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Todo finalmente parecia haberse calmado, mientras mi mate y el negro verdoso se encargaban de guiar las tropas para revisar que no quedase ningún enemigo en los alrededores, los cuales huyeron al ver a su líder caer. Si bien Keira insistió en acompañar a Daniel tuve que rechazar su propuesta, mi cuerpo no aguantaría demasiado si vuelvo a transformarme por lo que, simplemente, me limite a asegurarme que todos aquellos arbóreos con los que me cruce estuviesen bien y con ayuda de los que se encontraban en mejores condiciones comencé a golpear a los que aun estaban siendo controlados, de alguna manera, por el ya fallecido Connor y su estúpida pócima de esencia purpura. 

Dicen que la venganza no es buena, pero sinceramente me siento bastante bien. El recordarlo con sus dos brazos tatuados clavados en el suelo sin que pudiese evitar su trágico destino me resulta satisfactorio. Pude devolverle un poco del mal que causo... Aunque a su vez siento una pequeña molestia en mi pecho, pero definitivamente no es culpa, no cabe dudas de que es otro sentimiento, aunque no logro descifrar cual. Quizá esta sensación se deba a que no logre resolver todas las preguntas de mi mente.

Un vez todo estuvo resuelto me dirigí a paso lento hacia la casa, mas específicamente hacia donde mi amada se encontraba oculta, si bien deseaba correr mi cuerpo no estabas en condiciones para hacerlo. Observe mis manos las cuales desprendían, al igual que el resto de mis extremidades, una tonalidad roja y aunque no comprendo muy bien la razón de este cambio de esencia parecer significar que, de alguna manera, mis poderes están activados o algo por el estilo. 

Continué con la caminata hasta que finalmente abrí la puerta de la biblioteca, chasquee mis dedos dos veces y un sonido apenas audible se hizo presente. Espere con paciencia a que Pelusa pudiese abrir la pequeña puerta corrediza de lo que parecia ser un viejo almacén de botellas camuflado con las maderas de la pared. El encontrarlo fue por pura casualidad, ni siquiera Daniel sabia que aquel sitio existía, puede que en anterior dueño, si es que lo hubo, disfrutase de leer y beber vino al mismo tiempo, aunque no comprendo por que su pequeño almacén debía de encontrarse oculto de esa forma. Era casi imposible de abrir, la puerta corrediza era demasiado dura como para deslizarla con la mano y solo contaba con un pequeño hueco para ayudarte a moverla pero se debía de tener un objeto muy pequeño para conseguirlo. La primera vez que logre abrirlo me asegure de colocar una pequeña soga en la parte interior, misma que le seria de utilidad a mi amada para abrir y cerrar la entrada por su cuenta. 

Me arrodille en el suelo y cerré mis ojos, a la espera del impacto que recibiría por parte de Pelu, mismo que no tardo en llegar. Movía su cola con alegría mientras lamia mi cara y nuestras esencias brillaban con intensidad, ambas estábamos disfrutando nuestro reencuentro. Continuamos abrazadas en el suelo simplemente observándonos y con asombro note como nuestros colores nos envolvían, siendo mas prominente el de mi amada, como si de alguna manera estuviera absorbiendo mi rojizo, mi esencia lentamente comenzó a perder intensidad, cambiando de tonalidad gradualmente hasta finalmente volver a su magenta original. 

Examine mi cuerpo percatándome de como efectivamente ya no quedaba rastros de rojo por ningún sitio, o al menos no ese tipo de rojo, puesto que mis prendas estaban manchadas con sangre, al igual que mis manos. Al percatarme del estado de suciedad en el que me encontraba me propuse ir al baño para darme una buena ducha pero, extrañamente, mi cuerpo dejo de responderme. No podía realizar ninguna acción mas allá de respirar y parpadear, aunque esto ultimo comenzaba a dificultarse a cada segundo, un peso enorme presionaba mi cuerpo, como si todo el cansancio decidiera hacerse notar de esta forma. 

—¿Emma, donde estas? -Logre percibir a la distancia la voz de Noah, sus pasos se acercaban lentamente hacia nosotras- Lukas dijo que Daniel no tardaría en regresar pero que debíamos espe-¿¡Estas bien!? ¡¿Que paso!?  -Pronuncio asustado al abrir la puerta y encontrar mi cuerpo tendido en el suelo- ¡Lukas! -Grito con esperanzas de que su mate lo oiga pero no hay muchas probabilidades de que eso ocurra puesto que debe estar atendiendo a los heridos. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora