Ojos rojos

#79

El sol comenzó a salir y mis ojos aun permanecían abiertos, me fue imposible dormir. Si bien me hubiese encantado descansar, aunque sea un poco, mi mente se mantuvo en un constante estado de alerta, eliminando el sueño de mi sistema. Todo por culpa del ultimo recuerdo que llego a mi mente, mismo que causo que Keira vuelva a desconfiar de Daniel... Aunque tampoco puedo culparla, después de todo ni siquiera fui capaz de encontrar una solución a este nuevo problema y soy consiente de que ni aunque vuelva a desvelarme otras tres noches podre conseguir una respuesta.  

Las horas continuaron pasando hasta que finalmente el cuerpo del dueño de mis dudas comenzó a moverse a mi lado, despertándose. Su ceño se frunció levemente por culpa del sol que entraba por la puerta de cristal del balcón, al percatarme de que comenzaba a abrir sus ojos cerré los míos, pretendiendo que aun me encontraba durmiendo, como si realmente hubiera podido hacerlo. Mis sentidos se agudizaron y logre percibir como su cuerpo se movía, posiblemente estirando sus extremidades, después de todo se mantuvo en la misma posición durante la noche.

Sin mas volvió a abrazarme y a cubrirme con las mantas, las cuales se habían movido levemente. Con sumo cuidado comenzó a pasar uno de sus dedos por mi rostro, apartando los cabellos que se habían descolocado, una vez estuvieron posicionados detrás de mi oreja deposito un suave beso en mi frente.

—No dejes que te toque -Pronuncio entre gruñidos.

—Cállate -Solté sin mas. Detrás de mi comencé a sentir como el cuerpo de Pelusa se movía. 

—Shhh... Buenos días Pelusa -Susurro Daniel. Un repetido golpeteo en mi espalda comenzó, siendo posiblemente, la cola de mi amada al moverse de un lado a otro- ¿Tienes hambre? -Pregunto en el mismo tono de voz que antes- Ahora voy a prepararnos algo... Solo déjame estar así un poco mas -Se acerco mas a mi cuerpo y colocando una mano en mi cintura comenzó a mover su pulgar levemente. Acción que enfurecía a mi loba y a su vez causaba un caos en mi mente al no saber como sentirme al respecto. 

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—Voy a extrañarte... -Susurro al terminar de ayudarme a llevar mis cosas cerca de la habitación de Noah, desde ahora todos en la casa debían permanecer lejos de este sector. Por seguridad. Si bien el plan inicial era cambiar de habitación al atardecer opte por hacerlo lo antes posible para que, de esta forma, Keira dejase de torturarme con sus constantes insistencias para largarnos de la manada. Esto la mantendrá tranquila por el momento. 

—Solo serán un par de días -Pronuncie con una pequeña sonrisa, con mi mano libre le proporcione suaves caricias a la cabeza de mi amada- Luego podremos recuperar el tiempo perdido -Repetí las mismas palabras que le dije ayer intentando sonar lo mas natural que me fuese posible. 

—Antes muerta -Se apresuro a decir- No debemos confiar e-

—Este no es el momento -La interrumpí, no necesitaba oír lo que repitió toda la noche.  

Sin mas me acerque al cuerpo de mi mate y lo abrace, deposite un rápido beso en sus labios y me aleje con mis cosas hacia la habitación del turquesa. Podre utilizar estos días lejos de mi mate para pensar y aclarar mis ideas, necesito hablar con alguien sobre esto, necesito saber que fue exactamente lo que ocurrió en mi pasado para saber que debo hacer en el futuro. La única persona que, quizá, pueda responder mis preguntas es Felisa, la cual para mi fortuna regresa hoy junto al resto de arbóreos. 

A medida que me acercaba a la habitación de mi amigo note una segunda esencia en el pasillo, las imágenes de lo que ocurrió la vez pasada volvieron a mi mente provocando que mis pasos, junto a los de Pelu, se aceleraran por miedo a lo que podría estar pasando. Lukas se encontraba con la bandeja del desayuno de Noah, golpeando la puerta para que este lo dejase entrar.