Observe como mi amada movía su cola encantada por mis suaves caricias en su cabeza, realmente estaba aburrida y deseaba marcharme en lugar de permanecer como una estatua alado del tatuado y su amigo. Había intentado huir del emotivo reencuentro al que claramente no pertenezco, pero el firme agarre de Daniel en mi cintura me lo impidió, al parecer quiere que permanezca a su lado mientras conversa con Demian, de quien sabe que. Simplemente oí cuando su amigo menciono algo sobre que también estaría en la casa del Alfa, de alguna forma nuestros viajes habían coincidido. Pero para ser sincera no es algo que me interese demasiado... Aunque si Daniel esta feliz, supongo que esta bien.
—¿Y... hace cuanto tiempo se conocen? -Pregunté al notar que ambos me observaban, cosa que me incomodo bastante.
—No lo sé, quizá unos -El amigo del tatuado comenzó a a contar con los dedos, haciendo cuentas mentales- ¿2 siglos... Tal vez? -Pronuncio no muy seguro. Sonreí y asentí varias veces.
—Espera ¿¡Que!? -Pregunte completamente exaltada, mi sonrisa se había transformado en una extraña mueca debido a la sorpresa- ¡¿2 siglos?! -Mire a Daniel el cual asintió algo confundido por mi reacción- ¿¡Tienes mas de 200 años!? -Volvió a asentir mientras una sonrisa se dibujada en el rostro de ambos. En ningún momento pregunté por su edad, es obvio que es mayor que yo pero jamás creí que fuesen siglos. A penas parece de 22 estúpidos años, no lo puedo creer, mi mate es un anciano.
»»»»»:«««««
Finalmente era la hora de la cena, lo que significaba que faltaba pocas horas para que el día finalice. Estar en este sitio es realmente agotador, no puedo creer que Daniel este tan tranquilo. La mujer de la cual ni siquiera me moleste en recordar su nombre continuaba con, lo que supongo es, un muy descarado intento de coqueteo que me generan ganas de arrancarme los ojos... Casi que prefiero volver a estar de pie junto al de extraño color mientras conversa con su amigo verde oscuro, por al menos una hora. Cualquier cosa es mejor que verla pasearse con un muy exagerado movimiento de caderas, tocando cada que tiene oportunidad al idiota de Daniel.
Mientras todos conversaban animadamente sobre temas que no me moleste en comprender, comencé a perderme en mis pensamientos en un intento por no sucumbir ante el aburrimiento. Aunque no era la única que se sentía de esta forma, con solo observar una vez logre percatarme de como la mujer con la que discutí en la fiesta, la cual aun no entiendo si es o no es mate del alfa de esta manada, se encuentra igual de aburrida que yo.
A un lado de mis pies se encontraba mi amada, terminando su cena lentamente. Sonreí al recordar lo pequeña que solía ser hace mas de 10 años, fruncí un poco mi ceño al darme cuenta de algo extraño, el recuerdo de Pelusa esta desde siempre. Sin importar que tan atrás vaya en mi memoria, ahí esta ella, mucho mas pequeña, pero siempre a mi lado. Teniendo eso en mente, significaría que por lo menos tendrá unos 15 años, pero en su pelaje no puede verse ni un cabello blanco, como debería de ocurrir, sino que es completamente negro.
Al pensar en aquello termine por recordar la edad de Daniel, ahora se me hacia sumamente extraño saber que aunque aparente un máximo de 25 años, él en realidad ya vivió unos 2 siglos, mientras que por mi parte recién estoy comenzando mi vida. Mi mate es un-
—Pedófilo -Me interrumpió Keira causando que se me escape una risa de mis labios- Solo piénsalo, apenas cumpliste 18 años, a su lado eres una cachorra que intenta abrir sus ojos por primera vez.
Volví a reír por lo bajo a la vez que negaba suavemente con mi cabeza, mordiéndome suavemente el labio. Al percatarme de que las voces de la habitación habían cesado levante mi mirada, encontrándome con todos observándome extrañados, a excepción del de extraño color, el cual me sonreía. Termine por devolverle la sonrisa algo nerviosa, otra vez volví a reírme por las ocurrencias de Keira, tal y como ocurrió en la fiesta. Mi loba solo causaba que me tomen por loca.

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Ojos rojos
Kurt AdamEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...