Abrí mis ojos lentamente y me senté. Me estire causando que mis huesos suenen... Esta cama estaba matándome. Hoy tal vez pueda caminar libremente, con esa idea en mente me levante y comencé mi pequeña rutina. Flexiones de brazo, abdominales, entre otras cosas para no perder la fuerza y no volverme loca. Este lugar era aburrido, demasiado. Al terminar mi rutina de ejercicios me senté en el suelo y me observe, daba asco, otro día sin bañarme y ademas sudando por los ejercicios pero nada podía hacer. En este lugar no había duchas, ni siquiera había un baño propiamente dicho. Un inodoro asqueroso con una pared que con suerte llegaba hasta tu estomago para evitar que los demás te vean en plena... acción. Ni siquiera podía ser considerado baño.
Estaba descalza, la ultima vez que vi mis zapatillas fue en la noche de mi cumpleaños... Hace poco me percate de que la ropa que tenia puesta ni siquiera era mía. Y lo siento pero no pienso cambiarme hasta estar limpia.Luego de lo que supongo fueron horas una extraña sensación me invadió, similar a la que sentí el día de la muerte de mis padres y también a la que ocurrió hace un par de días, cuando casi matan a mi amada ¿Algo malo ocurriría?
Seguí con esta sensación de algo extraño, diferente, en el ambiente por el resto de la mañana.—Traje tu comí... ¿Estas bien? -Preguntó Lukas al ver mi expresión-
—¿Esta todo bien fuera? -Me levante y me acerque, casi corriendo, a los barrotes
—Si... ¿Por que? -Retrocedió dos pasos
—¿Cuando llega tu jefe? -Ignore su pregunta
—No lo se, no tardara en llegar... ¿Realmente estas bien? -Apoyo la bolsa en el suelo
—No... -Me miro preocupado- Algo... algo va a pasar, no puedo explicarlo pero de alguna manera puedo sentirlo -Apunte con mi dedo indice hacia el techo y comencé a hacer círculos con mi mano- Es extraño pero-
Antes de que pudiese continuar hablando una fuerte explosión me interrumpió, ambos nos miramos aterrados, gritos comenzaron a escucharse desde fuera. Corrí hacia la ventana para observar lo que ocurría. Lobos, había lobos atacando a las personas y otros luchando entre sí, era extraño pero parecía que dos manadas habían decidido iniciar una batalla en este lugar. Voltee a mirar a Lukas, estaba preocupada, al voltear vi que había abierto la celda y corría en mi dirección, agarro mi brazo y antes de que pudiese arrastrarme con él fuera de este lugar alcance a agarra mi mochila. La observó pero no pregunto nada.
—Tienes que ir al refugio -Dijo mas para él que para mi.
—¿Refugio? -Pregunte mientras corríamos- ¿Que esta pasando?
—Rogues... -Dijo jalando aun mas de mi brazo para que me apresure ¿Que se supone que es eso?
Caminamos por varios pasillos, yo seguía agarrando mi mochila con fuerza para que no se caiga. Por fin logramos salir de ese lugar y quizá hubiera preferido quedarme segura tras esos barrotes... Era una autentica masacre, lobos contra lobos, humanos contra lobos, personas corriendo y gritando hacia una misma dirección, sangre por todas partes. Pero aunque toda esta muerte estaba ocurriendo frente a mi yo solo pensaba en una cosa ¿Donde estaba Pelusa? Comencé a rogar mentalmente a mis padres solo para que la protegieran. Continuamos corriendo hasta que de pronto ambos caímos al suelo, un lobo se había abalanzado sobre nosotros.
—¡Sigue a todas esas mujeres! -Me grito mientras agarraba al lobo para que no me atacase-
De pronto el extraño color se hizo presente, lo busque con la mirada pero no lo vi por ninguna parte, comencé a correr y silbe dos veces como un ''pájaro'' para que ella supiese que estoy bien. Observe su color amarillo corriendo en mi dirección, esquivaba a todo lobo que se le cruzara, era rápida y ágil, tengo que admitirlo. Una vez juntas comenzamos a correr hacia donde iban las mujeres con los niños.
Estúpidamente tropecé y caí a suelo, vi como ella se ponía delante mio mientras gruñía al gigantesco lobo que se nos acercaba. Este seria el fin de ambas...
El lobo saltó hacia nosotras pero un lobo blanco, mas grande que él, desvió su ataque y termino por arrancarle la cabeza de un par de mordiscos. Volteo a verme, parecía enojado, solo le sonreí. Él también emanaba ese extraño color de su cuerpo, quizá es mas común de lo que imaginaba y el tatuado no es especial en nada. Rápidamente recordé que ya había visto a este lobo antes, o eso creo. Parece ser el mismo de la cueva—Gracias de nuevo... -Me levante y comenzamos a correr
Continuamos corriendo mientras esquivábamos ataques de esos animales, observe como una mujer entraba una especie de casa y cerraba la puerta, supuse que ahí debía de ser el refugio que menciono antes el anaranjado. Le ordene a Pelu que se adelantara y así lo hizo, una vez que llegue intente abrir la puerta, pero estaba cerrada, volví a intentar pero nada.
—¡Maldición! -Volví a golpear la puerta
Mire hacia atrás y la lucha continuaba, no parecía que fuera a acabar pronto. Intercambiamos miradas y ambas ya sabíamos lo que la otra pensaba, comenzamos a correr hacia el bosque, quizá y hasta puedo escapar de esta locura. Comencé a seguirla, al parecer, ella ya había recorrido el lugar y ya sabia hacia donde ir. Antes de que comenzáramos a correr lejos de este lugar logre escuchar un llanto. Frene de golpe y voltee rápidamente. Ese llanto era de un niño, estaba asustado y solo... Me quite mi mochila y se la entregue a mi única familia. Le dije que se escondiera y que no salga hasta que yo le diga. Parecía no querer irse, sabia lo que estaba por hacer.
—No te preocupes por mi -la acaricie- Todo va a estar bien...
Comencé a correr en dirección al llanto, parecía ser la única que lo escuchaba, los demás lobos estaban muy ocupados matándose entre si... Solo lobos. Que extraño ¿Donde están todas las personas?
Continué corriendo hasta que visualice a tres niños, el mas grande que aparentaba tener unos 8 años tenia una rama en sus brazos, para defenderse a él y a los otros dos niños de quizá 5 y 4 años de los demás lobos. Estaban siendo rodeados lentamente. Corrí lo mas rápido que pude hacia ellos, sin importarme estar atravesando literalmente el medio de este campo de batalla.
—¡Cuidado! -Grite al ver a un lobo correr en su dirección, la mayoría me observo- ¡No! -Volví a gritar, pero con la voz deformada mientras que mi cuerpo comenzaba a doler
En menos de un parpadeo ya me encontraba encima de aquel asqueroso lobo que intento atacar a aquellos niños indefensos. Al mirar mis brazos estaban cubiertos de pelo negro, como aquella vez. Hice lo que sentí que debía hacer, lo que de alguna forma deseaba, de un mordisco le arranque la cabeza, observe a los niños, parecían asustados, no los culpo yo también lo estaría. Salte por encima de ellos y ataque al otro lobo que intento atacarlos. Lo siento, pero nadie los lastimara mientras yo este presente. La sangre en mi boca causo de alguna manera una satisfacción que nunca había sentido antes, solté de forma involuntaria un gran gruñido. Este olor y el terror en los ojos de los demás lobos me encantaba.
—¡Estúpida! ¡Nos descubrieron! -Gritó enojada en mi mente
Guié a los niños contra una pared y me puse delante, comencé a gruñir a los lobos que se acercaban para atacarnos, antes de que me diese cuenta ya había despedazado a mas de 5.
Un aullido se escucho y parte de los lobos de fueron corriendo hacia el bosque. Los niños se subieron a mi lomo, no los dejaría en ese lugar con esos lobos, corrí con cuidado de que no se cayeran y fui hasta donde había dejado a mi amada.—¡Hey! -Grito una voz conocida para mi, Lukas- ¡Niños!
Los tres se bajaron y fueron en dirección del anaranjado, comencé a retroceder lentamente, ahora debía reunirme con ella para poder irnos de este lugar. Comencé a correr por el bosque en busca de alguna señal de su color. Sentí pasos detrás de mi y al voltear la cabeza pude observar al lobo blanco de ojos celeste tratando de acercarse a mi. Comencé a disminuir la velocidad
—¿Que haces? -Preguntó confundida- ¡¿Por que te detienes?! Por el amor de la diosa ¡Corre!
Demasiado tarde, el lobo ya estaba a mi lado, desprendiendo ese extraño color con mas intensidad.
—¡Yo me voy, no puedo creer que me ignores y seas tan idiota! -Desapareció por completo
—Mía... Por fi -Otra voz completamente diferente a la de siempre sonó en mi mente pero desapareció de golpe.

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Ojos rojos
LobisomemEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...