Un gran escalofrío recorrió mi cuerpo, eliminando a su paso cualquier signo de cansancio de mi sistema. Abrí mis ojos de par en par al sentir como si algo me arrancase el alma de un solo movimiento. Mi vista se encontraba algo borrosa pero pude distinguir como Pelu me observaba fijamente con sus brillantes ojos amarillos, los cuales se encontraban inundados por su esencia, misma que brillaba mas de lo usual. En su cuerpo se encontraban algunos extraños garabatos los cuales también parecían estar formados por su color.
Voltee, notando como los arbóreos se encontraban en el suelo, inconscientes. Sonreí de lado y sin mas comencé a correr junto a mi amada hacia donde debía encontrarse Daniel. A medida que nos acercábamos mas arbóreos fueron apareciendo, los cuales como era de esperarse intentaron atacarnos.
Avance a través de ellos esquivando todos los golpes que fueron lanzando y una vez estaba lo suficientemente cerca de sus cuerpos les proporcione un golpe en sus cabezas. Las palmas de mis manos ardían, tal y como ocurrió con Erick al momento en el que logre que regresase a la normalidad, si mis cálculos son correctos los arbóreos volverían a ser los mismos de siempre... O en el peor de los casos tendré que darles otro golpe.
Finalmente estaba frente al área de batalla, le hice una seña a Pelu para que se mantuviera quieta y sin mas subí hacia una de las ramas de los arboles, para lograr tener un mayor entendimiento de lo que ocurría. Silbé y ambas comenzamos a avanzar, con rapidez pise una de las ramas que estaba delante mío y me propulse con fuerza hacia delante, saliendo de la seguridad de los arboles.
Sostuve con fuerza la flecha, que anteriormente le arrebate a uno de los arbóreos, y luego de apuntar a mi objetivo la solté. Caí al suelo y levante mi cabeza, notando como efectivamente había dado en el blanco, exactamente el lobo que se acercaba a Lukas. Mi amada corrió hacia el anaranjado y simplemente me limite a copiar su acción para llegar al beta.
—Es bueno ver que estas bien Eros -Mencione una vez estuve a su lado. Pelusa gruñía feroz a todo aquel que se nos acercara con intenciones de atacar. Todo era un caos- ¿Dónde esta Noah? -Pregunte luego de saltar por encima de un lobo que no reconocía, clavando en el proceso una flecha en su nuca. Antes de que tan siquiera pueda responderme un lobo marrón de cuello blanco apareció frente a mi, abalanzándose contra algún enemigo que intentaba atacar a mi amada- Oh, ahí esta -Sonreí ampliamente al ver como la sangre escurría por el hocico del turquesa. Venció a su rival- ¿Alguno vio a mi mate? -Pregunte algo confundida al no poder ver su extraña tonalidad por ningún sitio, aunque he de admitir que el ver las esencias era algo complicado puesto que había demasiados seres a mi alrededor.
Mi pequeño discípulo asintió y me ordeno que subiese a su lomo. Obedecí sin siquiera dudar. Una vez estuve sobre él comenzó a correr a través de la zona de lucha, esquivando ágilmente todo ataque que no fuese para nosotros, mientras que yo disparaba flechas a diestra y siniestra intentando eliminar a la mayor cantidad de enemigos que pudiese. Pelu rodeaba el peligro manteniéndose alejada de nosotros pero aun así permaneciendo lista para atacar en caso de ser necesario.
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Junto a mi amada subimos las escaleras a toda velocidad, siguiendo la esencia de Daniel. No entendía la razón pero al parecer mi mate se encontraba dentro de nuestro hogar y a medida que su color se hacia mas fuerte las opciones se reducían. Esta en nuestra habitación. De una fuerte patada logre abrir la puerta, apunte con la flecha en todas direcciones con intenciones de disparar a cualquier cosa que no fuese mi mate. Lentamente ingrese al cuarto, procurando que Pelu se mantuviese detrás de mi.
—¡Daniel! -Grite, al parecer mi mate estaba dentro del closet.
—Ja, en otra ocasión eso seria un buen chiste -Agrego tranquila Keira, finalmente se había dignado a aparecer, aunque en realidad puedo sentir lo ansiosa que se encuentra al no ver al tatuado.

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Ojos rojos
WerwolfEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...