#57

900 95 25
                                    

Ya habían pasado cuatro días desde que Erick se marcho junto con el resto de arbóreos y al menos unos diez lobos. Aun no llegan noticias y la preocupación esta aumentando realmente rápido ¿Cuánto mas tardaran? ¿Están bien? ¿Fueron capturados?, miles de preguntas surgían en mi mente, mas ninguna era respondida. Solo estaba preocupándome mas de lo debido.

—¿Así se siente una madre esperando a que su hijo regrese de su primera fiesta? -Observe a mi amada, la cual se encontraba sentada frente a mi- Tienes razón... Tengo que distraer mi mente -Susurre asintiendo ante aquella solución. Hablar con ella me resultaba muy terapéutico. 

Me puse de pie y me adentre a la habitación, en busca de algo que hacer, Pelusa ya había recibido su baño por lo que ella quedaba descartada. Luego de echar un rápido vistazo silbe y una vez Pelu estuvo a mi lado caminamos hacia el pasillo, dispuestas a encontrar el cuarto donde se encontraban todos los artículos de limpieza. 

Cuando finalmente tuve en mis manos escoba, recogedor de basura y aspiradora volvimos a subir las escaleras. Mi amada se dirigió nuevamente hacia el balcón, mientras que por mi parte coloque algo de música, para romper con el abrumador silencio, y  sin mas comencé a barrer la habitación que compartía con Daniel. Esto les ahorraría tiempo a las mujeres que se encargan de la limpieza y me mantendría ocupada, dos pájaros de un tiro.   

Al acercarme hacia el ventanal observe como Pelusa se movía contra el suelo del balcón, quedando con su panza hacia arriba, recibiendo así los rayos de sol en su vientre. Solté una pequeña risa al notar su extraña posición, pero continué con mi tarea. Una vez subí los escalones para llegar donde se encontraba la cama comencé a barrer alrededor de esta, para luego meter la escoba por debajo, para eliminar la suciedad en su totalidad.

Al oír un extraño sonido metálico deslizándose detuve todos mis movimientos. Me puse de rodillas y suspire ¿Ahora que rompí?. Una vez mi rostro estuvo junto al suelo observe al único objeto debajo de la cama, por ende el causante de aquel ruido, estire mi mano hasta alcanzarlo para luego sentarme e inspeccionar mi descubrimiento. 

—Para el futuro... -Pronuncie en un susurro lo que estaba escrito en la tapa de aquella caja metálica. Abrí mis ojos sorprendida y rápidamente me apresure a abrirla- Idiota, ¡¿Como pudiste olvidar esto?!  -Me regañe a mi misma, después de todo, aquel objeto metálico era, ni mas ni menos, que la capsula del tiempo que desenterré en Noggwa. Misma que había hecho junto a mis padres hace diez años. 

Con un ligero temblor en mis manos comencé a observar el contenido, tomándome el tiempo necesario para examinarlos con sumo cuidado. Opte por comenzar a leer las cartas, eran un total de cuatro sobres, en los cuales estaban trazados nuestros nombres, habíamos escrito una cada uno y para finalizar armamos otra todos juntos. 

Observe a mi amada, la cual estaba acercándose rápidamente al notar que de alguna forma la necesitaba. Al ver la caja metalizada comenzó a mover su cola, por lo que una vez estuvo a mi lado comencé a leer las palabras de la pequeña Emma.

A la Emma del futuro: Hola, soy yo, Emma y hoy cumplí 8 años... -Pronuncie en alto para que Pelusa escuchase- Mama y papa tuvieron la idea de armar esta capsula del tiempo para que los nosotros del futuro la encuentren. No entiendo por que estoy haciendo esto, pero es divertido. -Solté una pequeña risa, era difícil comprender la horrorosa caligrafía que mi yo del pasado utilizaba, sin mencionar las faltas de ortografía-  ¿Seguimos viviendo en la misma casa? ¿Pelusa sigue creciendo? ¿Ya conocimos la nieve? ¿Los niños dejaron de ser malos? ¿Tienes novio? ¿Seguimos odiando a los bebes? ¿Quieres un bebe? -Solté una carcajada ante aquellas preguntas que solo una niña haría- El doctor dijo que solo debía ocurrir con las personas pero ¿Por qué todo tiene un color? ¿Dejaremos de tener pesadillas? ¿Sigues soñando con ser quemada? ¿Lograste ver el color del malo?...  -Fruncí mi ceño, al parecer aquellas pesadillas me persiguen desde antes de lo que imaginaba- Ya creo que son muchas preguntas, espero que puedas responderlas. ¡No olvides decirle a mama y papa que los amas! ¡Prometimos que lo haríamos siempre! ¡No olvides los abrazos!.

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora