—Estoy exhausta -Dije en un tono casi inaudible debido a la almohada que evitaba que mis voz saliese correctamente. A mi lado se encontraba Pelusa, la cual al igual que yo, había corrido hasta la cama una vez logramos visualizarla. Finalmente habíamos regresado a nuestra manada, donde por fin podría darle aquella pócima a Erick.
—Pero si ambas durmieron en el auto -Pronuncio Daniel entre risas una vez estuvo a un lado nuestro. Ambas soltamos un extraño quejido, o quizá, aullido en respuesta- Oye, Emma... O debería llamarte Luna de la manada del Sur -Levante el rostro con un gesto de confusión ¿Ahora que mosca le pico?- Oh, no me mires así. Después de todo esa fue la forma en la que te llamaste en la manada del Oeste -Me sonrió burlesco.
—No molestes, Lobito -Suspire volviendo a colocar mi cara en la almohada- Sabes perfectamente la razón por la que lo hice... Fue por un bien mayor -Gire y abrace a mi amada, la cual lamio mi mejilla en respuesta- No vomitarle en la cara.
—Es demasiado tarde para lamentarse mi querida Luna -Sentí como sus dedos comenzaban a acariciar mis cabellos- No me molestaría llamarte de esta forma -Sus caricias se detuvieron. Gire mi cabeza en su dirección para sentir el tacto de sus labios en mi frente- Voy a finalizar con los papeles que me faltan, nos vemos luego -Me sonrió y rápidamente salió de la habitación, dejándome con la palabra en la boca.
Con algo de pereza me aleje de la comodidad de la cama, siendo seguida por una somnolienta Pelusa. Aunque ambas estemos cansadas todavía teníamos cosas por hacer, me coloque la mochila en la espalda y caminamos hacia el hospital, donde mi querido amigo Arbóreo se encontraba. Con cuidado de no ser vista y con mi amada preparada para cualquier tipo de distracción logre adentrarme en la habitación donde Erick se encontraba recostado, este al verme sonrió y levanto su mano para saludarme, sin importarle el dolor que posiblemente sentía en esta al realizar esa acción.
—¿Me extrañaste? -Susurre divertida una vez estuve a su lado. Este simplemente se limito a rodear sus ojos- Adivina que conseguí -Le sonreí mientras colocaba la mochila en mis piernas y la abría lentamente.
—¿Comida con mejor sabor? -Pregunto con una sonrisa en sus labios- Digamos que la de este sitio no es la mejor que probé en mi vida -Hizo una mueca de asco causando que suelte una pequeña risa.
—No, lo siento, no es comida -Sonreí mientras sacaba la toalla donde estaba envuelta aquella pócima- Pero, creo que te gustara de todos modos -Bajo la atenta y curiosa mirada del verde agua comencé a desenvolver el recipiente. Una vez lo vio abrió sus ojos sorprendido- Si... Cuando Daniel salió de la cabaña logre conversar a solas con la bruja, le pedí que me hiciese esto para ti, para que tus heridas sanasen mas rápido.
—Emma... -Susurro colocando una mano en mi mejilla. Nuestras vistas se conectaron y logre notar como tenia pequeñas lagrimas formándose en sus ojos- Gracias, realmente te lo agradezco -Sin mas quite el corcho del pequeño frasco y lo acerque hasta sus labios. Este lo bebió rápidamente.
—Gracias a que tenia los ingredientes necesarios también pudo crear esta loción -Le mostré el segundo recipiente en el lograba apreciarse su espeso contenido- Dijo que con lo que bebiste era suficiente pero que esto también podría ayudar... O podemos guardarlo para otra ocasión -Solté una pequeña risa mientras me acercaba a darle el abrazo que tanto parecía necesitar. Pronto estarás mejor... Pronto mejoraras y podremos hacer una carrera por los arboles, a la cual obviamente ganare.
—No estés muy segura enana -Dijo entre risas una vez nos separamos, luego de contarle un leve resumen de lo que ocurrió en la otra manada, comenzó a mover sus extremidades en diversas direcciones- Creo que ya esta surgiendo efecto... Casi no arde al moverme -Me sonrió mientras movía su brazo. Antes de que pudiese contestarle logre oír como Pelu ladraba. Rápidamente nos despedimos y luego de revisar cuidadosamente de no ser vista por nadie salte a la rama del árbol.

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Ojos rojos
WerewolfEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...