo hacer nada con su enorme ego. Me aleje y me subí al lomo de DanielElLobo... No creo que sea muy distinto a andar a caballo.  

—¿Siquiera te subiste a un Poni alguna vez en tu vida? -Preguntó burlona.

—No, pero no debe ser muy difícil. 

Mi peludo amigo comenzó a caminar, mi amada mantenía algo de distancia, de un momento a otro ambos comenzaron a correr, me aferre con fuerza a su pelaje blanco para no caerme, al parecer habían comenzado una carrera o algo así. Continuaron corriendo, y minutos después ya era posible divisar el pueblo, bajaron la velocidad hasta que se detuvieron por completo. Fue divertido, si así se sentía ir a caballo, definitivamente me gusta. Acaricie la cabeza de ambos, se veían algo cansados... Bueno en realidad solo Pelu parecía cansada. Me acerque a ella y le di un beso en su frente, saque su tarrito para el agua de mi mochila junto con mi botella. Una vez estaba listo ella se apresuro a beberla. 

 —Buena chica -Acaricie su cabeza. Voltee a mirar al lobo- No creo que ella quiera compartirte de su agua... Y dudo que puedas tomar de la botella en esa forma.  

Me acerque a él para acariciar su hermoso pelaje blanco, realmente me gustaba este lobo, es una pena que luego se transforme en esa bestia tatuada, Daniel. 

—Realmente prefiero que te quedes -Suspire- Pero supongo que Daniel tiene que volver -Saque la ropa de la mochila y le di la espalda, no deseaba verlo desnudo, no otra vez. 

Comenzaron a escucharse esos sonidos, una vez que cesaron estire mi brazo hacia atrás, con la ropa. Esta fue agarrada y luego de varios segundos se puso a mi lado y comenzamos a caminar hacia nuestro destino, le pase la botella de agua y se la termino en dos tragos, al parecer correr lo había cansado un poco. Repentinamente la preocupación volvió ¿Y si volvía a encerrarme? Ya es demasiado tarde como para pensar en esto, esa aventura por el bosque me distrajo.

—No te preocupes -Dijo de la nada- No volverás a la celda.

—¿Como sabias que estaba pensando en eso? -Busque con la mirada a mi amada, no quería que nos alejásemos. 

—Tu cara de pánico lo dice todo. 

Continuamos caminando hasta llegar a una especie de mansión, abrió la puerta y entro, supuse que debía seguirlo así que así lo hice. Me detuve al dejar de escuchar las pisadas de Pelu a mi lado, voltee rápidamente, no la dejaban pasar. El tatuado continuaba caminando, retrocedí hasta llegar a la mujer que evitaba que entrase. Intente hablar con ella pero me ignoro por intentar que mi amada no consiga adentrarse al lugar. 

—Disculpe, pero viene conmigo -Le dije a la señora mientras tocaba su hombro 

—No están permitido que entren perros. Son ordenes del Alfa -Contesto, no parecía mala, solo hacia su trabajo. 

—¿Alfa? -Pregunte, quizá sea el dueño de la casa- ¿Puede llamarlo? -Me miro confundida- Yo me hago responsable de los problemas que cause mi acompañante, déjela pasar por favor.

—Pero... -En ese momento mi amada aprovecho y entro rápidamente- El Alfa se enojara en cuanto se de cuenta -Me miro preocupada. Luego desvió su mirada detrás mio.

—Tendré que hablar con ese tal ''Alfa'' -Hice comillas con mis dedos. Su expresión cambio e hizo una reverencia, parecía un angulo de 90°.

—¿Que sucede? -Dijo Daniel a mis espaldas. Recién se percatará que deje se seguirlo.

—Lo lamento Alfa -Continuó en su misma posición- Intente evitar que el perro entrase.

—No se preocupe, déjelo. Siga con sus labores -Se dio vuelta y comenzó a caminar hacia una escalera. 

Rápidamente me despedí de la señora e hice una seña a Pelusa para que me siga, Lo alcanzamos y comenzamos a subir esas malditas escaleras. No es por nada pero para que necesitan que la casa sea tan alta. Comencé a prestar mas atención a los detalles de este lugar... Hogar de gente rica, definitivamente, si bien el lugar es algo... rustico, no deja de ser una puta mansión con decoraciones innecesariamente costosas, no hay que ser un experto para darse cuenta de que tan caro puede llegar a ser algo. Giramos a la derecha, a un pasillo con varias habitaciones. 

—Esto es estúpido -Pensé en voz alta. Causando que el tatuado me mirase raro- ¿Que?

—¿Estúpido? -Preguntó algo confundido. 

—Si y mucho... ¿Quien necesita tantas habitaciones? -Señale hacia todas las puertas del pasillo y apunte al pasillo de la izquierda, ese también tenia mas puertas- Apuesto a que mas de la mitad están sin usar

No contesto, solo continuo caminando, abrió una puerta y esperó a que pase por la puerta. Una vez dentro pude notar que era una oficina, o algo así, ya que en ambas de las esquinas mas cercanas a la puerta había un sillón con una biblioteca alado, esos sectores eran perfectamente iluminados por una gran lampara alado de cada asiento. Luego, lo que le daba aspecto de oficina era básicamente un gran escritorio lleno de papeles y carpetas perfectamente acomodadas, apuesto a que esto es gracias a las encargadas de la limpieza. Había una silla para escritorios, de esas que de seguro usaran los dueños de empresas multimillonarias, de las que se puede ver lo cómodas que son. Detrás de este había una ventana y, para finalizar, del otro lado había dos sillas con ruedas, se veían cómodas, y para ser sincera parecían sillones, pero está claro quien es el que tiene el poder en la habitación. 
Al caminar mis talones sonaban, al igual que las pisadas de mi amada y del tatuado. El suelo era de madera. Me gusta.

—¿Alfa? -Pregunte mientras me sentaba en una de las sillas no tan cómodas. Él se sentó donde supuse que lo haría. Pelu se acostó a mi lado- ¿Que significa?... ¿Cuando podremos irnos?

—No lo harán -Dijo demasiado tranquilo para mi gusto. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora