#71

721 70 3
                                    

Nuestro viaje había iniciado y los días fueron pasando, estos básicamente se resumían en saltar sobre distintos arboles durante kilómetros, utilizar Recortes para lograr reducir la distancia que debíamos recorrer y tomar descansos de varios minutos para almorzar y darnos un respiro. Atravesamos varias zonas boscosas que según menciono Erick, habían sido curadas por ellos mismos cuando buscaban pistas sobre el paradero de Felisa. Al parecer aun no cruzamos ni la mitad de estos, por lo que no es de extrañar el tiempo que demoraron en regresar.

Si bien mis lentillas están en mi mochila, realmente no las utilice desde que abandonamos la tribu. Después de todo, todos poseemos unas mascaras hechas con hojas y flores, estas fueron creadas por nosotros mismos y varían en formas, colores y tamaños, ninguna es igual a otra, por lo que no hay necesidad de ocultar el color de mis ojos. Aunque aun así utilice varios pétalos color magenta para, de alguna forma, lograr camuflar el color de mi iris. 

Luego del segundo día de nuestra partida cualquiera podría confundirme con un arbóreo, después de todo actualmente nuestras prendas son iguales, conformadas casi en su totalidad por hojas. De esta manera no solo es mas fácil el camuflarse de posibles peligros sino que además evita que mis ultimas prendas se ensucien.      

Erick salto hacia el suelo y sin mas todos le seguimos, frente a nosotros un pequeño sector del bosque estaba siendo consumido por las llamas. Rápidamente nos acercamos y comenzamos a apagarlo para evitar que se extienda, por fortuna llegamos a tiempo, por lo que en pocos minutos el fuego había desaparecido, sin haber causado un gran daño. De igual forma todos los presentes rodeamos el área afectada y comenzamos con el ritual de Recuperación, cualquier anomalía en el bosque afectara a los poderes de los arbóreos, por lo que es mejor ser precavidos y reparar todo el daño causado. Esto hará una gran diferencia en el futuro.     

—Aquellos que queden fuera de la ronda acérquense -Exclamaron justo detrás de mi, logrando llamar la atención de todos los que nos encontrábamos en esa situación- Intentaremos realizar el ritual de forma rápida para no desperdiciar tiempo valioso -Pronunció una vez nos acercamos- Los rodearemos, tomándonos de las manos, mientras recitamos el conjuro al unísono... ¿Entendido?

Asentimos y nos colocamos detrás de aquellos arbóreos que harían el ritual de manera correcta, con sus movimientos correspondientes, y una vez todos estuvimos en nuestras posiciones extendimos nuestros brazos para lograr sostener la mano del que teníamos a nuestro lado. Observe por ultima vez a mi amada y cerré mis ojos. 

—Ti, que tas tentad erir, sim podhar saltir. Us gardanes saniran, toda il mar que causiras -Tal y como imagine que ocurriría el ardor en mis palmas comenzó, recorriendo parte de mis brazos- Com mis ferza cracerá tus inlenjos mortirán...-Sin abrir mis ojos ni tampoco soltar las manos de mis compañeros continué recitando, junto al resto de arboreos, las palabras de recuperación- Uma viz lagre sanir il busqua te incuntrera... Y tade al dali pagiras.  

»»»»»:«««««  

—¡No bajen la guardia... Estamos cerca! -Grito Erick para que todos lográsemos escucharlo.

Fije mi vista al frente, intentando percibir algo a la distancia, pero simplemente no había ningún sonido que no perteneciese a la naturaleza, ni siquiera nuestros saltos lograban romper la calmada sinfonía del bosque.

Los eternos minutos pasaron y nuestros movimientos fueron alentándose en busca de no generar ningún tipo de sonido, teníamos que tener cuidado, después de todo los licántropos tienen una audición perfecta y aunque existen posibilidades de que Connor se encuentre aquí y en realidad sea un cambia formas, eso no quita el hecho de que su oído sea bueno. Desvié mi mirada hacia Pelu, la cual corría justo debajo de mi para mantenernos en la vista de la otra. Solté un pequeño suspiro al notar lo cansada que estaba, al verla así me arrepiento de haberla traído conmigo, pero ese sentimiento desaparece al recordar de quien estoy hablando; Pelusa, mi compañera y hermana, misma que siempre permanece a mi lado, dispuesta a dar la vida por mi si es necesario. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora