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Saltando entre las ramas note como Fel se detenía en la linea de llegada. Me había ganado por pocos metros.
—Felicidades pequeña, lograste vencer a tu maestra -Me arrodille ante ella con una gran sonrisa en mis labios y baje mi mirada hacia el suelo.
—Ya, deja de bromear -Sin dejar de reír golpeo mi cabeza con una rama- Es hora de regresar ¿verdad? -Pregunto observando el sol. Asentí.
Juntas comenzamos a dirigirnos hacia el pueblo siendo capaces de notar a la distancia como una persona caminaba tranquilamente por el bosque, en la misma dirección que nosotras. Bajamos del árbol, con cuidado de no hacer demasiado ruido y lentamente nos acercamos hacia él.
—Hermanas, buenas tardes -Pronuncio volteando en nuestra dirección- ¿De casualidad Uanoha esta muy lejos? -Pregunto una vez estuvimos a su lado. En su mano derecha poseía un libro y unas telas blancas y negras.
—Estamos muy cerca -Conteste con una pequeña sonrisa en mis labios- Estamos dirigiéndonos hacia allí... ¿Quiere unirse a nosotras?
—Que dios las bendiga -Contesto caminando a nuestro lado, su blanca túnica apenas rozaba el césped.
Afortunadamente llegamos a nuestro destino y nos despedimos. Todo el camino fue silencioso puesto que ninguna tenia idea de que debía decir. A la distancia observe como lo que parecía ser el nuevo sacerdote del pueblo caminaba hacia la iglesia, con sus prendas en mano y su brillante túnica, saludando a todo aquel que se le cruzase, dejando su rastro tras su paso.
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Abrí mis ojos, algo confundida y parpadee repetidas veces al no ver mas que oscuridad. Completamente asustada me senté y gire mi cabeza en todas direcciones, intentando lograr entender lo que sucedía.
—¿¡Estoy ciega!? -Pronuncie en un estado total de pánico. Lo que me faltaba ¿Cómo se supone que evite que me maten si no puedo ver?. Estire mis brazos intentando tocar algo que me ayudase a descifrar mi paradero- ¡¿Qué mierda es eso?! -Pregunte aterrorizada luego de que la punta de mis dedos sintieran algo caliente y húmedo. Una sonora carcajada a un lado de mi causo que pegase un salto en el lugar.
—¿Ciega? ¿En serio? -Pregunto burlón lo que no tarde en distinguir como la voz de Erick- ¿Siquiera tocaste tus ojos? -Continuo riendo. Sin comprender sus palabras dirigí mis manos a mi rostro, encontrándome con lo que supuse eran unas hojas envolviendo mis ojos- Deserme -Pronuncio sin dejar de reír. Lentamente su creación comenzó a deshacerse y finalmente mis pupilas recibieron luz de la habitación, demasiada para mi gusto.
—Idiota, no fue divertido -Pronuncie una vez logre acostumbrarme a la luz del lugar- ¡Casi me matas del susto! -Grite intentando golpearlo pero logro esquivarlo.
—''Estoy ciega'' -Me imito para luego continuar riendo- ¿Qué tipo de psicópata no se frota los ojos al despertar, o al menos no lo hace al no ver nada?
—¿Eres idiota o algo así? -Pregunto divertida por la situación.
—¿Tu también Keira? -Suspire. Volví a observar a mi alrededor, esta vez siendo capaz de reconocer la habitación del hospital de la manada- ¿Por que estas aquí? Van a matarte... Espera ¿Por que yo estoy aquí? -Fruncí mi ceño completamente confundida- ¿Dónde esta Pelusa? ¿Dónde esta Daniel? ¡Noah! -Comencé a pronunciar rápidamente, apoyando mis pies en el suelo.
—¡Emma, espera! -Grito el verde agua al verme correr hacia la puerta. Antes de que pudiese dar un paso fuera de aquella habitación blanca, mi cuerpo choco contra alguien que al parecer tenia intenciones de entrar. Debido al impacto y a mi aparente falta de estabilidad caí al suelo.

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Ojos rojos
Manusia SerigalaEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...