#64

773 88 4
                                    

El dolor se volvió mas llevadero y mis pies dejaron de pesar como hacia unos segundos atrás, rápidamente me acerque a la pared y descolgué una de las decoraciones de esta, una katana. Gracias Demian por tener gustos tan extraños. 

Al oír mas sonidos  provenientes del exterior me apresure a desenfundar mi arma y al comprobar que estaba perfectamente afilada comencé a caminar, decidida, hacia la puerta. Sin importar el ardor que sentía en mi mano continúe, aquella herida no era lo suficientemente grande como para frenar mis movimientos o dificultar mi agarre. Detuve mi andar al notar como una rápida figura marrón se acercaba a toda velocidad hacia nosotras, Pelusa me imito y juntas logramos apreciar como un gran lobo atravesaba la ventana, aterrizando justo en frente de nosotras. 

Al vernos mostro sus grandes colmillos y al comprobar que su esencia no coincidía con ningún invitado ni habitante de la manada no dude en apuntarlo con la katana, colocándome justo frente a mi amada para así defenderla. Permanecimos inmóviles, observándonos fijamente posiblemente intentando adivinar los movimientos que el otro haría para así lograr tener una ventaja. El primero que fallo fue él, atacando primero al creer que su contrincante era una simple humana. Pobre idiota. 

—Vamos -Pronuncie luego de haber acabado con mi atacante, manchando así mi arma con su sangre. 

Nos apresuramos a correr hacia fuera, tenia que encontrar a Erick antes de que intenten matarlo al confundirlo con un enemigo. Al salir finalmente pude apreciar lo que ocurría, efectivamente estaban atacando la manada de Demian, un pinchazo volvió a aparecer en mi cabeza obligándome a cerrar mis ojos con fuerza durante varios segundos, fue un poco mas fuerte que el primero pero afortunadamente el dolor desapareció gradualmente. Al sentir la nariz de Pelu contra mi pierna abrí mis ojos y le regale mi mejor sonrisa, tenemos que apresurarnos. 

—¿Podrías avisarle a Daniel que Erick esta cerca? -Pregunte, quizá de esta forma él podría evitar que maten a mi amigo- ¿Es enserio?... Bien, lo hare sin tu ayuda -Proteste al percatarme de que mi loba no respondería. Esta siendo demasiado infantil.   

Junto a mi amada comenzamos a correr entre los lobos acabando con todo aquel que se nos cruzara por el camino, asegurándonos de que pertenezca a quienes nos atacaban, la venda en mi mano junto al dolor incomodaba un poco mi labor, pero no tanto como para obligarme a detenerme. 

Mientras intentaba llegar al al sitio donde Erick fue atacado logre distinguir las esencias de Vito y Adam los cuales estaban comenzando a ser rodeados, por lo que, sin dudarlo corrí hacia ellos y salte sobre el lomo de uno de sus contrincantes, enterrando el filo de mi arma en su nuca. Ambos gemelos, los cuales poseían lobos grises, lograron percatarse de mi presencia y observaron con sus ojos heterocromáticos como atacaba a los lobos con la katana. Mi vista comenzaba a nublarse pero aun podía continuar, las tonalidades de todos estaban a mi favor.  

Luego de acabar con aquellos que teníamos cerca nos separamos, después de todo aun tenia que encontrar a mi amigo. Al ver como un verde agua era rodeado por otras esencias apresure mis pasos, le ordene a Pelu que corriese hacia el bosque, allí estará segura por el momento. Observe asombrada como rápidamente varios arboles eran ocupados por arbóreos, los cuales en menos de un parpadeo lanzaron sus flechas acabando con los que amenazaban a su amigo y compañero. 

Ignorando el creciente dolor en mi cuerpo sonreí orgullosa por el trabajo en equipo de los habitantes de la tribu y una vez estuve junto a Erick me puse en guardia, a la espera de cualquiera que se acercase a atacarnos. Aprovechando el momento de tranquilidad intente concentrarme en mi respiración, en un intento de que esta se normalice. Me sentía realmente exhausta.   

—Es bueno verte -Pronuncie sin dejar de observar al frente- ¿Qué esta pasando? -Pregunte al recordar la advertencia que mando junto al viento. Definitivamente tengo que aprender ese truco. 

Ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora